El niño perdido del millonario

Capítulo 10: Hace lo que quiere

ELIZABETH

El miedo me hizo temblar y sentí que los pies me pesaban y me quedaba fija en mi sitio, con los ojos bien abiertos y el corazón acelerado, pero gracias a Dios Luka no era yo, porque lo vi abalanzarse hacia el sujeto cual luchador, y lo tiró a un lado, haciendo que la pistola callera lejos y atrayendo la atención de varios presentes, que se escandalizaron al instante y algunos corrieron.

El tipo pegó un grito, pero Luka enseguida lo agarró de los brazos y lo inmovilizó, justo a tiempo para la llegada de algunos de los guardaespaldas, que tomaron enseguida el arma y apartaron un poco a la gente.

Hazel DeSantis, al ver todo esto, llamó a la calma y la gente se tranquilizó un poco; sin embargo, se alejaron de la zona mientras el hombre gritaba cosas en un idioma que yo era incapaz de entender, que sonaba golpeado.

Los guardaespaldas lo levantaron, y quedó a merced de Tara, cuya expresión carecía de calidez, lo que magnificó una rara belleza fría que me reafirmó en mi sitio, expresión que provocó el silencio de todos los presentes.

Detrás de ella se detuvo su prometido y el mismo Abner.

—Llévenlo a casa, y asegúrense de darle un buen trato —dijo con voz dura y sin sentimientos.

Los hombres asintieron, le taparon la boca al sujeto y lo sacaron de ahí. Luego, Tara se disculpó con los presentes e intentó que todo volviera a la normalidad tras agradecerle a un Luka que apenas sonrió.

—¿Estás bien? —murmuré al acercarme.

Sin embargo, antes de que pudiera contestar, vi a la tal Juniper llegar deprisa cerca de nosotros, acompañada de un hombre con el que compartía un parecido razonable, aunque él era castaño. Bueno, la chica era una pelirroja tintada, así que…

—¡Luka, qué bueno que estás bien! ¿Cómo supiste que ese hombre tenía un arma?

No me gustaba su voz, era muy aguda y fastidiosa, pero modulaba bien las palabras para no sonar desesperada.

—Solo lo vi —comentó Luka con suma calma y me miró—. Estoy bien, Lizzy, no te preocupes, ¿de acuerdo?

Su tenue sonrisa y aquella expresión limpia me llegaron hasta el alma por alguna razón, y estiré la mano para tomar la suya, algo que él aceptó sin más.

—Luka, me gustaría presentarte a mi hermano mayor, Fabian —espetó Juniper enseguida, y Luka me atrajo hacia él con calma—. Trabaja en la empresa familiar, papá quiere que sea su sucesor.

El tal Fabian soltó un suspiro y negó con la cabeza, aunque enseguida puso una sonrisa serena en su cara y estiró la mano hacia Luka.

—Señor Herzog, es un placer conocerlo, soy Fabian Koch. Actualmente me desempeño como Director Financiero del Conglomerado Empresarial Vie, la empresa de nuestra familia.

Lo oculté de mi expresión, pero al apenas relacionar las palabras de su hermana de que su padre lo quería como sucesor, y su cargo en la empresa, supe que eso jamás sería así, aunque no comenté nada.

—Luka Herzog, es un placer conocerlo, señor Koch. —Estrechó su mano, y al soltarla me miró—. Y esta es la señorita Jones, mi novia. —Su voz resonó ligera, pero me estremeció por segunda vez con ese mensaje.

Pude ver la sorpresa de Fabian, y también la forma en la que me miraba, sobrado; sin embargo, enseguida la suavizó y sonrió en mi dirección.

—Señorita, debo decir que usted es muy hermosa, quizá le gustaría compartir un baile conmigo más adelante.

Su tono fue un poco creído, lo que me hizo sentir incómoda, mucho más al ver la ligera ansiedad en Juniper, quizá deseando que yo fuera con su hermano para ella poder bailar con Luka; no obstante, el susodicho me apretó más, abrazando mi cintura con una mano insinuante que me estremeció un poco, sonrió y comentó:

—Lo lamento, pero Lizzy solo bailará conmigo por ahora, y yo solo bailaré con ella.

Aquellas palabras parecieron caer en los hermanos como un baldazo de agua fría, pues sus expresiones se agriaron, pero apenas tuve tiempo para verlas, pues Luka me giró y nos dirigimos a la pista de baile.

—¿Es bueno rechazar a la gente de una manera tan obvia? —inquirí por lo bajo con curiosidad.

Alrededor, la música sonaba y la gente se dividía entre cuchichear y bailar, en un esfuerzo por recuperar la normalidad del evento.

—No estoy interesado en hacer negocios con ellos, así que poco o nada me importa lo que digan o hagan.

—¿Y eso no es ser un mal empresario? —murmuré cuando nos paramos a un lado de la pista y empezamos a bailar.

—Voy a mi bola, querida Lizzy. No sé qué percepción tienes de los empresarios en general, pero yo hago lo que quiero, como quiero y cuando quiero.

Su sonrisa astuta me dejó fría unos segundos, solo movida por su insistencia, y al final me integré al baile.

¿Me había encontrado con un rarito? Quién diría que este hombre me traería más de una sorpresa más adelante.

• • •

¿Será que Fabian es como su hermana? ¿Qué les parece? Y esas declaraciones finales de Luka... Nos encontramos ante un tipo medio rarito




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