El no te ama (¿?)

Prólogo

Bienvenido a una mareante historia de intriga, giros y, por supuesto, ¡amor!

Makar

Makar echó una mirada aburrida a los presentes en la sala. A muchos de ellos, de pies a cabeza empaquetados en "Brioni" y "Ermenegildo Zegna", él los conocía personalmente. En la primera media hora, ya había conseguido saludar a todo el mundo e intercambiar las obligatorias frases de cortesía. Y sabía todo de los demás, aunque no los conociera. Aquí no había extraños.

La comunidad empresarial local no necesitaba extraños, exceptuando quizás a aquellos que querían invertir con éxito su dinero excedente, pero Yampolsky no invitaría a gente así. Él es una de esas personas a las que basta con mirarlos una vez para darse cuenta de inmediato de que no está necesitada dinero hace mucho tiempo y no lo estará en el futuro. No solo de dinero, sino de verdadero dinero. De mucho dinero.

Makar había oído más de una vez que a Arsen Yampolsky le gusta despilfarrar para deslumbrar, pero ahora podía comprobarlo por sí mismo. Podría haberse limitado a un almuerzo de negocios y una presentación, pero no. Este snob organizó un verdadero desfile de ránkings y atractivo financiero para sus socios potenciales.

Para tal ocasión, alquiló el Restaurante más pretencioso de la capital. Los socios potenciales fueron invitados con sus esposas, tal vez porque el mismo Yampolsky se casó recientemente, dicen que con una jóven casi adolescente, de no más de veinte años. Y ahora lleva consigo a todas partes no solo a su esposa, sino también a su pequeña hija.

Aunque, si la señora Yampolskaya es realmente tan joven, ¿de dónde salió la hija? Yampolsky tiene cuarenta y cinco años, pero al parecer, la joven esposa actúa sobre él como un elixir de la juventud superpotente. Arsen Pavlovich se ve elegante.

— ¡Pobre chica! Parece que se esforzó tanto por quedar embarazada de Arsen, que su conciencia no le permitió no casarse, — bromeó Alena, pero Makar sólo hizo una mueca.

No le importaban en absoluto los detalles de la vida familiar de Yampolsky, estaba mucho más interesado en los activos y los proyectos comerciales presentados. En particular, el más reciente, al que Makar Demidov esperaba incorporarse.

En aras de esto, era posible soportar tanto a la esposa de Yampolsky como a los posibles competidores en la próxima selección. Demidov no dudaba de sí mismo. Sabía que la asociación estaba prácticamente en su bolsillo, y que se encontraría con Arsen en un círculo más estrecho.

Las parcelas de tierra heredadas de su padre le daban a Demidov una probabilidad de éxito del cien por ciento, pero no veía ninguna razón para apresurar los acontecimientos. Es mejor que todo siga su curso. Es mejor que el propio Yampolsky salga con una propuesta. En las negociaciones, Makar siempre prefería estar un escalón más arriba.

¡Alena, su bienamada, ya conversaba libremente con las esposas de la élite bancaria local.  Sí, en esto Makar tuvo una suerte increíble.

Su esposa no solo es astuta y hermosa. Gracias a ella, nunca tiene que preocuparse por la impresión que los Demidov causarán en los demás en un entorno informal. Y sobre el oficial no hay nada que decir. Totalmente respetable y favorable, en esto puede confiar plenamente en ella. Es un sueño, no una esposa.

El propio Makar contaba las horas, los minutos, que le faltaban para poder irse de aquí. ¿Desde cuándo su estado de ánimo se ha vuelto inversamente proporcional al número de personas que lo rodean? Se está poniendo viejo o qué…

Makar miró a Alena, y ella, captando la mirada de su esposo, sonrió de inmediato en respuesta. Es hermosa. Los hombres le prestaban atención, y a Demidov eso lo halagaba. Ni se le ocurría celar a su esposa, él estaba tan seguro de ella como de sí mismo.

Se acercó y la tomó por la cintura como si fuera su dueño. Demidov siempre supo que solo Alena sería su esposa, se enamoró de ella en octavo grado. Ella es de una familia acomodada, como él, a diferencia de…

El encendedor se rompió en su mano y él maldijo en silencio. No es de extrañar que se prohíba a sí mismo cualquier pensamiento en la dirección prohibida.

No se puede.

Tabú.

De lo contrario, esos pensamientos instantáneamente le noquearán el cerebro, lo expulsarán del mundo real y resonarán en su interior con un vacío ensordecedor. Y entonces estallarán en una maraña de emociones desgarradoras y en un sutil, tintineante y punzante impulso de cortas corrientes de excitación que simplemente no se puede apaciguar.

Estos arrebatos incontrolables enfurecían al habitualmente tranquilo Makar Demidov. Como ahora, tan pronto lo recordó.

Entonces, ¿por qué lo hacía? En su vida todo está bien: negocios, familia. Sí, por el momento son solo dos, pero no será por mucho tiempo. Su bienamada esposa todavía está en búsqueda de sí misma, y Makar no tiene prisa, lo entiende todo perfectamente.

Él ama a Alena y siempre la ha amado, y lo que sucedió, fue algo sin importancia, temporal. Alena también estuvo casada, eso no significa nada. En cierta ocasión él tomó la decisión correcta entre una intimidad alucinante y el amor de su vida, y nunca se arrepintió...

— Mak, mira, ¿cómo eso es posible?, —la voz de su esposa sonaba indefensa e incluso patética.




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