Él no te ama (¿?)

Capítulo 6-1

Ahora tengo una tarea importante por delante: no permitirme caer en el peligroso pozo de los lloriqueos por Mak. Me convenzo decididamente de que él es un accidente en mi vida. Una corta ni siquiera "love story" sino "sex story".

Han pasado unos días y ya no puedo creer que entre nosotros hubo algo.

Debo decir que en esto Makar ayuda mucho, ni llama ni aparece. No se me ocurre sorprenderme, más bien me sorprendería si él llamara.

Pero aparece Alena, llega sin previo aviso a la Universidad.

— ¡Eva, espera!

Me doy la vuelta y veo a mi prima que viene corriendo del estacionamiento. Giro y voy hacia la parada del trolebús.

— ¡Espera!, — Alena me alcanza y me coge de la mano. — Hablemos.

— Está bien, hablemos, — doy mi acuerdo acuerdo y le pregunto: — Dime, ¿qué me mezcló en el champán Ruslan?

— ¿Lo sabes? — se sorprende, pero rápidamente se controla. — Eva, no lo sé, en serio, pero él me juró que era algo ligero, solo para levantar la adrenalina. Bueno, disculpame. ¿Quieres que Ruslan también se disculpe? ¡Teníamos buenas intenciones!, a ti te gustó Makar. Así que decidimos, si te relajabas un poco tal vez entre ustedes sucediera algo. Mak es así, no le gustan las chicas insulsas, le gustan las que tienen caracter. ¿Quién podía saber que bebería tu champán y se desmayaría?

Hasta se me abre la boca del asombro. ¿Se desmayaría? ¿Ellos piensan que entre nosotros no hubo nada, así que Makar no dijo nada? ¿Y no les contó que vino a mi casa después?

Las mejillas se sonrojan y arden. Estoy segura de que Mak no dijo nada, no para proteger mi amor propio, sino porque no tenía nada de qué enorgullecerse.

No soy el tipo de victoria de la que se enorgullecen y pregonan a cada paso. Y ciertamente no soy el trofeo más codiciado de su colección.

— Papá ya me tiene harta, — se queja Alena, — por cierto, te invitan a cenar el domingo.

Así que otra vez quiere impresionar a alguien. Pero la campaña electoral ha quedado atrás, ¿puede que sea posible evitarlo?

Por otro lado, si no fuera por los Bessonov y Alena, Makar y yo nunca nos habríamos encontrado. Así que debo estar agradecida.…

— ¿Me perdonas? ¡Bueno, no te ofendas! Si mi padre se entera, entonces estoy jodida, — no se tranquiliza Alena,y aquí llega mi turno. Nuestra reciente conversación sigue inquietándome.

— Está bien, te perdono. Si me envías una foto tuya y de tu familia donde estén en la playa o en algún parque acuático. No me importa cuando haya sido, puede ser donde eras todavía pequeña.

— Por supuesto, — Alena suspira con tanto alivio y tan claramente se alegra que incluso me resulta interesante.

Cuando miras desde afuera, parece que de verdad está preocupada, pero ¿por qué ella realmente quiere hacer las paces conmigo…

Bueno, pronto lo sabremos.

Posiblemente.

***

Alena me envía la foto el mismo día y me lleno de valor unos minutos para abrirla. Miro detenidamente la foto ampliada en la pantalla durante mucho tiempo y llamo un taxi.

 — Hola, Eva, — Natalia Georgievna me recibe personalmente en la puerta de la casa, — Petr Stanislavovich no está, se fue hace poco.

Ella, como siempre, parece insatisfecha. Seguro piensa que vine a pedir dinero. Ella siempre piensa así, aunque nunca le he pedido.

 — No vine a ver a Petr Stanislavovich, vine a verla a usted.

Natalia Georgievna aprieta los labios y luego asiente, invitándome a seguirla.

 — Está bien, vamos.

Vamos a la sala de estar. Rechazo el té y el café y luego me dirijo a la dueña de la casa.

 — No entendí de inmediato por qué usted reaccionó así a mi aparición en su casa. Lo siento, debería haberlo explicado antes.

 — ¿Qué haces, Eva?, — sus cejas, cuidadosamente dibujadas y pintadas se levantan asombradas, mientras tanto, desabrocho los botones y abro el cuello de la blusa.




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