Él no te ama (¿?)

Capítulo 10

Makar

El despertar fue agradable. Makar no había dormido tan a gusto durante mucho tiempo y ahora se sentía inusualmente descansado. No estaba atormentado por la resaca, no estaba turbado por la repugnancia, no estaba envenenado por sentimientos de culpa. No había nada de lo que había estado matando su existencia en las últimas semanas. Pero tenía a Eva.

Makar se estiró, sonriendo, porque tan pronto como recordaba a Eva, en el cerebro ocurría un cortocircuito y el impulso descendía, lo que provocaba una inminente erección matutina. Pero al virarse de lado, Mak encontró solo la sábana arrugada en lugar de Eva. Ya iba a levantarse, pero vio su bolsa con sus cosas en la esquina y cayó de nuevo sobre la almohada. No se fue a ninguna parte, solo que él durmió demasiado.

Esta noche, Makar la agotó bastante. Ella es la culpable, él le preguntó honestamente si no necesitaba un respiro. No, dijo que no estaba cansada, y pidió más, así que recibió lo que quería. De nuevo, se estiró con placer, recordando su final incomparable.

Dicen que, al construir los yates, se hace especial hincapié en el aislamiento acústico y la insonorización, lo único que le quedaba era confiar en eso. Aunque a Makar le parecía poco probable. Comparado con este yate, el edificio multipiso de Eva parecía ser un objeto súper insonorizado y con súper aislamiento acústico.

Su padre tenía un yate, pero Makar nunca organizó pruebas de eficiencia de las estructuras de absorción del ruido. Nunca se molestó mucho en guardar silencio, ni durante el proceso ni en las etapas finales. Así que no les quedará más remedio que aguantar.

Estaba mucho más interesado en saber dónde estaba Eva y en por qué se ausentó de su primer sexo matutino. Me dio cuenta de que se había pasado la mañana sonriendo, y luego recordó que ayer Alena y Ruslan informaron sobre su próxima boda.

El estado de ánimo se deterioró un poco, pero luego se preguntó de nuevo dónde podría estar Eva. Debe haber salido a dar un paseo o a tomar un café. Bostezó, pero luego recordó cómo ella se agarraba de él por la noche, exhalando frenéticamente, y una vez más sonrió satisfecho. Se puso de pie de un salto, se puso los pantalones cortos de natación y salió a buscarla.

La luz le cegó los ojos y Mak permaneció un rato en cubierta, acostumbrándose. El sol se había levantado alto, mientras él estuvo durmiendo. Los pocos pasajeros que estaban despiertos se establecieron en la zona para tomar el sol.

Mak buscó a Eva con los ojos y la vio casi de inmediato, acostada al lado de la borda. Él con placer miraba su figura cincelada, reflexionando sobre qué regalo increíble, sin saberlo, le había hecho Rus. Se le ocurrió una buena idea. Makar, gruñendo, corrió y saltó al agua.

***

Eva

Me levanto muy temprano, todavía está comenzando a clarear. Dormí muy poco, pero Makar está durmiendo como un muerto, no es de extrañar, ni siquiera podía imaginarme tal locura.

No tengo idea de lo que le pasó, pero es la primera vez que veo a Makar así. Es como si lo hubieran reemplazado con otro en el transcurso de esta semana, incluso me miraba de manera diferente. Y me besaba de otra forma.

En lo que respecta a todo lo demás, no sé ni qué pensar. La sangre se me sube instantáneamente a las mejillas, se me acalambran las entrañas y los dedos de los pies se me aprietan solos.

Estuve mucho tiempo acostada, con la cabeza apoyada en la mano, y miraba a Makar durmiendo. Me gusta cómo es cuando duerme: relajado, tranquilo. Igual que después de nuestro frenético maratón, cuando me colocó a mí, ya completamente exhausta sobre su pecho.

Esto es tan nuevo y tan abrumadoramente agradable, dormir con él, que no me atrevo a despertarme con él. Por la noche, fue cariñoso y atento, pero recuerdo cómo ne dejaba antes, frío y ajeno, después de lo cual yo lloraba en la almohada durante dos horas.

Por eso no sé cómo lo miraré a los ojos. Y lo que veré en ellos.

Salgo silenciosamente del camarote, tomo un café y me voy a tomar el sol. Tomar el sol no es fácil porque tan pronto cierro los ojos, la imaginación me dibuja las escenas nocturnas de inmediato y yo trato de pensar en otras cosas.

Recuerdo la fiesta, cuando Alena y Ruslan anunciaron su boda. La cara de Makar se petrificó por un instante y yo me asusté. Se mantuvo tranquilo, pero dentro de él se desataron huracanes, los sentí. Y sentí el dolor ardiente que había dentro de él.

Quería ayudarlo, absorber al menos un poco para que se sintiera mejor. Y creo que me salió bien.

 — Hola, — mis pensamientos se ven interrumpidos por la repentina aparición de mi prima tercera. — Bueno, mosquita muerta, cuéntame. Dice la verdad el refrán: "Sálvame de las aguas mansas..."

 — Buenos días, —le respondo y me tapo los ojos con la mano.

 — Oye, ¿estás pensando en guardar el secreto? Ni lo pienses, — el tono de Alena es jocoso, pero me parece que escucho notas amenazantes.

 — ¿Qué quieres que te cuente? — pregunto perezosamente.

 — ¿Cuándo tuviste tiempo de liarte con Makar?

 — Escucha, te vas a casar, — trato de fingir la sorpresa de la manera más convincente posible, — ¿para qué necesitas a Makar? ¿O es que estás celosa?




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