El Odioso Hermano De La Novia

Capitulo 1: "Jamás Seré Plato De Segunda Mesa"

Pov Sarah

—Sarah, lo nuestro no puede seguir —declara Roger Morgan, poniendo fin a nuestra relación de cinco años conmigo, Sarah Marshall, una de sus empleadas más dedicadas.

Realmente quedo atónita. Las palabras se me atascan en la garganta, y el nudo que siento apenas me permite respirar. No puedo creer lo que estoy escuchando. Después de haberle dedicado tantos años de mi vida a esta relación, tanto en lo personal como en lo profesional, Roger me está dejando sin ofrecerme una explicación.

A pesar de todas las advertencias, decidí seguir a mi corazón, como siempre lo he hecho. Aunque todos me dijeron que Roger era un seductor, yo, como una romántica empedernida, confié en él. Ahora siento cómo mi corazón se quiebra en mil pedazos.

Me llamo Sarah, tengo 28 años, soy conocida por mi optimismo, que hoy está por el subsuelo, mi sentido del humor y mi lealtad hacia mis amigos. A los 18 años, decidí seguir mi pasión y estudiar organización de eventos, inspirada por mi madre, una destacada organizadora de bodas. Desde niña, siempre disfrutaba ayudándola a planificar fiestas, y esa pasión se convirtió en mi vocación.

Tras terminar mis estudios, conseguí una pasantía en Morgan Eventos, la empresa de Roger, la más prestigiosa del país. Trabajar allí era un sueño hecho realidad. Roger había organizado eventos para las figuras más importantes, incluida la boda de la hija del presidente, lo que catapultó a la empresa a la fama internacional. Realmente estaba convencida de que andaba en el camino correcto al unirme a Morgan Eventos.

Sin embargo, con el tiempo, Roger comenzó a acercarse de manera más personal, invitándome a cenas y a viajes de "negocios". Resistirme a su encanto era casi imposible, con sus palabras dulces y esos ojos verdes que cautivaban a cualquiera. Su apariencia desaliñada, con su barba y cabello sin cortar, solo acentuaba su atractivo.

Finalmente logro decir algunas palabras, aunque me tiembla cada parte de mi cuerpo, incluida la voz:

—Creo que merezco una explicación.

—No lo hagas más difícil, acéptalo —responde con frialdad.

—Te entregué cinco años de mi vida, Roger... ¿y me lo dices así? —normalmente tranquila, pierdo el control. Siempre había sabido ocultar mis emociones, salvo una vez en mi adolescencia, cuando enfrenté a un idiota que me sacaba de quicio. Pero ahora no puedo detenerme, es como si toda la bronca contenida quisiera salir a la luz. Me acerco al escritorio de Roger, tomo un pisapapeles valioso y lo lanzo contra el ventanal, haciéndolo añicos. Luego derribo todo lo que se encuentra sobre el escritorio en un arrebato de furia incontrolable.

Roger se apresura a detenerme, sujetándome por los brazos mientras lo golpeo en el pecho:

—¡Basta! ¡Contrólate, por favor! —grita intentando hacerme entrar en razón.

—¿Cómo puedes pedirme que me calme? ¡Eres un idiota que jamás se preocupó por mis sentimientos! ¡Y ni siquiera tienes el valor de decirme por qué terminamos!

—¡Porque voy a casarme! —confiesa, sorprendido por la intensidad de mi reacción, quien siempre había sido sumisa y complaciente.

—¡No puedo creer lo que estoy escuchando! ¡No me cabe en la cabeza haberme enamorado de alguien tan despreciable como tú! —Nunca me había sentido tan humillada, ni siquiera cuando el hermano de mi mejor amiga difundió una mentira sobre mí por todo el colegio.

—Escúchame, Sarah, déjame terminar de hablar —Roger intenta recobrar el control de la situación.

—Ya he escuchado suficiente. Esta misma tarde te presentaré mi renuncia.

—No tomes decisiones apresuradas, Sarah. Eres mi mejor empleada, no puedes abandonarme.

—Entonces habla, maldita sea —las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas, finalmente desbordada.

—Sarah... lo que estoy pidiéndote es que terminemos nuestra relación, pero eso no significa que no podamos seguir viéndonos. Me encantas, eres hermosa y no puedo dejarte ir.

Antes de que Roger pueda continuar, me acerco aún más a él y le doy un puñetazo que lo tira al suelo, llevándose la mano al ojo dolorido.

—¿Te has vuelto loca? —grita, incrédulo y furioso.

—¡No quiero volver a verte nunca más, Roger Morgan! ¡Jamás seré el plato de segunda mesa de nadie! ¿Te quedó claro?

—Sarah, espera, no me malinterpretes —Roger intenta acercarse, pero lo detengo con la mirada.

—No te acerques más o te dejaré el otro ojo morado.

—Está bien, Sarah, tranquila. Cuando estés mejor hablaremos —retrocede cobardemente.

—No hay nada más que hablar contigo. Olvídate de mí, no volverás a verme nunca más.

—Sarah, tómate unos días de vacaciones para pensar. Te necesito en la empresa y mis clientes adoran trabajar contigo.

—Olvídalo, Roger Morgan. ¡Jamás volveré a trabajar para ti, jamás! —grito saliendo de la oficina y dejando un rastro de destrucción a mi paso. El portazo que doy hace temblar las paredes.

Ya en mi auto, me tomo unos minutos para calmarme antes de arrancar. Mientras conduzco, enciendo la radio y pongo "Wrecking Ball" de Miley Cyrus, cantando a todo pulmón mientras las lágrimas caen por mis mejillas. Sin embargo, mi momento catártico es interrumpido por una llamada entrante en mi teléfono celular, conectado al sistema del auto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.