El Odioso Hermano De La Novia

Capitulo 5: "La Peor De Las Locuras"

—¿Qué rayos haces llamándome a esta hora? —pregunto furiosa, intentando contenerme las ganas de gritarle aún más, si no fuera porque todos en la casa están durmiendo—. Mejor dicho, ¿qué haces llamándome?

—Te extraño, Sarah... solo ven a casa, ¿sí? —no puedo creer lo caradura que puede llegar a ser—. Tenemos que hablar... no podemos terminar las cosas así —seguramente tiene unas copas de más, solo así se acuerda de que existo y me extraña.

—Tú y yo terminamos, te lo dije, no soy plato de segunda mesa de nadie, así que solo déjame en paz, estoy haciendo mi vida fuera de la ciudad, tú dedícate a organizar tu boda con Anya Kurnikova, si es que puedes —contesto realmente muy enojada, con palabras hirientes.

—¿A dónde estás? ¿no piensas volver? —exclama desesperado. Después de cinco años, siente miedo a perderme… demasiado tarde, ya me perdió.

—No voy a decírtelo, solo quiero que me dejes en paz y que te dediques a hacer feliz a tu futura esposa —estoy por cortar la llamada cuando me detiene.

—Espera... Sarah, solo déjame decirte que... si tú me pides que deje a Anya, la dejaré por ti, estos días lejos me di cuenta de que te extraño, que me enamoré de ti —tantos años esperé por una confesión como esa y ahora… solo me dan ganas de reírme. Dios, no puedo creer que estuve enamorada de un hombre tan patético como él.

—No digas tonterías, Roger, tú solo te quieres a ti mismo, preferiste tirar por la borda cinco años de relación para casarte con ella. ¿Qué pretendías? —pregunto dejándole en claro que ya no soy la tonta y sumisa de antes—. ¿Que te ruegue? ¿Que me arrodille a tus pies pidiéndote que volvamos a estar juntos? La Sarah estúpida y sumisa que fui contigo murió, Roger, que te quede bien claro.

—Te necesito, no puedo vivir sin ti —confiesa el cucaracho.

—Qué lástima, porque déjame decirte que yo ya te olvidé, nadie es indispensable en la vida de alguien.

—No te creo, no puedes haberte olvidado tan fácilmente de mí.

—Pues sí... lo he hecho... además —tengo que inventarme una mentira bastante creíble para que me deje en paz. Roger es un cobarde, siempre lo fue y yo fui tan estúpida y ciega que no lo supe ver.

—¿Además qué? —pregunta, sin imaginarse la respuesta.

—Estoy saliendo con alguien.

—¿Qué? —responde desesperado—. No puede ser, dime quién es. ¿Cómo se llama? Si me estás mintiendo...

—Se llama... —Sé que estoy cometiendo la peor de las locuras entrometiéndolo en esto, pero es la única manera de que Roger me deje en paz— Daniel Harrison.

—No puede ser… Definitivamente no te creo, tú no eres así, solo lo estás haciendo para hacerme sufrir.

—¿Acaso creías que podías ser el único infiel en esta relación? Pues no, te equivocas, estamos saliendo hace varios meses.

—Sigo sin poder creerlo, tú no eres esa clase de mujer, ya deja de hacerte la difícil.

—¿De verdad no me crees? Pues lo lamento, pero es cierto, estoy trabajando en la boda de mi mejor amiga, si quieres venir estás invitado, así puedes ver lo feliz que soy con Daniel, ah, y si quieres trae a Anya, una de sus amigas estará en la boda, le encantará estar aquí —sé que Roger jamás se tomaría un avión por mí, ni siquiera cuando falleció mi abuela. Él estaba jugando al golf en París y no podía dejar el juego para acompañarme en mi dolor, sabiendo lo difícil que fue para mí cuidarla con Alzheimer hasta sus últimos días y darme cuenta de que, con su partida, me había quedado completamente sola en el mundo. Emily, la única que estuvo conmigo, se quedó hasta el final de la ceremonia y varios días después para tener un hombro donde llorar.

—Si así lo prefieres y es la única forma de que pueda hablar contigo, en dos días estaré por ahí, y sin Anya, solo seremos tú y yo.




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