—¿Estás loca… verdad? —pregunta sin poder creerlo, levantándose de la silla, bastante nervioso, estoy segura de que no le gustó para nada.
—Sí, estoy loca y desesperada, necesito que me ayudes, Daniel, por favor… —le suplico, intentando llevarlo hacia mí, poniendo mis manos en forma de plegaria—. Después… puedes pedirme lo que quieras —añado… arrepintiéndome segundos después.
—¿Estás segura de lo que estás diciendo? ¿Te puedo pedir lo que quiera? —pregunta Daniel, acercándose demasiado a mí, haciendo que mi corazón comience a latir como loco—. No prometas algo que después no puedas cumplir —él alza su mano y acaricia dulcemente mi mejilla, generando sensaciones que hacía mucho tiempo no tenía…
—Daniel, yo… —digo intentando recobrar el aliento, después de esa caricia—. Haré lo que quieras, siempre y cuando sea algo legal y civilizado —exclamo un poco asustada, pero algo caliente por su cercanía. Ni se imaginan lo guapo que es y lo que genera este hombre en mí, es como si Henry Cavill se hubiese apoderado de Daniel Harris, solo para atormentarme.
—Te aseguro que lo que quiero hacerte es algo legal, aunque no sé si tan civilizado —me susurra en el oído, erizándome la piel. Haciendo uso de sus enormes y fuertes brazos me sube a la isla, para terminar abriendo mis piernas y acercarse a mí.
—No sé qué estás intentando hacer… pero te aseguro que esto no está bien —de repente siento que Daniel se acerca aún más y comienza a besarme el cuello, dejándome anonadada y completamente desesperada por más, pero no puedo permitir que él se dé cuenta de lo que genera en mí… o quizás ya lo sabe y por eso quiere torturarme.
—¿Por qué no está bien? —me dice dulcemente en el oído—. Es algo que quedó inconcluso entre nosotros, ambos lo queremos, no puedes negarlo.
—No, Daniel, por favor… —le suplico, aunque es verdad, es algo que deseamos, no está bien, no sería justo para esa modelito, aunque me caiga mal—. Recuerda que Alexa… ella está aquí, es tu novia, vas a casarte.
—Solo tú puedes creerte esas mentiras —Daniel comienza a desatar el nudo de mi bata y se sorprende al ver mi pijama infantil, lo que hace que sonría dulcemente—. Nunca cambiarás, ¿verdad? —vuelve a acariciar mi mejilla con ternura—. Eso es lo que siempre me gustó de ti… —confiesa con el corazón en la mano, haciendo que mi corazón se paralice. ¿De qué está hablando? ¿De sentimientos? No, es imposible…
—Daniel… es una locu… —pero no me deja continuar porque se acerca a mi boca y comienza a besarme como si no hubiera un mañana. Me besa de una manera tan increíble y apasionada que no puedo evitar responder con la misma pasión, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. No tenía que pasar esto… solo teníamos que hablar, fingir unos días… pero al parecer esto se nos está yendo de las manos, de ambos, y eso que aún no empezamos con la actuación—. Daniel… por favor —intento detenerlo y en ese momento parece volver a la realidad, porque me ayuda a bajar de la isla y se aleja como si estuviera luchando por volver a besarme.
—Perdóname, Sarah… no sé qué me pasó —exclama consternado, mirándome a los ojos y realmente puedo ver esa confusión en él… no se está burlando de mí. Ambos estamos confundidos y afectados, no solamente yo.
—Está bien… no tienes que pedirme perdón… pero… ¿puedes contarme qué te pasa?… estás extraño, serio, tú no eres así —pregunto preocupada.
—¿Acaso te gusta que me burle de ti?
—No, por supuesto que no, pero burlarte de la gente siempre fue tu personalidad, eres divertido… y verte tan serio…
—Solo peleé con Alexa, no te preocupes… —confiesa, pero a pesar de que lo intento, no logro ver tristeza en sus ojos ni en su voz.
—Lo siento, no quería ser entrometida.
—Lamentablemente, fue por tu culpa —añade, dejándome paralizada.
—Pero… ¿qué hice? ¿Fue por la pelea que tuvimos en mi habitación? —exclamo sintiéndome un poco culpable.
—Sí y no… pero se enojó por algo que vio y me dijo unas palabras que acabo de comprobar que tenía razón.
—¿Qué palabras? —pregunto por curiosidad.
—Me dijo que nunca le dimos un final a lo nuestro… y que te deseo terriblemente, algo que acabo de comprobar en este momento —sus palabras me siguen afectando más de lo que desearía. Quisiera que vuelva a besarme, que me haga el amor aquí mismo—. Pero no te preocupes, no te molestaré y no quiero que te sientas culpable por eso… Alexa y yo arreglaremos las cosas —dice, y algo dentro de mí se rompe, mi pobre corazón que se ha roto tantas veces ya, pero sigue apostando a algo tan estúpido como es el amor.
—Está bien, yo… no sé qué decir, lamento haberte metido en esto, olvida lo que dije —debo salir de aquí, me levanto de la silla e intento huir, pero él me toma del brazo y me acerca nuevamente.
—Nunca dije que no…
—No sé a qué te refieres…
—¿No me pediste que finja ser tu pareja?
—Sí… pero… no quiero traerte problemas con Alexa.
—Escucha… —dice buscando mi mirada—. Ella mañana mismo viaja para Estados Unidos, debe ir a un desfile y volverá el día antes de la boda.
—¿Y si… llega a enterarse de todo esto? —pregunto confundida. Jamás quise que esto se fuera de control, nunca pensé que esa mujer tendría celos de mí… aunque ¿qué mujer en su sano juicio no cuidaría de un hombre como Daniel?—. No te lo perdonaría nunca. Además, me odia.
—Descuida… —añade quitando un mechón de mi cabello, para acomodarlo detrás de mi oreja—. Llegado el momento le confesaré la verdad, en todo caso, saldría beneficiada su amiga, Roger Morgan, al sentir tu rechazo volverá a los brazos de Anya y te aseguro que Alexa será muy feliz por eso.
—¿Lo dices en serio? —exclamo confundida. Realmente ya no entiendo qué pasa entre nosotros… ¿qué fue eso? Quizás, solo dos bocas hambrientas que se extrañaban, después de 11 años, algo que no debe volver a suceder, aunque…
—Lo digo muy en serio, Sarah, la que tiene que decidir, después de lo que acaba de pasar, eres tú… ¿seguirás adelante con el plan? —pregunta mirándome detenidamente, a los ojos.