El palacio de la no princesa

En la puerta del agujero del conejo y el reloj.

Antes de irme a costar, le pregunte a Celia algunas cosas sobre el campus.

―Tengo algunas preguntas sobre el campus

―Si.

―¿Cómo son las personas?

― Bueno, como entenderá, hay alguna norma no escrita, son más “sociales” que reales.

―“Sociales”

― Si, la discriminación es un manjar para eso niños.

― Celia. reprendió el señor Deric.

― Lo que digo es verdad. Alguno de eso niños son extremadamente mimados.

― No tengo gana de pasar mis años de universidad rodeada de prejuicios sociales.

― No será así señorita, es usted encantadora, será una grata experiencia.

―  Gracias, señor Deric.

―Tenga tranquilidad  Además no estará sola.

― Claro que no Señorita Lay.

― Gracias por sus ánimos, pero no puedo evitar estar ansiosa.

― Trate de dormir Señorita, mañana le espera un grandioso día.

―Eso es lo que espero Deric, Celia ¿puedes llevarme algo de leche tibia a mi habitación? Subiré ahora tomare un baño.

―Por supuesto señorita, en un momento estará lista.

― Gracias y Buenas noche Señor Deric.

Es el momento de ser sincera, la leche nunca ha funcionado para dormir no al menos para mí solo quería a Celia en mi habitación para sacar algo de información sobre la facultad, sin que ella fuera amedrentad por el señor Deric.

Subí a mi habitación y mientras me bañaba, Celia toco mi puerta con una pequeña bandeja en mano.

― Señorita

― Si, pasa estoy en la ducha, solo dame un momento.

Salí lo más rápido que pude.

― Celia ¿me explica lo de “socialmente correcto”?

― Señorita.

― Nada de señorita ¿me enviaras a ciegas a ese lugar?  ¿tan poco me aprecias?

― No es eso, pero el señor Deric.

― Si hablas rápido menos te tardas en volver, vamos solo eso.

―Bien, en el campus hay muchos chicos que tiene una excelente clase social y a ellos no le gustan los nuevos ricos y menos los becados.

― Pero ninguno de los dos es mi escenario.

― Sí, pero, usted está en el otro en el tercer grupo, en el que estoy también.

―¿Cuál?

― Caridad, así le dicen.

― ¿Caridad?

― Si a nosotros nos odian más porque dicen que no obtuvimos el lugar por nuestras destrezas intelectuales, como los becados, ni tampoco por  la suerte de los nuevos ricos.

― ¿Es estúpido?

― Lo sé, señorita, pero es la realidad.

― Pues yo no les tengo miedo.

―  Señor... Lay, sea prudente, no saben lo malo que pueden llegar a ser eso niños malcriados.

― Pues les llego el fondo a su pozo, mi abuela me enseñó a no dejarme y no me dejare. Además, el tarado de Axel es idiota, pero me ofreció llevarme. Supongo que si me ven con el taradito les hará crees que no estoy sola.

― No sé qué tan conveniente sea la compañía del joven. Pues muchas personas quieren estar a su lado, solo traten de mantener la distancia prudente del joven, para que nadie los mal interprete.

― HAHAHA yo y el tarado, nadie creería que ando con ESO.

―Aunque diga eso, el joven es bien amado es una especie de chico genial, tiene a más de unos cuantos que se viven mueren por sus huesos,  Bien, Me retiro, que tenga un buen día mañana.

― ¿No tienes clases tú?

― Sí, pero en la noche.

― Bien duerme bien Celia bonita.

Abran la puerta, auxilio, auxilió me estoy asfixiando alguien por favor sálveme. Me voy a morir.

Me desperté en plena madrugada en empapada de sudor luego de soñar que me quedaba encerrada en algún lugar, fue horrible. Ese sueño se sintió tan real, al parecer estoy viviendo los estragos de mis ansías.

 Me levante muy temprano y baje las escaleras. Todos estaba muy callados aproveche para prepare un café uno muy fuerte porque en serio esa pesadilla me puso los pelos de punta.

Preparé el café, era súper temprano a penas si eran las 7 am, caminaba en puntitas por la casa y fui a parar a la biblioteca y allí estaba Axel, estaba  tendido en un mueble, parece que allí amaneció tenía un porta retrato abrazado. Tengo que sincera la curiosidad me gano, así que fui en el sigilo que cualquier ninja hubiese envidiado. Cuando me acerque tenia lágrimas en los ojos y una cara angustiada. Parecía estar teniendo un mal sueño. Me acerque estaba, cerca mis dedos estaban.

― Buenos días, señorita

― Rayos. Digo buenos días señor Deric.

― ¿Qué está haciendo?

― Nada solo entre y vi Axel aquí, fue algo raro pues dijo que no volvería.

Rayos, rayos que inoportuno Deric, casi lo tenía.

― Llego, en la madrugada.

― ¿Debería beber menos, No crees?

― Estos días son muy duro para el joven.

― Deric fue suficiente información. ¿No crees?

Era su voz rasposa, autoritaria más bien tirana. ¿cuándo se despertó?

― Si joven, eso creo, perdón.

La cara de Axel se veía realmente enfadada y por primera vez aquí, vi que aquellas simples palabras no sonaron con nada de respeto como era lo usual cuando se refería al señor Deric.

― Primita, dormiré donde me plazca esta es mi casa y creo que aún tengo derecho a esa simple y ligera libertad.

Esas palabras sonaron duras y sumamente altivas daba miedo, no se ha que se refería el señor Deric, pero Axel se veía enfadado, enfadado de verdad.

 

― ¿Qué desea desayunar señorita?

― Nada, creo que con café será suficiente.

― Come, bien primita, hoy puede que sea el plato fuerte de alguien.

― Si te refieres a la universidad déjame decirte que a veces los cazadores terminan muertos solo por causa de sus presas.

―Primita, tu sí que me haces el día.

Me puso la mano en la cabeza cuando dijo eso sus palabras se escuchaban diferente al Axel de un momento. ¿será bipolar? ¿tiene algún desorden mental?

― No, soy tu primita y no me toques.

― Bien, primita, voy a correr, luego una ducha desayunamos juntos y vamos a la jungla.

― No te esperare a que hagas todo eso para desayunar.

―Pero hace nada, un momento apenas dijiste que no querías nada para no comer.




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