El palacio de la no princesa

Curiosidad, agua y mas dudas

 —¿Qué vas a hacer ahora?

— Les preguntare a ellos, claro está.

Salí del comedor a un millón de millas por segundo, escuche a Celia pedirme que me  detenga, pero seguí la sangre me está hirviendo no era yo misma.

En la puerta del estudio me paralice. Escuche al señor Alfred hablando en un tono que daba aún más miedo que Axel.

— Te di una sola responsabilidad, era solo una Axel, te dije que la cuidaras. Era algo simple, y a menos de un mes termino en el hospital, Maldita sea era solo cuidarla.

— Esta tan preocupado por una persona que conociste prácticamente hace menos de un mes.

— Me la llevare a Francia conmigo, no creo que tú seas capaz de cuidar de ella.

— Claro cuanta abnegación cuanto amor tienes para dar supongo que fue el amor que me negaste y a mi madre.

— Cállate, no sabes lo que dices.

— No lo sé entonces dime tu ¿dónde estabas tú cuando yo lloraba a mí a mama solo? ¿Dime porque mi luto fue curado por los muchos sirvientes que me diste en recompensa de tu ausencia? Quieres salvar a una completa extraña y a mi ¿Qué hay de mí? Eres un fracaso como padre.

Escuche un golpe seco, no lo vi pero supuse lo que habia pasado, Axel habia sido golpeado, lo confirme con lo siguiente que escuche.

— Genial le pondrás más cosas en tu curriculum ahora me golpeas.

— Lo siento Axel, pero esta...

— Claro, pero a mi si me añades un pero después de la disculpa.

— ¿Esta celoso?

— Nunca estaría celoso de una cosa, eso es lo que es ella una cosa que tu trajiste a esta casa para limpiar tu culpa, por no haber estado con tu madre tan poco. Ella nunca será lo que soy, no pasará de ser una más de tus obras de caridad o ¿tal vez termine en tu cama?

Mi respiración comenzó a acelerarse, sentía que me mareaba, mi cabeza se llenaba de sangre no podía escuchar. No sé qué paso, pero abrí la puerta camine hasta Axel lo golpee con el puño y muy fuerte en la cara.

— No necesito ser cuidada, no soy una cosa, No,  no lo soy. Tu ni nadie me hará creer lo contrario nunca la vida nadie me obligara a creer que soy una cosa, idiota si eso es lo que piensas de ti no me involucres.

— Laila.

—Laila

— Salí corriendo del estudio, Salí corriendo, escuché al señor Alfred decir mi nombre. Pero corrí hasta una habitacion  y cerré la puerta  No se de quien era aquella habitacion peros los muebles estan cubiertos tenian polvo cortinas muy oscura la luz no llegaba alli. corrí hasta el baño y cerré la puerta. Mis manos estaban temblando no sabía que me pasaba. Alfred tocaba la puerta, Celia, el señor Deric, solo los escuchaba tocar la puerta.

—Deric la llave.

— Sí, señor.

— Axel ¿Qué vas a hacer? Axel.

— La sacare de allí, es claustrofóbica, se pondrá mal otra vez.

Sentí la puerta venirse abajo. Paso en la habitación no podía respirar, comenzaba a escuchar voces a lo lejos. De repente vi negro y lo último que escuche fue la voz a lo lejos de Axel cuando dijo mi nombre. Idiota, lo odio.

— Laila, Laila abre los ojos

— Joven ¿Qué está haciendo?

Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue la cara de Axel destilando agua. Yo estaba toda mojada. Vi una sonrisa en su cara ¿sonreía después que lo golpeé? ¿De qué va esto?

— ¿Estás bien?

— Sí, eso creo. ¿Por qué estoy mojada?

— Maldición ¿cómo se te ocurre encerrarte? Rayos.

Respiro profundo como si estuviera aliviado,  

 

— ¿Puedes estar de pie?

—Sí, eso creo.

Apenas me di cuenta de que me tenía sostenida entre sus brazos.

— Celia, algo para secarla.

— Sí, señor Alfred.

— Deric trae algo de té para que se calme y vuelva estar caliente.

— Sí, señor Alfred

El soltó y dejo que Celia llegara hasta a mí. Estaba temblando el agua estaba helada.

Él se fue de la habitación cuando Salí note la puerta estaba rota.

— ¿Está bien?

— Si, lo siento señor Alfred.

— Yo lo siento, perdón por Axel, no sé qué decir de él.

— Los padres no tienen la culpa de tener hijos estúpidos.

— Si, pero él es así en parte por mi culpa.

— Lo siento, en serio no fue mi intención golpearlo.

— ¿no fue?

— Perdón, pero si quería golpearlo.

—Está bien.

— ¿me llevara con usted a parís?

— Si, solo si quieres.

— La verdad preferiría regresar a casa.

— ¿dejaras los estudios?

— No quiero más problemas.

— Ahora esta alterada tomate el Té y cuando este menos estresada hablaremos.

— Si.

— Celia déjala descansar, duerme ahora un poco.

— Sí, señor.

— Celia antes de irte ayúdame a buscar algo de ropa seca y mi celular.

— Por supuesto Lay.

— Bien las dejo.

Celia me ayudo a buscar algo de ropa seca, ¿Cómo se le ocurrió meterme con todo y el pijama a la ducha? Bueno creo que hubiese sido peor si me hubiese desnudado.




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