El palacio de la no princesa

sombras y manos calidas

— ¿No es de por aquí?  Pregunto en forma muy amable.

— No, bueno ahora sí.

— Espero que se acostumbre, no es un mal lugar, quizás algo aburrido, pero nada con lo que no se pueda vivir.

— Lo de aburrido se lo compro.

Llegué a la universidad, era algo tarde, subí con todo mi ánimo tenia clases de literatura. Cuando me senté justo a tiempo el profesor apenas entraba. Estaba de suerte.

— Chicos he leído sus ensayos y son realmente malos.

Comenzó una cuerda de jóvenes iracundo a refunfuñar entre dientes. Hasta que una chica rubia, linda y con un ego muy inflado dijo.

— Maestro considero que tal vez lo que estuvo mal fue el libro del cual pidió en el ensayo.

— ¿A qué se refiere, Joven? Dijo el maestro levantado las cejas

— Tal vez Alicia en el País de las maravillas es algo no se… infantil bueno lo que quiero decir es ya superamos ese mundo maravilloso.

— Están poco valorando una obra clásica jóvenes.

— No lo creo, más bien creo maestro que usted la sobre valora.

Todos estallaron en risa como si la muñeca de cera dijo algo muy chistoso.

— No, no creo que sea una obra sobre valorada. Dije casi sin pensarlo.

— ¿A qué te refieres? Dijo la diva con su mirada acusadora.

— Si, dinos por favor me gustaría escuchar tu argumento. dijo el maestro.

— Bueno, a lo que me refiero es que, el hecho de que la historia de L. Carroll fuese explotada hasta el cansancio no quita la creatividad del autor.   Que el cuento sea sobre explotado no baja la calidad del autor.

—Es una historia absurda. —dijo la silicón girl.

—Lo siento, no concuerdo contigo. Es una gran historia que expresa que una buena crítica a la forma tan rústica que tenemos de ver la vida, de cómo consideramos que tomar riesgo es una locura en potencia, cada una de esa criatura fantástica expresa las preocupaciones humanas más naturales, el conejo y su reloj; la reina malvada y su complejo, Alicia y su incapacidad de tomar decisiones, el sombrero que, aunque loco estaba más consiente de la realidad que la mayoría, pues la veía sin miedo.

 

—Perdón por no ver más que una Niña qué tal vez estuvo muy cerca del material de sombrero, tal vez incluso eres su vecina, cu-cu. dijo haciendo un gesto con su dedo.

—El alma de los débiles de argumento, acudir a la locura del cuerdo, vamos no tengo la culpa de que el maravilloso mundo de Disney te haya hecho odiar la literatura o tal vez ni cuando te lo animaron lo entendiste, la próxima vez usaré títeres para ti.

—Eres una...

—Vamos a calmarnos jóvenes en la próxima clase discutiremos sobre la divina comedia de Dante.

ella seguía mirándome como mira un león a un conejo, pero soy más que un dulce conejo no le tengo nada de miedo.

—Fue todo por hoy.

—Ya verás Caridad.

—No creo necesitar bastón para no vidente, en cambio tal vez necesites un pañuelo lo poco que tenía de cerebro se te ha vuelto nada por el calentó que traes.

 

No he perdido  la costumbre de contra atacar cuando me atacan, la abuela siempre decía que de vez en cuando era más conveniente callarse un poco, ese consejo me lo dio luego de que me suspendieran de clase tenía solo 14 años y Mari Scoot me dijo que era una pobre huérfana que ni mis padres me querían, que mi mama prefirió morir a criarme y que mi papa no aguanto la idea de lidiar conmigo fue mucho así le grite que era una perra que se había besado con media escuela y que había comenzado con la otra mitad, que sus pecho eran el fondo de pantalla de más un chico. Fue grandioso, nunca en la vida volvió a intentar meterse conmigo.

 Luego de la clase de literatura tenia, filosofía, pero se nos informó que el maestro se le presento una situación, así que tendríamos tareas asignada a nuestros correos, esa es la mierda más épica de este siglo así que pensé en ir a la biblioteca, pero recordé que tenía un libro que me robé de la biblioteca de casa, sé que prometí no sacarlo, pero él dijo sacarlos para llevarlos a mi habitación así que está todo bien.

 

Busqué la parte más alejada del campus encontré una pequeña área verde con sombra, me recosté sobre el césped y puse mi bolso en mi cabeza y comencé a leer el libro, estaba súper metida en la historia de Orgullo y prejuicio, es que Janne fue la mujer.

Leía como si me fuesen a  quitar  el libro, siempre lo hago,  tengo la mía de comerme los libros así que me auto reproche que debía leer más despacio, decidida a desntoxicarme de esa yo adicta, puse el libro sobre mi pecho y me quedé dormida a la sombra de aquel lugar.

Sentí unas manos cálidas en mi frente, luego unos dedos en mi mejilla, me acompde buscando más el toque de esas manos, no es fui capaz de analizar si estaba soñado me acomodé y dormí tranquila el toque de esa mano me ofrecieron calman. Cuando recordé donde me había acostado me levanté muy rápido.

 




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