El precio de tu amor

Capítulo 2: Ella necesita un novio

Erick
Llego a la pequeña isla donde pasé los mejores años de mi vida, aquí pasaba todas mis vacaciones, sus lugares son perfectos y sus playas paradisíacas, estar aquí me trae muchos recuerdos, pero mi hermano insistió demasiado en venir hasta aquí, este ahora debe de estar rodeado de mujeres en algún bar, pero yo debía venir a donde todo comenzó, sonrío al ver la escuela y me siento en un banco frente a esta, han pasado demasiados años, pero recuerdo la última vez que vine a esta ciudad, solo tenía 24 años y la vi a ella, sentada en este mismo banco con la vista perdida y los ojos llorosos
Flashback:
¿ Estás bien? — Me acerqué con cuidado, no quería asustarla, ella me miró, pero no dijo nada, llevaba unas enormes gafas que aún me hacen sonreír y no era delgada que digamos, estaba llorando

— Que te importa — su respuesta me descolocó un poco — Si vienes a burlarte también vete

— De que hablas niña, jamás te había visto— vuelve a mirarme, esta vez me fijo en su rostro, parece un ángel, es preciosa y tiene unos ojos verdes que parecen brillar, su cabello es largo del color de la miel

— No eres del colegio? 

— Estudias ahí? — señalo la escuela frente a nosotros, ella niega

— Unas cuadras más abajo — responde y deja de mirarme 

— Qué edad tienes? — me acerco y me siento, ella se aleja un poco 

— 18 — murmuró mirando al suelo— y tú? 

— 24, no soy de aquí, mi nombre es Erick y vivo en Francia, mi madre es de aquí, pero mi padre no— le explico mi vida sin saber por qué

— Nunca he ido a Francia

— Por qué una chica como tú está llorando? 

— Como yo? — me mira confundida y sonrío

— Una chica tan bonita— respondo sin poder apartar la mirada de sus hermosos ojos

— No soy bonita, acaso eres ciego o te burlas de mí? — ella se levantan del banco y se aleja de mi privándome de su perfume

— ¿Por qué dices eso? 

— Todos se burlan de mí en la escuela, desde hace años, me llaman gorda y

— y son unos imbéciles — la corto y me acerco un poco a ella — los ciegos son ellos, puede que no seas un fideo, pero no estás mal— ella ríe por mi broma — ¿qué te hicieron? — pregunto acercándome más a ella 

— Una broma pesada, estábamos en una fiesta y el chico más guapo se acercó diciendo palabras bonitas, bailamos, reímos y pensé que era distinto al resto, pero solo era una apuesta que había hecho con sus amigos para ver si me besaba

— ¿Te besó? 

— No, dijo que no pudo y comenzó a reír, ahí lo comprendí todo — me acerco mucho más y quedo bastante cerca hasta el punto de sentir su respiración acelerarse 

— Es un tonto ese chico, un imbécil — Quito sus gafas de sus ojos— afortunado aquel que te hubiera besado, eres bonita

— Solo quieres hacerme sentir bien— murmura y ahora comprendo que el único defecto de esta chica es su falta de amor propio y de orgullo

— No, claro que no, soy sincero, eres bonita, deberías creerlo tu primero para que todos se den cuenta luego — me acerco a su boca y dejo un beso en esta, ella es algo torpe al principio, pero luego se deja llevar y nos besamos, me hace sentir mil cosas distintas y solo se una cosa, no quiero dejar de besarla

— Es mi primer beso — dice contra mis labios

— Y te daré el segundo también chica bonita—vuelvo a besarla... 
Fin del flashback


— Hey tú — una bofetada me saca de mis recuerdos y al abrir los ojos veo esos ojos verdes que tanto he extrañado

— ¿Pero por qué me golpeas? — pregunto a la niña frente a mí que acaba de abofetearme y pongo mi mano en mi mejilla

— Pensé que estabas muerto — se encoge de hombros—llevo horas mirándote y no abrías los ojos ni te movías— la miro mejor, es una niña pequeña, delgada, pero lo que más me llama la atención es que es igual a esa chica que conocí hace años, esa con la que pasé las mejores semanas de mi vida, esa que aún no olvido aunque no sé donde está

— Estás tonto o que? deja de mirarme — reclama la niña que se sienta a mi lado, dejo de mirarla o pensará que soy un pervertido

— ¿Qué haces aquí niña? — ella me mira

— Tengo 8 años, no soy una niña— aguanto la risa — estudio ahí, esperaba a mi mamá — dice mirando al suelo mientras mueve las piernas

— Llega tarde? 

— Sí, debía venir hace cuatro horas para ver mi obra de teatro, la olvidó y hace una debía venir a recogerme, me olvidó

— Entiendo — murmuro mirándola curioso—¿ tu mamá no te dijo que no podías hablar con desconocidos? 

— Si, pero también me dijo que debía mentir en las tareas y creer en todo lo que me dice y no hago nada de eso— río sin poder evitarlo más

— Cómo te llamas? 

— Gabriela, pero todos me dicen Gaby y tú? 

— Erick — ella sonríe mirándome — tu mamá acostumbra olvidar recogerte?

— Siempre está trabajando — suspira exageradamente — sé que me ama, pero aveces olvida que tiene una hija por su trabajo, no pasamos mucho tiempo juntas

— Y tu papá? 

— Era un canalla— me sorprendo por las palabras de la niña— no lo conozco, mamá dice que no tengo, pero verdad que debo tener alguno? 

— Bueno— ¿qué decirle a la niña que me mira atenta? — tu mamá tendrá sus razones para hablar así

— Seguro que sí, dice que era un mentiroso, un miserable y que todos los hombres son iguales, ninguno es sincero — asiento, luego niego

— Todos no son iguales

— Lo sé, pero ella dice eso — se encoge de hombros— ¿eres casado Erick? — niego— ¿tienes novia? — vuelvo a negar

— Por qué preguntas? 

— Eres guapo — ella se levanta y me mira de pies a cabeza — hablas bien y pareces tener dinero— asiento riendo

— Y? 

— ¿Podrías tener una cita con mi mamá? Ella necesita un novio— enarco una ceja desconcertado — solo ten una cita con ella, ella es linda, es perfecta y también tiene dinero

— Gaby, las cosas no funcionan así 

— Dame tu número — la niña me extiende un teléfono — te llamaré, no será la primera vez que hago que mi madre tenga una cita a ciegas, confía en mí—tomo su teléfono y dejo mi número ahí, no se para qué me presto para estas locuras, pero es como si no pudiera negarle nada a esta niña 

— Si tienes teléfono por qué no llamas a tu madre? 

— Es por gusto, ella siempre pierde el móvil, no responde— entra un mensaje a mi teléfono que me  obliga a dejar de mirar sus verdes ojos

— Gaby, fue un gusto conocerte, pero debo irme — me pongo de pie — deja a tu madre buscar su pareja y no te metas en esos líos, ¿quieres que te lleve a tu casa? — pregunto, no me agrada la idea de dejarla sola

— Mamá ya viene— responde mirando su teléfono cuando suena, al parecer un mensaje — gracias Erick, te llamaré — asiento sonriendo y camino hacia mi auto, miro otra vez a la niña y niego con mi cabeza cuando un pensamiento pasa por esta, subo a mi auto, tengo que ir a buscar a mi ebrio hermano



#2586 en Novela romántica
#819 en Chick lit

En el texto hay: pasado, niños, romance

Editado: 14.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.