El precio de tu amor

Capítulo 10: Me encantan sus besos

Maggi
Me arreglo lo mejor que puedo para ir a la cita con Joel, es guapo, sí, me gusta, sí, pero con él ni en mil años sentiré lo mismo que Erick me hace sentir, Erick por qué verte ahora? por qué la vida juega así conmigo? por qué conocer a mi hija? todo es un desastre y al parecer el destino, Dios o lo que sea quieren reunir a un padre con su hija, ¿debo yo impedir algo así? 

— Estás preciosa — me halaga Gaby, dejo de mirar mi reflejo en el espejo y la miro— pero pareces triste mamá

— Estoy bien mi amor— sonrío pero ella niega

— te conozco Margaret — ruedo los ojos, odio que me llame por mi nombre en vez de mamá— y no estás feliz, ¿no quieres ir? 

— No es por la cita pequeña— me siento a su lado y tomo sus manos— hay problemas en la empresa y 

— y? — pregunta cuando me quedo callada y dejo de mirar nuestras manos unidas para mirar sus ojos

— Te amo Gabriela, lo sabes verdad? 

— Claro mamá — ella sonríe y me abraza— yo también te amo, pero por qué estás así? 

— Hija— acaricio su rostro— tu padre, estoy así por él— puedo sentir cuando se tensa y deja de sonreír 

—¿Qué pasa con él? — dudo de si debo o no responder eso, a Erick puedo mentirle, pero a mi hija nunca lo haría

— Esta aquí... En la isla — respondo al fin, ella se pone de pie 

— aquí? lo viste? sabe de mí? — yo niego a todo

— lo vi sí, pero no me reconoció y no, no sabe sobre ti— ella asiente y piensa unos segundos

— Qué sentiste? — y no, no me esperaba esa pregunta 

— No te entiendo

— Si mamá, qué sentiste? aún lo quieres? 

— Sentí muchas cosas hija y una de ellas fue odio, la otra fue miedo— también me pongo de pie

— miedo? 

— miedo a que sepa de ti, miedo a su reacción, miedo a lo que diga cuando sepa que tiene una hija de 8 años

— Me dejarás conocerlo? — me quedo mirando sus ojos sin saber qué responder

— ¿me das tiempo? — ella sonríe y se acerca a mi

— Claro mamá, además, darle una bofetada puede esperar — ambas reímos y nos abrazamos

— Gracias por comprenderme hija, eres la mejor

— lo sé mamá, ¿puedo pedirte una cosa? 

— Lo que sea — mi sonrisa se amplía, pero ella se pone seria

— No vuelvas con él, no le des otra oportunidad, nunca me has contado lo que te hizo o dijo, pero he visto como has sufrido estos años, no dejes que entre a nuestras vidas — trago en seco, lo que menos quiero es que mi hija lo odie, es su padre

— A mi vida no, pero a la tuya si Gaby— ella niega

— No mamá, no quiero un padre como él

— hija... 

— Disfruta la cita— me deja un beso en la mejilla y se va sin más.

 Una hora después voy llegando al restaurante donde me veré con Joel, a este lo veo en cuanto entro, me sonríe y me acerco a su mesa

— Llego tarde— digo sonriendo, él me mira de pies a cabeza

— pero valió la pena Maggi, estás hermosa— besa mi mejilla y ambos nos sentamos

— Bueno, pedimos ya? muero de hambre — él ríe y llama para que nos atiendan, mis ojos viajan a otra mesa al sentir su mirada sobre mí y lo veo a él, Erick me mira con intensidad y por unos segundo me es imposible cambiar la mirada hasta que veo que no está solo, en la mesa está su hermano y con ellos dos chicas guapas que no paran de coquetearles, siento celos, muchos celos

— Maggi? — miro a Joel cuando habla— ¿estás bien? 

— Sí, disculpa, me decías algo? — miro sus ojos, pero no dejo de sentir la mirada de Erick sobre mí, la cena es un martirio, no me concentro en Joel ni un segundo porque mis sentidos solo lo atienden a él, a él y a la chica que no ha dejado de manosearlo, estoy al gritar y salir corriendo, malditos celos, joder! han pasado 8 años

— No estoy muy seguro de si pedir otra cita—comenta Joel cuando vamos llegando a mi auto

— tan mal estuvo? — alzo una ceja, él ríe

— eso pregunto yo, casi no hablaste ni comiste, ¿te sientes bien? — acaricia mi mejilla con su mano

— Discúlpame Joel, hoy tuve un muy mal día— veo a Erick y su compañía salir del restaurante, ¿se irá con ella? ambos se dirigen a su auto y él no deja de mirarme

— Entonces? Salimos otra vez? quiero volverte a ver Maggi, seré sincero, me gustas mucho — escucho a Joel, pero mis ojos no dejan de mirar los ojos de Erick, luego miro a mi acompañante y por qué no? cierro los ojos y lo beso, enseguida corresponde a mi beso y debo decir que besa muy bien, demasiado, hasta olvido el por qué lo besé y me dejo llevar

— Responde eso tu pregunta? — jadeo cuando nos separamos, el sonríe aún bastante cerca de mí con sus manos en mi cintura

— Respóndeme entonces siempre de esta forma sirena, waw, ese beso fue intenso— expresa y estoy muy de acuerdo aunque no dejo de sentir la mirada de Erick sobre mi

— Llámame y quedamos doctor— sonrío y él vuelve a besarme, seré sincera, me encantan sus besos

— Por supuesto que te llamaré, pero la próxima no vendremos a un restaurante y mucho menos nos iremos separados — promete y no puedo evitar ruborizarme, al mirar hacia Erick este no ha dejado de mirarme y parece como si me quisiera matar con la mirada, sonrío ampliamente y subo a mi auto, ¡que le den a Erick! ¿Quien dice que no puedo volver a amar? De Joel podría enamorarme, claro que sí, estoy segura de que si vuelvo a besar a Erick no sentiría lo mismo, mejor no pienso en como sería besar a Erick

— He llegado! — exclamo cuando entro a mi casa con una enorme sonrisa que se borra al ver el rostro de mi madre— mamá qué pasa? — me acerco a esta que está limpiando sus lágrimas

— nada hija, no te preocupes — me sonríe — te fue bien  verdad? 

— Estás llorando mamá 

— Sabes que estas fechas me ponen así Maggi, mañana, mañana — ella se calla, mañana mi padre cumple años de muerto y aunque han pasado muchos años siempre mi madre se pone mal y a todos nos afecta bastante

— Mamá debes ser fuerte 

— es que fue injusto Maggi, él no se lo merecía, él era bueno hija, tu padre no merecía que lo mataran de esa forma — la miro confundida y tomo sus manos

— Mamá, papá murió en un accidente, todos íbamos en el auto, fue un accidente 

— No Maggi— ella se levanta y me mira— no fue un accidente, a tu padre lo mataron, los frenos estaban cortados hija, alguien nos quería ver muertos a todos— la miro incrédula sin saber que decir, no me imaginaba esto.



#2587 en Novela romántica
#816 en Chick lit

En el texto hay: pasado, niños, romance

Editado: 14.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.