El Precio Justo

#9 La Mirada del Lobo

Mientras Davi, con el alma desgarrada, se adentraba en el mundo de Helena, forzándose a interpretar un papel que aborrecía, Evandro, el depredador silencioso, no se contentaba solo con una deuda. Para él, el cobro de Tadeu había sido apenas un recordatorio de su poder, una transacción rutinaria. Su ambición era un pozo sin fondo, una necesidad constante de expandir su influencia y su fortuna. La deuda de Davi era, en su mente, una suma insignificante, una migaja. Su verdadera naturaleza lo impulsaba a buscar siempre el siguiente, el más grande golpe.

Sentado en su suntuosa oficina en el distrito financiero de la ciudad, con vistas panorámicas que abarcaban desde los rascacielos hasta los barrios más humildes, Evandro sorbía un café expreso. En la pantalla de su tablet, un gráfico bursátil con los altibajos de "Belleza Esmeralda", la compañía de cosméticos. Una sonrisa ladeada, fría y calculadora, se dibujó en sus labios mientras deslizaba el dedo por la pantalla.

¿Alguna novedad, Ramón?– , preguntó Evandro a su lugarteniente, un hombre de pocas palabras y mirada gélida, que estaba de pie, inmutable, a un lado de su escritorio.

Ramón, con un archivo en la mano, respondió con su voz habitual, exenta de emoción. –Los hilos están bien tendidos, jefe. El tal Davi Silva ha entrado al Club Élite. La Fontana lo ha contratado como sparring. La operación va según lo previsto por ahora. Él no lo sabe, pero está siendo monitoreado de cerca–

Evandro agitó una mano, desinteresado. –Ese es un pez pequeño, Ramón. Una distracción. Dime de los peces gordos. La familia Fontana. Erluce Fontana. Esa mujer mueve mucho más que un viejo taller mecánico–

Ramón abrió el archivo. –Erluce Fontana es una mujer formidable. La fortuna de 'Belleza Esmeralda' se estima en miles de millones. Tienen propiedades, inversiones, redes en el extranjero. Y lo más interesante...– Ramón hizo una pausa, sus ojos fijos en el documento. –Los rumores internos. Hay susurros en los círculos financieros más cercanos a la familia sobre la salud de Helena Fontana, la hija. Dicen que no está bien. Que hay una enfermedad grave. Se está manejando con extrema discreción–

Evandro se reclinó en su silla, su mirada de lobo, aguda y penetrante, se intensificó. Los rumores eran la chispa que encendía su mente. La enfermedad, la discreción, la vasta fortuna... Una idea perversa, macabra en su potencial, comenzó a formarse en su mente.

–¿Enfermedad grave, dices? ¿Terminal?– preguntó Evandro, su voz un murmullo, pero con una intensidad que hizo a Ramón asentir. –Interesante. Muy interesante. ¿Y qué pasa con la herencia? ¿Está todo blindado? ¿A nombre de quién está el grueso de la fortuna?–

La mayor parte de los activos de 'Belleza Esmeralda' están bajo el control de Erluce. Pero Helena es la única hija directa, después de Saúl. Hay un fideicomiso, una parte considerable del capital que pasaría a ella en caso de algún evento inesperado, y una porción designada a su hermano Saúl en caso de que ella no esté. Es una red compleja, pero con un buen abogado y las palancas adecuadas...– Ramón dejó la frase en el aire.

La mente de Evandro trabajaba a mil por hora, conectando los puntos. La herencia de Helena... Una "mina de oro" mucho más grande que la insignificante deuda de Davi. La vulnerabilidad de una familia rica y poderosa, expuesta por la enfermedad de uno de sus miembros. Era el tipo de oportunidad que le encantaba: compleja, arriesgada, pero con recompensas estratosféricas. –Ramón, quiero todo lo que puedas conseguir sobre la estructura financiera de 'Belleza Esmeralda–. ordenó Evandro, su voz ahora un ronroneo bajo y peligroso. –Cada cláusula del testamento de Erluce. Cada fideicomiso. Cada propiedad. Y especialmente, cada detalle sobre la salud de Helena. Necesito confirmación absoluta de la gravedad de su condición–

Ramón asintió. –Se hará de inmediato, jefe. Los informantes en los hospitales, los abogados que manejan los fideicomisos de los Fontana, los contadores... todos tienen un precio–

Quiero que se infiltren en sus círculos más cercanos– continuó Evandro, ignorando a Ramón y mirándose fijamente en el reflejo de la ciudad en el cristal de su ventana. –Y el chico... Davi. Asegúrate de que nadie interfiera con su... 'misión'. Quizás pueda sernos útil más allá de lo que creíamos–. Evandro sonrió. El juego había cambiado. Ya no se trataba solo de cobrar una deuda. Se trataba de la conquista.

La familia de la joven millonaria, los prestigiosos Fontana, sin saberlo, había entrado en la mira del mafioso. Su mundo de lujo y elegancia estaba a punto de colisionar, no con la desesperación de Davi, sino con la fría y calculada ambición de un depredador que veía en la enfermedad de Helena la llave de una fortuna. El lobo había encontrado una presa más grande, y sus colmillos estaban afilados, listos para la caza...



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En el texto hay: romance, ambicion, deuda

Editado: 14.09.2025

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