El Precio Justo

#14 La Verdad al Aire

La confesión de Helena y la subsiguiente revelación del paquete de Evandro a Erluce habían llevado a Davi al límite de su resistencia. El peso de la culpa y la angustia por Helena, combinados con la presión asfixiante de Arianne y las amenazas del mafioso, lo habían empujado a un punto de no retorno. Ya no podía más. No podía seguir con la farsa.

Esa noche, al regresar a la modesta casa después de una jornada en el club, Davi esperó a que Arianne estuviera sola. El aire estaba cargado de una tensión que casi podía saborearse.

No puedo continuar– , dijo Davi, su voz grave, con una mezcla de desesperación y firmeza. Sus ojos, enrojecidos por el insomnio y las lágrimas contenidas, se clavaron en los de Arianne. –Helena me confesó su enfermedad. Se está muriendo, Arianne. ¡Ella no se merece esto! No puedo robarle lo poco que le queda. No voy a hacerlo–

Arianne se quedó inmóvil por un instante, su rostro una máscara de incredulidad, antes de que una furia salvaje se apoderara de ella. El miedo, la desesperación y la ambición se mezclaron en su expresión.

¿Qué estás diciendo, Davi?!– , gritó, su voz aguda y estridente, apenas un susurro histérico. –¿Te volviste loco?! ¡No es una opción! ¡Si te echas atrás ahora, Evandro nos va a consumir! ¡No solo a nosotros! ¡A ti, a mí, y a todo lo que nos queda! ¿Olvidaste lo que nos hizo a tu padre? ¿Olvidaste la factura? ¡Estamos en esto juntos! ¡No seas un cobarde, Davi! ¡Esto es por nuestra supervivencia, por la venganza de tu padre!–

–¡No es venganza, Arianne, es una traición vil! ¡A una mujer inocente que no tiene la culpa de nada!– respondió Davi, su voz elevándose con la misma intensidad. –¡Esto es peor que la deuda! ¡Es peor que todo!–

La discusión, acalorada y llena de recriminaciones, resonó por las paredes del pequeño hogar. Las voces, la desesperación, la revelación tácita de un plan siniestro, todo flotaba en el aire.

Lo que ni Davi ni Arianne sabían era que sus palabras no se perdían en el vacío. Saúl Fontana, el hermano de Helena, inquieto por las recientes "filtraciones" en los informes de seguridad de su familia y la presencia de hombres extraños cerca de su hermana, había estado siguiendo a Davi discretamente. La preocupación por Helena lo había impulsado a actuar por su cuenta, a desconfiar de lo que su madre no le decía del todo. Había seguido el coche de Davi desde el club hasta ese humilde barrio, un lugar tan ajeno a su propia realidad como la luna.

Escondido en las sombras de la calle, cerca de la ventana abierta de la casa, Saúl escuchó cada palabra. Cada grito de Arianne, cada réplica desesperada de Davi. Escuchó la mención de "Evandro", de "la deuda", de "la factura", de "la venganza del padre" y, lo más escalofriante, de "la oportunidad" que representaba la enfermedad de su hermana.

Sus ojos se abrieron de par en par. La incredulidad se transformó en una furia hirviente que le quemaba las entrañas. La traición. La mentira. Ese hombre, Davi, el sparring de Helena, el que se había ganado su confianza, ¡era parte de un engaño para robarle a su hermana! Y la tal Arianne, que supuestamente lo había ayudado a "entrar" en el club, ¡era la mente maestra detrás de todo!

Saúl apretó los puños, las venas de su cuello se hincharon. Quiso irrumpir en la casa, desenmascararlos, destruirlos por el daño que estaban intentando infligir a su familia, a su Helena. Pero algo lo detuvo. Una fría y calculadora parte de su mente, la misma que heredó de su madre para los negocios, comenzó a funcionar.

La rabia seguía ahí, un volcán a punto de erupción. Pero al escuchar la parte de Davi que se negaba, que se confesaba enamorado de Helena, que sentía repulsión por la farsa, una pequeña semilla se plantó. La información de Evandro, la deuda, la amenaza a su propia familia... Esto era mucho más grande que una simple traición de dos oportunistas. Era una guerra, y su familia estaba en el centro.

Saúl se alejó silenciosamente, su corazón martilleando, su mente en un torbellino. La verdad había salido al aire, cruda y brutal. Y con ella, una idea, peligrosa y audaz, comenzó a formarse en su mente. Una idea que quizás, solo quizás, podría usar a Davi y la situación con Evandro a su favor. La furia aún ardía, pero una estrategia de supervivencia y contraataque, forjada en la oscuridad, comenzaba a tomar forma. El tablero de ajedrez se había vuelto mucho más complejo...



#1817 en Novela romántica
#523 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, ambicion, deuda

Editado: 14.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.