El plan de Davi y Saúl era audaz, arriesgado, pero con la precisión de un cirujano. Utilizar la propia ambición de Evandro como arma contra él. Aprovechar su codicia insaciable para tenderle una trampa mortal.
La idea era simple en su concepción, pero compleja en su ejecución. Saúl, usando sus contactos, preparó una serie de documentos falsos que parecían ser información confidencial sobre los activos de Helena, y los documentos forjados iban a exponer las operaciones ilícitas de Evandro y sus conexiones dentro de la familia Fontana. El señuelo era perfecto, un tesoro que solo Evandro podía resistirse a tomar.
Davi, jugando su papel, debía entregarle esos documentos a Evandro en un encuentro arreglado, un encuentro que sería cuidadosamente vigilado por las autoridades que Erluce ya había puesto en marcha. Todo estaba preparado para que Evandro cayera en su propia trampa.
Pero Arianne, la pieza inesperada en este complejo juego, se había sentido abandonada, excluida y engañada. La alianza entre Saúl y Davi la había dejado sin poder y con el miedo de que su parte del acuerdo se desvaneciera. Su ambición, su miedo a la pérdida, le nublaban el juicio.
Así que decidió actuar por su cuenta. Sin el conocimiento de Davi ni Saúl, Arianne decidió ir por su propia y desesperada estrategia. En medio de la confusión, creyó poder recuperar el control y asegurar su futuro. Para hacerlo, se concentró en Helena. Creía que obtener la firma de Helena en una serie de documentos, que aparentaban ser para protegerla de una situación financiera compleja, le daría una forma de obtener una parte de la herencia de Helena. En realidad, los documentos eran para transferir parte de la riqueza de Helena a una cuenta en el extranjero, bajo el control de Arianne.
En el club, Arianne se acercó a Helena, aprovechando su debilidad física y mental. Utilizó su posición de "confianza", ganada a través de una amistad aparente, para intentar manipularla. Helena, aunque debilitada por la enfermedad, no era una tonta. Su mirada inteligente y penetrante detectó la falta de honestidad y la manipulación en los ojos de Arianne.
En un momento de lucidez, una momentánea oleada de fuerza de voluntad, un destello de su antiguo espíritu indomable, Helena sintió la manipulación, leyó entre líneas, y se negó a firmar los documentos. La negativa de Helena fue como un golpe de gracia para Arianne. La imposibilidad de cumplir su plan la hizo más consciente de que algo andaba muy mal.
Sin embargo, el rechazo de Helena la impulsó hacia algo inesperado. En medio de su propia confusión y desesperación, vio con claridad la posibilidad de manipular la situación para su propio beneficio. Al observar el rostro pálido y la angustia de Helena, se dio cuenta de la manipulación a la que había sido sometida.
En medio de un ataque de tos y dolor, Helena hizo una confesión inesperada a Arianne: –Necesito hablar con Davi. Necesito que le diga… todo–
Helena sintió que el tiempo se le escapaba, y sabía que si no le contaba todo a Davi antes de que fuera tarde, podría ser demasiado tarde. Este mensaje inesperado, una última carta jugada en su situación terminal, altera todo el tablero. La red se había cerrado, pero una pieza inesperada comenzaba a mover el tablero de maneras que nadie, ni siquiera Saúl ni Davi, podían predecir...