CAPÍTULO 6 —Borracha

Serguéi, con el orgullo herido y un dolor incesante en la retaguardia, llega al hospital para ser atendido por los médicos.

—¿Qué le sucedió? —indaga el médico antes de comenzar a hacer su trabajo.

—Un perro se enamoró tanto de mí que me dio un beso de amor eterno, con mordisquito y todo en la nalga. Lo vi como un flechazo, aunque él lo vio más como una salchicha —la respuesta de Serguéi le causó gracia al médico.

—¿Cómo llegó a esta situación?

Serguéi suspira mientras una enfermera lo ayuda a acomodarse en la camilla para comenzar a desinfectar la mordida.

—Mi jefe, que de jefe solo tiene el nombre, enloqueció y me pidió una misión imposible. Me prometió triplicarme el sueldo, y yo, de tonto, caí como mosca en miel. Ahora casi me convierto en el 'perrito caliente' del vecindario. Yo debería estar en mi camita descansando y no por ahí siguiendo las ideas locas de mi jefe. No tienen un buen exorcista... digo, ¿un psicólogo? Es que mi jefe necesita ayuda, y no de la normal. Tal vez una terapia de choque con un perro rabioso —Serguéi está en modo víctima, se siente extremadamente degradado por la situación con el perro.

—Tenemos un excelente departamento de psicología en el tercer piso. Podría subir ahí y pedir informes, o en recepción le podrían dar la información de todos los psicólogos que tenemos —responde el médico, a quien le da pena el pobre hombre.

—Definitivamente pediré información en recepción. Mi jefe no puede seguir con estas locuras.

Después de ser atendido, Serguéi se levanta con la dignidad de un pingüino herido y se arrastra como un caracol con sal hasta la recepción.

Pensó en el karma y en si el perro también tendría que ir al hospital, pero luego recordó que el jefe era el único que necesitaba un bozal."

Serguéi salió del hospital con la información del área de psiquiatría en las manos, aunque él habría deseado conseguir un exorcista o algo más para ayudar a su jefe con su locura extrema.

—Ese hombre debería casarse y ya. Después de todo, la señorita Olga es hermosa, si bien un poco caprichosa. Pero es hermosa, así mi jefecito se concentraría en su esposa y dejaría de pedirme que haga estupideces. Sí, definitivamente mi jefe necesita una esposa con urgencia, Sí, una esposa, pero no una cualquiera, una que sea como un sargento, que lo mande a la cama a las 8 p.m. y le confisque el teléfono. Y si es posible, que le corte el internet, así yo podré tomarme las vacaciones que me merezco después de todo.

Serguéi solo quiere descansar, y con las tareas que le pide su jefe, es imposible para él.

— Si el jefe me pide una cosa más, mi dignidad se va a suicidar, y mi retaguardia... mi retaguardia va a poner una queja formal"—mientras dialoga con sigo mismo se retira a su departamento.

Ya luego hablará con su jefe para recomendarle ayuda médica; tal vez así lo deje en paz unos días.

Por otra parte, Nyra cena junto a su cuñado y su padre, ya que Olga no ha llegado. Para salvar a su hermana, Nyra miente cuando le preguntan por Olga.

—¿Dónde está mi prometida? —indaga Uriel, mientras los ojos de Nyra se abren al punto de querer salirse de su rostro.

—Mi hermana no se sentía bien y está descansando. La verás en el desayuno, que diga, la oirás —Nyra, nerviosa, casi olvida que su cuñado no puede ver.

—Tranquila, no te preocupes. Yo tampoco me acostumbro a ser ciego —Nyra siente que metió la pata con su cuñado, aunque este le resta importancia.

Los tres siguieron cenando cuando Olga llega tambaleándose por lo borracha que está. Antes de que pudiera hablar, Nyra, con la agilidad de un gato y la determinación de un luchador de MMA, se lanzó sobre Olga en un movimiento tan rápido que la cuchara de sopa de su padre casi le vuela por los aires. Su mano aterrizó sobre la boca de Olga con la precisión de un dardo, silenciando la diatriba borracha en un 'Mmmhmmmph'"..

Olga intenta que su hermana la suelte, pero esta le hace una llave digna de cualquier luchador y la inmoviliza para que Uriel no escuche nada y se dé cuenta de lo que está pasando.

—Uriel, ya que terminamos de cenar, te invito un trago en mi despacho —Mijaíl, al ver la situación, decide sacar a su futuro yerno del comedor antes de que las clases de lucha de su hija menor dejen de servir para controlar a Olga y eso se vuelva una locura.

—Está bien, guíame a tu despacho —Uriel, que por supuesto sabía perfectamente lo que pasaba, intentó mantener la compostura, pero el sonido de un cerdo con asma escapó de su nariz. Mijaíl, con la misma expresión de un padre que acaba de ver a su hija ganar una medalla de oro en un deporte que no sabía que practicaba, se lo llevó a su despacho antes de que la casa se convirtiera en un ring de lucha libre".

—Por aquí, vamos —Mijaíl ayuda rápidamente a Uriel y lo saca del comedor. Solo entonces Nyra puede soltar a su hermana, quien apenas y puede sostenerse de pie.

—¿A ti qué demonios te pasa? Yo quería gritarle a ese tonto ciego que, no importa lo guapo que sea, no me voy a casar con él —Olga no puede permanecer de pie por sí sola, así que se sujeta de la pared y hasta le habla —Y tú no me miras así, pared!

—No digas tonterías. Sabes que de esa boda dependen muchos trabajos y que la empresa familiar siga a flote, así que cállate y vamos a que duermas —Nyra toma del brazo a su hermana, y esta intenta resistirse, pero está muy tomada y Nyra es más fuerte.

—Voy a subir porque yo quiero hacerlo, no porque tú me lo digas, ¿eh? —Olga se deja llevar por su hermana.

—Claro que sí, reina. La princesa sube por su propio pie' —Nyra observaba a su hermana con una sonrisa burlona

Mientras Olga intentó darse un aire de dignidad, pero terminó tropezando con el primer escalón.

—Lo hice yo sola. Sin ayuda —murmuró olga mientras su hermana la ayuda

—Claro. Tu no necesitas ayuda para nada —Nyra habla con ironía y sube las escaleras con su hermana para llevarla a descansar y espera que al día siguiente ya no haga tonterías.