Arundhita Yogananda y sus dos preciosas hijas avanzaban hacia la mesa principal; Priya Patel y su hija Rania hicieron lo mismo, pero a una mesa por detras de la principal.
Me sentía privilegiada, apreciaba ser partícipe de tan memorable celebración, pero necesitaba un poco de aire fresco y, a pesar de que estábamos al aire libre, necesitaba algo de espacio para mí. Necesitaba poner algo de distancia entre la actitud de Rania, y de Sashi, al comportarse como un estudiando juvenil enamorado de su profesora de historia, y en general lejos de toda esta multitud. Así que me fui y volvería al champán más tarde.
Era más fácil respirar lejos del abarrotado jardín. Cuando entré en la casa, la música de la orquesta me pareció alejarse y más agradable, y el peculiar aroma del banquete mezclado con la comida especiada, el exótico aroma de jazmín y el perfume de las damas se fue desvaneciendo gradualmente a mi paso.
Tuve la suerte de encontrar que el patio interior estaba vacío. Las únicas otras personas en el interior eran el par de sirvientes, inmaculadamente ataviados, estacionados junto a las puertas principales, tal vez para asegurarse de que nadie pasara más allá de lo permitido. Supongo que la mejor manera de tener éxito públicamente en algo prohibido es aparentar que sabes lo que haces. Que lo estás haciendo, he incluso si no lo haces.
Especialmente si no lo haces.
No pares, no dudes y no mires atrás.
Cruzando el alumbrado algo lúgubre del patio me dirigí hacia mi habitación, unos minutos a solas harían bien a mi mente. Como el resto de la casa, el pasillo parecía desierto.
Cuando pasé directamente debajo de una de las cúpulas de cristal colgantes, un zumbido de luciérnagas invadió mi cabeza tan desagradablemente que, después de eso, los esquivé sigilosamente.
Mientras subía a mi habitación, el aire parecía más respirable. Llegué al rellano donde estaban asignadas mis habitaciones junto con Priya, su hija y las gemelas. No pude evitar mirar hacia el estudio de Kamal Yogananda, el estudio donde tuve tal incómodo encuentro con Sashi.
Y para mi sorpresa la puerta estaba entre-abierta. Y no pude evitar subir... No para encontrarlo allí... simplemente... Yo era una criatura curiosa por naturaleza.
Y oí.… voces detrás de mí. Voces masculinas, apagadas, discutiendo algo sobre británico y los bloqueos navales.
Tenía mi mano sobre la baranda de la escalera, cuando reconocí la voz Kamal y otros dos funcionarios británicos, subí las escaleras y me escondí en la sombra del estudio. Las cortinas estaban abiertas. La iluminación exterior se filtraba perezosa entre ellas. No me atreví a encender ninguna luz, simplemente no quería quedar atrapada o ser vista, en el lugar prohibido.
Eso me permitió mirar más de cerca, el estudio era muy masculino, con retratos de antiguos miembros de la familia, y también pude reconocer el escritorio de caoba y la silla de cuero.
Me paré detrás de la puerta, esperando y rezando para que no decidieran subir también. Para mi suerte, siguieron caminando por el pasillo escaleras abajo.
Me di cuenta de había estado conteniendo la respiración, repentinamente fatigada, la picazón dentro de mí comenzó a recorrer mis nervios. Me acerqué a la silla al lado de la puerta y me senté en ella. Era mucho más cómoda de lo que parecía: una silla de lectura, claramente, con un periódico cuidadosamente planchado y doblado encima del soporte, junto al brazo.
Era un periódico de Londres.
Con la fecha de ayer.
The Daily Express
Interrupción de la economía y rebelión
Decía el titular. Lo toqué con mis dedos y lo hice girar para leer el resto.
Una serie de motines militares pronto seguidos por una serie de levantamientos populares destrozaron el corazón central de la India colonial y amenazan con desintegrar el Raj británico. Unidades del ejército de Bengala se han levantado contra sus oficiales británicos y, junto con otros grupos descontentos, rápidamente se apoderaron de ciudades y pueblos clave.
Un pequeño grupo del ejercito británicos han sido expulsados de uno de los principales centros y hay temores genuinos de que la conflagración se extenderá a otras regiones de la India colonial.
La escala de la revuelta y la violencia que la acompañó no tuvieron precedentes. Además, la intensa racialización del conflicto y las ansiedades que está generando moldeará la política militar, estratégica y política británica en todo el imperio durante las generaciones venideras. Parece ser que la estabilidad británica pudiera estar desmoronándose.
La política no era mi debilidad por lo que nunca puse demasiado interés en saber cómo trabajaban políticos y gobierno, y mucho menos como se desenvolvían entre otros países, pero lo leído de soslayo en este periódico, no anunciaba buenas noticias para el ejército británico y solo esperaba que mi estancia en este país no me afectase.
Sin interés en poner más importancia en ello tomé el periódico de nuevo y con cuidado lo puse sobre la mesa, me senté de nuevo en la silla y crucé los pies a la altura de los tobillos. Luego miré los dos retratos.
Definitivamente, eran Arudhita y Kamal, en su juventud, y una anciana de cabello gris, ¿tal vez una abuela? ¿otra tía? Me miraban fijamente... a cualquiera que los mirara también.
Un Kamal Yogananda con un rastro de sonrisa confiada, y la anciana con una especie de gravedad delicada y pensativa, como si sintiera que sonreír no sería apropiado. Él estaba de pie, y ella estaba sentada en lo que parecía ser un banco de jardín, junto a ella estaba sentada una joven y bonita Arudhita, feliz, con su mano apoyada en el hombro de un niño de probablemente alrededor de ocho años, con una inconfundible mirada hacia atrás; era Sashi. Y las dos niñas pequeñas con una hermosa sonrisa; las gemelas, luciendo felices rodeadas de sus padres.
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Editado: 25.08.2024