Angustiada

El matrimonio de Ella sorprendió a más de uno. Cuando posteo las fotos en sus redes más de uno, mostró su asombro. Cuando al volver a la universidad, lo comento en las clases, algunos compañeros le reprocharon no haberlos invitado a la boda. Pero ÉL, al verla dijo:

—¡Te casaste! Felicitaciones…

—Sí, hace poco más de tres semanas —dijo Ella con diversión.

—Vi las fotos que publicaste, la primera con velo y me quede: ¡ah se casó? Y después las que subiste en una plaza en Mérida y lo confirme.

Ella rió con algo de pena, aunque las palabras de Él no tenían deje de reproche sino de asombro se sintió algo culpable, por no habérselo comentado. Eran amigos, debió decírselo. Y cuando las cosas no estaban yendo como pensó el sentimiento se acrecentó.

***

Ella estaba enferma física y emocionalmente. Había dejado de ir a la universidad, varios mensajes de sus compañeros de clases habían llegado, preguntando porque ya no la veían, la deserción en la carrera que estudiaba era bastante alta, pero Ella daba la impresión de que era de las que no se rendían. Así que fue extraño, a la mayoría les dijo que estaba enferman, cosa que era verdad. Pero para ella estar enferma físicamente nunca había sido impedimento de llevar una vida normal, excepto las veces que el reposo era obligatorio, aunque no era una de esas ocasiones. Solo que emocionalmente sentía que no daba para concentrarse o existir. Ella sabía que su forma de ver las cosas, tal vez eran demasiado negativas, pero se sentía así y no sabía cómo explicarlo a los demás.

Encontró las palabras para expresarse cuando Él le preguntó por un chat de una red social, cómo se sentía, porque ya no la veía. Esas simples palabras, que ya se las habían formulado antes, pero viniendo de él, significaban más. Le respondió:

• Me siento muy mal, mi matrimonio no va nada como pensé, es como si de repente mi príncipe azul, se convirtió en un carcelero, en un monstruo. No entiendo, ¿Cómo me puede estar pasando esto?

La respuesta de Él tardo en llegar y ya cuando pensó en desconectarse, respondió:

—Lo lamento mucho y me da cosa, porque vos menos que nadie merece algo así. ¿Podemos vernos y hablar en la universidad?

—Creo que sí.

—Bueno, ya sabéis donde estoy los martes.

Pero, Ella nunca se presentó, solo trato de superar su crisis. Uno de sus grandes defectos, era ser demasiado cerrada. Sentía bochorno de expresar lo que sentía y después se arrepintió de haberle escrito aquel mensaje. Después vio en un comentario de una de sus fotos de Facebook, que él le decía: Te estuve esperando.