El reflejo de mi alma

Dolida

La vida parecía estar compuesta de más dolor que de felicidad, de más angustias que paz, de más tiempos de “guerras” que de amar. Parecía que había tan poca gente dispuesta a amar, a ser leales, en los cuales se pudiera confiar. A Ella le parecía terrible que la mayoría de las personas o casi todos no supieran el valor de la confianza, ella era del tipo de persona que valoraba por encima de todo, la confianza que en ella depositaban. Y en ese momento de su vida, parecía que no había nadie en quien confiar. Se sentía tan decepcionada, tan dolida, tan devastada y sola. Quizás era como decían: Ella era demasiado sentimental, sensible, llorona e ingenua.

Que la vida no podía ser de la forma infantil que ella la veía. Y tal cosa como la confianza no existía.

Esos eran los recurrentes pensamientos de Ella y parecía que hasta su semblante la delataba. Comenzó a rodar entre sus compañeros de universidad una serie de comentarios sobre su vida personal, sobre su matrimonio y eso solo era un aspecto del calvario que estaba viviendo, parecía que no había círculo en el cual no se hablara de su vida personal. Y sí, su vida personal estaba mal, pero no era razón para que la gente no tuviera otro tema de conversación y cuchichearan al verla pasar.

Pero, entre todo, una parte de Ella se sentía molesta consigo misma por haber confiado en quien no debía, por darle espacio a una “amiga” de enterarse de su “desgracia”.

Como solo decir su mamá: Eso le pasaba por pendeja. Y por encima de todo era esa frustración lo que la tenía tan molesta y dolida.

No hablaba con casi nadie del programa, hasta con Él, mantenía las conversaciones a la mínima interacción. Estaba más callada y taciturna que de costumbre.

Ella llego a faltar varios días a la universidad por malestar estomacal y al volver Rodríguez le comento con malicia que Él había comentado que Ella estaba diferente, había cambiado mucho desde que se había casado; ese mismo día, el profesor con el que había entablado una amistad, le dijo lo mismo.

Ella no sabía porque esas simples palabras le dolían mucho más que cualquiera de las que había escuchado sobre ella, eran las más inofensivas y ciertamente ella había cambiado, eso era innegable. Se preguntó toda la tarde, porque se sentía así y la única respuesta que le llego, es que de todas las personas, la última que esperaba comentara su vida con otros compañeros era Él, lo tenía en tan alta estima y sobre todo pensaba que era como ella, que era una persona digna de confianza y que no le gustaba, como solían decir los maracuchos: andar con el brollo.

Eso era como la gota que rebosaba el vaso de la desdicha de Ella, casi al anochecer vio que Él estaba en línea y decidió escribirle. En un arranque impropio le reclamo por unos mensajes que de todos anduvieran comentado sobre ella, que si era verdad, había cambiado, pero que consideraba, que si a alguien debía decírselo era a ella misma, preguntarle directamente que pasaba con su vida. Ese día llena de rabia, mientras le escribía lloro.



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En el texto hay: amor, dolor, diario intimo

Editado: 03.10.2025

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