—¿Arlet? —pregunto sorprendido. —Mi Arlet, eres tú, al fin… —me solté de él.
Lo miró, me quedó embobada, se ve tan varonil, si aquella vez me pareció atractivo esta vez a la luz del día se ve mucho más varonil, elegante, maduro, atractivo y es que de solo verle me lleva a esa pequeña personita que espera por mí en casa. Es que nueve meses dentro de mí y sé viene a parecer a él.
Mi ira se enciende, como se atreve aparecer ahora, para qué.
—No me toque —digo alejándome de él.
—Arlet nena soy yo Dion.
—Sé quien eres, eres un mentiroso, patán que solo me utilizo espero estes feliz por tu logró —me mira confundido.
—De qué hablas nena, yo no te he utilizado, ese día…
—¡Cállate no quiero saber nada de ti mentiroso! —digo cortándolo, empiezo a caminar. —espero y sepa con quien se mete señorita, no espere que ese pedazo de idiota la abandone como lo hizo conmigo.
—Arlet espera, no soy ningún mentiroso, déjame explicarte lo que sucedió ese día.
—No quiero tus explicaciones, no quiero saber que sucedió ese día, te odio —tomó unas esferas navideñas y se las empiezo a lanzar. —Vete porque tenías que aparecer nuevamente —digo lanzándose las esferas que él esquiva sin esfuerzo.
Lo que me enfurece más.
—Arlet, déjame explicarte y luego me atacas todo lo que quieras.
—No entiendes no quiero tus explicaciones —tomó la última esfera y la lanzó, él logra atraparla como si nada.
—Arlet Roldan ¿Qué estás haciendo? —me dice mi jefe detrás de mí. —Porque atacas a nuestro cliente —toma mi mano. —Discúlpate ahora mismo —dice mirándome.
—¿Qué? No me voy a disculpar con nadie y menos con un mentiroso —digo levantando la voz.
—No es necesario señor.
—Tú cállate —le gritó a Dion.
—Estás despedida.
—¿Qué por qué?
—Le estás faltando el respeto a nuestro cliente y a mí también me lo has faltado, ve por tus cosas.
—Bien como guste —digo yendo a recoger mis cosas.
La sangre me hierve, quisiera lanzarle un pedazo de ladrillo en medio de su frente, tal vez clavarse un clavo en los ojos sería mejor.
Tomó mis cosas y caminó hacia la salida.
—Bien hecho Arlet ahora si ahorrarás para tu universidad.
—Arlet me vas a escuchar quieras o no estamos —dice caminando hacía mí.
—No quiero escuchar más mentiras tuyas, desaparece como lo hiciste aquel día, y muchas gracias por el regalo de navidad.
—¡Arlet carajo! Me va a escuchar —me toma la mano.
—Suéltame.
—No hasta que me escuches.
—No quiero.
—Pues lo vas a hacer quieras o no —tira de mi mano y me pega a su cuerpo.
Su cercanía me hace estremecer y la vez sentir más enojo, de un movimiento me toma por la cintura y me sube a su hombro.
—Dion, bájame —me ignora y empieza a caminar.
—Gisy toma un taxi y ve a casa con mamá.
—Y tú a dónde vas, y quién es la fiera, ¿que le hiciste?
—Está fiera es Arlet.
—Es la chica de la que nos hablaste.
—Sí esa misma —le contesta a la chica.
Me sube al auto por el asiento del piloto, me cambio para el otro asiento para abrir la puerta, pero el auto es encendido y puesto en marcha.
—Dion detén el auto ya.
—No lo voy hacer es la última vez que te digo —me cruzo de brazos.
—Y tu novia no se enoja, bueno parece que no ya que se quedó como si nada, en verdad que las mujeres somos tontas y nos atontamos por los hombres.
—Para tu información Gisy no es mi novia es mi hermana menor debe tener tu edad —me informa, lo miró.
—Sí claro.
—No me creas ya de por sí parece que perdí mi credibilidad ante ti, pero todo tiene una explicación —enciendo la radio y subo el volumen.
Me mira y sonríe.
—Mira la calle, en casa me esperan, aún no quiero morir —le digo seria.
Busco mi móvil, pero recuerdo que lo deje en la caja cargando, me doy un golpe en la cabeza.
—¿Por qué te golpeas? —toma mi mano.
—Por nada —me safo de su agarre. —a dónde vamos, me llevas al bosque para dejarme abandonada nuevamente.
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Editado: 31.12.2023