El Divorcio Y El Secreto

Dos semanas después, los abogados de Damián estaban furiosos. Luna había presentado la demanda de divorcio con la foto como prueba.

"¡Estás loca, Luna! ¡Destruirás mi reputación!", le gritó Damián en la oficina del abogado. "¡Nadie me creerá! Te voy a dejar sin un centavo."

Luna, vestida con un sencillo pero impecable vestido negro, lo miró con los ojos más muertos que jamás le había visto. "Lo que tienes, Damián, me da asco. No quiero tu dinero. Solo quiero mi libertad".

El divorcio fue rápido y sucio. Luna se negó a luchar por la fortuna, aterrorizando a Damián con su desinterés y su silencio gélido. Ella tomó una pequeña suma y se fue.

Una semana después de que las firmas se secaron, Luna se desmayó en su diminuto nuevo apartamento. La clínica le dio la noticia: no solo estaba embarazada. Estaba esperando mellizos .

El miedo la paralizó. ¿Traer al mundo a los hijos de un hombre que la había maltratado y humillado? Nunca. No iba a permitir que Damián ni su toxicidad tocaran a sus bebés.

Esa noche, Luna tomó una decisión radical. Retiró el poco dinero que le quedaba, vendió sus joyas restantes y compró un billete de avión a un destino tan lejano que Damián jamás podría encontrarla.

Luna Ferrer desapareció sin dejar rastro. Dejó atrás a la esposa sumisa y rota. Ahora, solo existía Luna, y el futuro de sus dos hijos.