UN AÑO DESPUES. NAVIDAD.
Eddy había pasado un año muy malo, y no en cuestión económica, eso siempre iba bien. Pasó el año entero intentando conseguir noticias de Lucille, era como si su amiga-posible-novia se hubiera desaparecido en el aire. Luisa no sabía nada (o era muy buena mentirosa), no la encontraba en redes sociales y no respondía sus llamadas, su teléfono eternamente apagado o fuera de zona de servicio tampoco ayudaba a tranquilizarlo. Su padre había desaparecido sin dejar rastro el mismo día que Lucille, de forma que ni siquiera podía pedirle que hiciera lo correcto por una vez en su vida y los dejara en paz. Una total ausencia de noticias no era necesariamente algo malo. Nunca se había enamorado de otra chica y la posibilidad de perderla antes de decirle lo mucho que la amaba era terrible.
- No puedo creer que aun la esperes, ¿Cómo no te iba a abandonar a tí? ¡Si me abandonó a mí!.- Dijo en una ocasión Mathew, no por primera vez deseó darle un buen golpe en medio de su estúpida cara.Se contentó con barrer la acera con más fuerza de la necesaria .- Ella es mía... Eres un tonto, Eddy Markson y algún día te arrepentirás por intentar quitarme al amor de mi vida.
- ¿El amor de tu vida? Ella huyó de tí y no regresó por tí, regresó a pesar de tu presencia .- Respondió él, manteniendo una buena distancia entre ambos, no había mucha gente en la calle así que quizás el oficial se sentiría inclinado a intentar algo tonto .- Lucille es una persona, no te atrevas a mencionarla como si fuera tu propiedad, ella tomó la decisión de dejarte hace mucho tiempo.
- Maldito niño listo.
- Lo dices como si ser listo fuera algo malo.
- Cuida tus palabras, Markson.
- Yo no soy quien llegó al negocio de un honesto lugareño a gritarle groserías. Ah, y dile a Laura que deje de esparcir rumores, su matrimonio no acabó por culpa de su hermana, es muy valiente al culpar a quien no está aquí para defenderse.- Gruñó él, recogiendo su escoba antes de entrar a la cafetería.
- Voy a ser sheriff, ¿sabes? .- Presumió el otro, sacando el pecho orgulloso (se veía ridículo aunque Eddy no iba a decírselo).- Te combiene tratarme con respeto.
- Buena suerte ganando las elecciones. Escuché que tendrás muy buenos oponentes, sería una lástima que alguno de ellos decidiera ir a excavar cerca del lago.
Mathew se detuvo en seco, su cara se volvió pálida como la cera y su voz amenazante.
- ¿Cómo sabes eso?
- El señor Small me lo dijo. Vas a portarte bien, o el siguiente juicio será en tu contra.
- Podría hacerte desaparecer y nadie lo sabría.
- Todos los Small lo saben, además tengo un plan de respaldo, lo sabe una persona que no dudará en usar ese feo secreto en tu contra si algo me llegara a pasar. ¿Comprendes?
Mathew se marchó refunfuñando, nunca nadie lo había enfrentado así, se notaba su forma de caminar, lo hacía como una persona ante su primera derrota y esa es la pérdida más terrible que sufre una persona tan arrogante: descubrir que no es invencible, que esa armadura impenetrable es en realidad una cortina de humo.
Comenzaba a perder la esperanza de ver a Lucille ese año cuando recibió una carta, no tenía remitente pero la letra era inconfundible, decía : “Te veré en casa esta Navidad”. Tener una meta era mejor que esperar algo que quizás nunca pasaría. La amaba, la amaba y volvería a verla. Con gran emocion vió llegar las primeras nevadas, sabiendo que cada día se acercaba a la fecha esperada. No importaba la forma en que se separaron, no importaban los obstáculos, estarían juntos otra vez. ¿Estarían condenados a esperarse el uno al otro hasta el final de sus vidas? No le importaba, por ella esperaría todo el tiempo que fuera necesario.
Un año parece mucho tiempo, los primeros meses se sienten eternos, pero conforme pasan las semanas se pierde la noción del tiempo. La distancia tambien es muy relativa, Eddy estaba lejos y aun así lo sentía cercano solo con pensar en él. Su hermano la había recibido en su nuevo hogar, del otro lado del país con una cálida sonrisa. Había crecido mucho en los últimos años, su rostro que antes era redondo e infantil ahora era más delgado, con mandíbula marcada y le sacaba una cabeza de estatura cuando por mucho tiempo fue el más chaparro de los hermanos Smal, situación que solo le molestó en la escuela secundaria.
No era la primera vez que Lucille se alejaba de casa de manera imprevista, pero en esta ocasión la separación le resultó más dolorosa, quizás por la experiencia que había ganado en los último años o quizás se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba aquel pequeño pueblo, junto con sus habitantes. No, eso sería engañarse, sólo extrañaría a dos personas, Luisa y Eddy.
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Editado: 17.04.2021