El Reino de los Mercenarios: La princesa Violeta

Capítulo 6

Violeta despertó de forma brusca y se levantó del colchón en el que estaba. Había tenido una pesadilla.

Su corazón latía fuerte, sentía la sangre recorriendo las venas de su cuerpo de forma rápida, además de un pequeño dolor de cabeza y un temblor en sus manos. Luego de unos segundos giró el cuello de un lado a otro y observó la habitación en la que estaba, la cual desconocía. Las paredes tenían ladrillos ennegrecidos. Por la ventana, que poseía verjas de hierro, llegaban unos rayos de luz que casi se podían tocar, los cuales iluminaban el interior y chocaban con una puerta que también era de acero. 

Una sensación de frío recorrió su espina dorsal por un instante, tuvo miedo debido a su desorientación, pero los recuerdos más inmediatos le llegaron nuevamente a la cabeza uno por uno. Se encontraba en el Reino de los Mercenarios, en una fortaleza con muchas más personas, muy lejos de su país natal... y a salvo.

Al recordar, y solo entonces, comenzó a calmarse. Se sentó en el colchón en el que había dormido y sonrió un poco. Aún estaba nerviosa debido a la pesadilla que había tenido. «¿Qué fue lo que soñé?», se preguntó, pero ya lo había olvidado, pues su miedo le hizo sacar el lado más instintivo que posee un ser humano. El estrés que pasó en el momento de despertar hizo que su subconsciente no tenga tiempo para cosas sin importancia como recordar una pesadilla. Aunque lo cierto es que desde el escape de su nación había tenido sueños terroríficos cada vez que dormía. «Tengo que recordarlos», se motivó, sin ninguna pista que le indicara qué era lo que soñaba, pues su mente estaba muy confusa aún.

Un ruido fuerte la hizo salir de sus pensamientos y le sorprendió de tal modo que se sobresaltó un poco en el colchón. El sonido provenía de algún salón cruzando la puerta.

Violeta chocó las palmas en sus mejillas para calmarse y alfin se levantó nuevamente. Movió el pestillo que tenía la puerta y salió hacia los pasillos.

Al salir, recordó que estaba en el segundo nivel de esa fortaleza, el pasillo era muy largo y tenía el piso de hierro, al frente estaba la puerta de otra habitación que tenía el número 24 incrustado. La princesa vio al lado derecho y se percató de todas las demás puertas que habían, las cuales eran bastantes y algunas personas estaban saliendo de ellas. Se volteó para fijarse en el número de su puerta, el cual era el 23. Entonces miró hacia el otro lado en donde se veía una barandilla al final del pasillo y caminó hacia allá.

Al llegar, algunas personas estaban apoyando los brazos en dichas barandillas y mirando hacia abajo. Ella hizo lo mismo y se sorprendió, pues había demasiada gente amontonada en el salón del primer nivel, el cual era muy amplio.

Una gran puerta de hierro cerrada se veía en el extremo derecho del edificio, por ahí fue que Violeta y todos los demás entraron la noche anterior.

Un gran grupo estaba entrando y saliendo de una cocina del lado izquierdo, con pequeños trozos de pan en la mano. Otros estaban separados del lugar, comiendo y hablando. Mientras que muchos más se estaban moviendo de un lado a otro, discutiendo entre sí e incluso dándose golpes. El bullicio era tal, que Violeta no sabía cuál de todos los ruidos fue el que le produjo el susto en la habitación.

La chica bajó por unas escaleras metálicas que hacían ruido con sus botas y este sonido cambió drásticamente al pisar el suelo del primer nivel, que era de concreto. Violeta se sintió sofocada al instante después de caminar entre todos los hombres que la rodeaban. Entre tropezones tuvo que agarrar los brazos de varios de ellos para no caerse, los cuales la miraban de forma penetrante y no pudo evitar que más de uno le rozara los pechos y le tocaran el trasero.

Con esfuerzo llegó al lugar donde estaban repartiendo el desayuno, tomó uno de los trozos de pan e intentó salir de entre esa oleada de gente incivilizada.

Apretujada y casi asfixiándose, levantó el pan alzando el brazo y dio varios saltitos para moverse en esa contracorriente, pero su pie tropezó con el de alguien más, Violeta cayó al suelo y el pan rodó.

Aún con cierta esperanza, la princesa se paró rápido para agarrar al pan, pero paró en seco al ver como algunos hombres lo pisoteaban. Era un caso perdido.

Exhausta, unos minutos más tarde, la princesa se encontraba apoyada en una de las paredes, suspirando.

Cuando se dio cuenta, vio un trozo de pan limpio al frente de ella con una mano agarrándolo. Sin preguntar lo tomó, pero antes de comerlo miró a quien se lo había ofrecido: era un joven muchacho con el cabello castaño, vestía un traje de cuero con un chaleco azul oscuro que le hacía ver como un viajero, además poseía una espada enfundada con una correa en la cintura y una mano detrás como un caballero.

—¿Quién? —susurró Violeta.

—Mi nombre es Alan, un placer señorita, ¿y el de usted?

—Violeta —contestó fríamente, miró al pan y al muchacho, que estaba sonriendo.

—¿Estas seguro de dármelo?

—Claro —contestó, luego sacó el resto del pan de la mano que tenía detrás y lo alzó al nivel de su cara—, con esto tengo suficiente.

Inmediatamente Violeta engulló al trozo de un bocado y disfrutó al comerlo.

—Haces una cara graciosa —comentó Alan mientras le daba pequeños bocados a su pan.

—Gracias... supongo.

Ambos hablaron durante un rato más hasta que un gran estruendo se escuchó desde el lugar donde estaban repartiendo los panes. Al ellos ver, se percataron de un grupo de hombres con trajes blancos que se habían apoderado del lugar, muchas personas estaban tiradas en el suelo haciendo muecas de dolor y otros estaban corriendo hacia atrás para alejarse del sitio.

El grupo comenzó a sacar todos los panes y a comérselos uno por uno, mientras la multitud los observaba con rabia.

Había un joven que parecía ser quien los dirigía, sentado y comiendo de los panes que sus secuaces le pasaban. Violeta vio como el joven aún desprendía aura, había sido él quien creó la explosión de energía segundos atrás. La princesa no aguantó la rabia y comenzó a caminar directamente hacia él. Alan le agarró el brazo para impedir que ella haga tal locura, pero la soltó al sentir como la muchacha despedía un aura mortífera.



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En el texto hay: accion, amor, fantasia aventura reinos

Editado: 31.01.2023

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