El Reino de los Mercenarios: La princesa Violeta

Capítulo 20

Después de pasado un día desde que Violeta y los demás salieron del reino, el rey Mauro recibió una visita en el castillo.

Un hombre con una capa roja y un mazo entró enojado al comedor donde Mauro estaba comiendo. Este último al verlo entrar lo saludó con alegría.

—¡Gareth! Qué sorpresa, ¿quieres acompañarme a comer?

Gareth frunció el ceño y negó con la cabeza.

—¿Por qué has dejado entrar a esa princesa? —cuestionó sin sentarse—. Y peor aún, ¿por qué no consultaste con nosotros, los altos mandos?

Mauro pinchó un filete con su cubierto, cortó el pedazo y se lo llevó a la boca. Mientras masticaba se quedó viendo a su visitante que aún tenía cara de enojado. «Gareth Redwood, el hombre de las mil victorias. Lo nombré como alto mando hace un año y desde entonces se ha vanagloriado mucho. Aunque debo decir que sus aportes han sido buenos para el reino».

—No debes preocuparte, tengo todo controlado.

—No parece, ¿sabes el revuelo que se está armando? Esa información ya la sabe todo el reino.

—¿¡Qué!? —se sorprendió—. Oh no, sabía que era mala idea tenerla a mi lado el día de la ceremonia.

El alto mando Gareth Redwood se acercó al rey, jaló la manta blanca de la mesa y todos los platos con los alimentos cayeron al suelo, rompiéndose en pedacitos.

—¡Habrá una guerra! —gritó Gareth al hacer eso, perdiendo los estribos.

Mauro había puesto una cara de horror al ver como sus alimentos cayeron al suelo. Pero luego de ver lo impaciente que estaba Gareth y la expresión de desesperado que tenía en su cara, sonrió.

Mauro se levantó de su silla calmado, Gareth, que tenía sus manos abiertas tratando de hacerle entender la gravedad del asunto al rey, repuso su postura, pero igual tenía la cara seria y las cejas juntas.

—¿No te importa?

—No es que no me importe —respondió el rey—, es que, como te dije, todo está controlado. Me sorprende mucho que la información se haya filtrado y es posible que llegue hasta la nación Nuria. Pero aún así, ya tengo cartas en el asunto.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Gareth sorprendido.

—¿Qué crees?, ya la princesa está de camino a su nación.

Una vez dicho eso, Gareth duró varios segundos con la boca abierta. Él sabía que Violeta había ido a un lugar con un mercenario de su grupo, pero no tenía todos los detalles.

Algunas personas que se dedicaban a la limpieza del castillo entraron al comedor y comenzaron a limpiar el desastre que causó Gareth.

El alto mando, luego de calmarse completamente, le dijo al rey que le informe sobre sus futuras decisiones. Luego echó su capa roja hacia atrás y se fue caminando a paso firme.

Mientras tanto, en otro lugar, Violeta estaba dentro de una carroza amplia, junta al grupo de veteranos. Dicha carroza se estaba dirigiendo hacia el sur y quien manejaba los dos caballos era el mercenario del escudo, Bors.

Dentro estaban los otros cuatro, Violeta estaba al lado de Rubí, mientras que los otros dos estaban en los asientos que le quedaban al frente.

Luego de partir era poco lo que habían hablado, y el ambiente se estaba poniendo tenso entre ellos.

Violeta estaba nerviosa porque quería hablar, pero debido a todas las advertencias que le dieron para que se comporte en presencia de Xandros, el mercenario de la armadura plateada, ella no se atrevía a romper el hielo.

Rubí, que estaba viendo por la ventana de la carroza como pasaban los árboles, de pronto miró a su lado y se dio cuenta de como estaba Violeta. La princesa miraba de reojo a cada uno de ellos, aveces miraba a Ray fijamente y luego volteaba a ver a Xandros, para entonces bajar la cabeza. Ray tenía una mano apoyada en su mejilla y los ojos cerrados, mientras que Xandros tenía el casco puesto, así que no se podía saber si estaba despierto o no.

Eso fue muy curioso para la pelirroja, así que decidió ser ella quien tome la iniciativa.

—Ray, ¿recuerdas cuando te volviste mercenario? ¿Cómo fue tu primera misión?

Ray abrió los ojos y miró a Rubí durante varios segundos, luego vio hacia Violeta y ella tenía los ojos brillosos esperando la respuesta.

—Me mandaron a cazar un jabalí —contestó mientras cerraba los ojos nuevamente para recordar mejor—. Esa fue la única prueba que me hicieron. Recuerdo que yo estaba muy nervioso, el grupo que fue conmigo me hizo entrar al bosque solo y ellos se quedaron viendo desde lejos. Cuando estuve frente al jabalí casi me orino en los pantalones, pero al atacarlo con magia me di cuenta que podía con él y terminé la misión satisfactoriamente.

—¡Genial! —gritó Violeta—. Me hubiera gustado verte cazándolo —dijo con una sonrisa.

Rubí también sonrió al ver lo animada que estaba la princesa y, sin saber si Xandros estaba escuchando o no, le preguntó:

—¿Y tú, Xandros?

—Fue hace 20 años —contestó rápidamente—. En ese tiempo el reino estaba en guerra con los rebeldes de las montañas, específicamente los de las Rocas Vivas. Y no hacían pruebas, sino que ponían a todos los nuevos en el frente de batalla, fueron tiempos difíciles, pero logré hacerme un nombre rápidamente gracias a eso.

—Debió ser muy difícil para ti —dijo Rubí.

—Si, obtuve muchas heridas que se volvieron cicatrices y me desfiguraron un poco el rostro, por eso siempre llevo esta armadura encima.

—Oh, ahora tengo más curiosidad de verte —dijo sarcásticamente.

—Prefiero que no lo hagas, te desmayarías.

Una vez contaron eso Rubí se iba a acomodar nuevamente para mirar por la ventana, pero se percató de que Violeta la estaba viendo fijamente con unos ojos tiernos.

—Hum, ¿qué pasa Violeta?

—Quiero saber cómo fue en tu caso —dijo con una sonrisa.

—N-no quisiera hablar mucho al respecto.

—Tú nos preguntaste a nosotros —comenzó a decir Ray, poniendo interés en el asunto—. Lo normal es que tú también cuentes tu caso, ¿no crees?

—Ahh, está bien, pero no me vuelvan a preguntar al respecto, ¿está bien?



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En el texto hay: accion, amor, fantasia aventura reinos

Editado: 31.01.2023

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