El Rey de los Dioses

PROLOGO "BATALLA DE DIOSES"

El cielo estaba cubierto de nubes de un tono color gris, que presagiaba que estaba a punto de caer un torrencial, el viento se empezaba a sentir cada más frio y con más fuerza, algunas gotas empezaban a llegar desde aquella tormenta.

En un monte, se encontraban Dhananjay, la Diosa del fuego, la pasión y la vida, tan hermosa y tranquila como siempre había sido.

Mientras que desde el otro lado del monte estaba el Dios del hielo, Xaman, también conocido como el señor de la noche, la muerte y la ira.

—Dhana, comprende que los dos no podemos gobernar este mundo, ellos necesitan un Dios al cual temer y respetar, acaso, no ves como ellos han sobrepoblado el mundo, gracias al amor que haces que sientan entre ellos, esto no puede seguir así—le decía desde lo lejos.

Cuando hablaba, parecía que la tierra vibraba de furia y le daba la razón a Xaman, los mares se arremetían con más fuerza y la tormenta que estaba lejos hace unos momentos, ahora ya se encontraba encima de ellos, dejando caer con fuerza cada gota de agua sobre sus rostros, las plantas y la tierra.

—Aquello que dices no es la solución, ellos necesitan amor y con esto ellos encontraran la paz y la estabilidad para no destruir este mundo que fue creado para ellos, y no para nosotros. Debes de entender que lo que tú quieres no es lo correcto y no te permitiré que acabes con estos humanos a los cuales yo amo—le contestaba dulce y tranquilamente.

Al terminar de hablar Dhana, la tormenta paro, las plantas que estaban en el monte enderezaron su tallo y por unos momentos las nubes se separaron para dejar pasar los rayos del sol, pero todo se acabó cuando Xaman ataco a Dhana.

—No quiero esto Xaman, no quiero pelear contigo, los dos sabemos cómo acabara, así que ríndete y acepta que el trono de único Dios será mío.

Dhana era la diosa más poderosa de todos los dioses que existían antes del Combate Divino.

Este se llevó a cabo por que la diosa regente Apona, había muerto, y para que se decidiera un nuevo gobernante los Dioses tuvieron que luchar entre ellos en un torneo.

Pero los dioses inferiores en poder a Dhana y Xaman fueron destruidos por estos, hasta que finalmente quedaron solos, en un versus uno.

—Me hablas de paz y amor, cuando al igual que yo, tu destruiste a nuestros hermanos, tal vez seas más poderosa, pero, mírame, aquí estoy, desafiándote y si eh de perder, me asegurare que tú...

Un rayo cayó en medio de ellos.

La tormenta ahora parecía que se había enfurecido con ellos, y lanzaba rayos y truenos en todas direcciones, el cielo se cubrió de nubes ahora cada vez más negras, todo el ambiente se oscureció, no pasaba ni un minúsculo rayo de luz, el mar colisionaba con mucha más fuerza con el monte y creaba olas enormes, la tierra empezó a sacudirse haciendo que el monte se dividiera en dos, los vientos se arremolinaban y creaban torbellinos de varios kilómetros de largo y de ancho.

—Yo solo lo hice para proteger lo que había creado Apona, parece que tú no lo entiendes. He intentado dialogar contigo y hacerte que te rindas pero eres un terco, ¿acaso no comprendes que puedes gobernar a mi lado?

En ese preciso momento tanto Dhana como Xaman, dejaron su forma "humana" y se convirtieron en su forma divina, el cuerpo de Xaman se convirtió en un gigante de color blanco, donde todo su cuerpo emitía una tenue luz, de su cabeza salían unos enormes cuernos de hielo, de su mentón resaltaba una larga barba negra y en su mano sostenía una larga espada muy parecida a las espadas medievales, su hoja era esquelética de un color negro, la cual parecía que tuviera la noche encerrada en ella, como pomo tenía un cráneo del cual destacaban las serpientes aun vivas que poseía como cabellera.

Dhana no cambio de tamaño ni de apariencia, lo único que modifico fue que todo su cuerpo dejo de ser piel y ahora era fuego puro, era un ser de energía, su cabello antes de un color extremadamente negro ahora parecía la llama de un vela que se meneaba de un lado a otro, de su mano emergió una espada muy parecida a la catana, era curvilínea y delgada, su hoja era un metal muy parecido al oro solo que era de un color rojo vivo y cada vez que la abalanzaba de un lado a otro exponía un brillo dorado y los vientos cambiaban a la dirección en la que se mecía.

Si algún humano hubiera podido estar ese día en aquel momento, hubiera relatado que lo único que vio fue que dos personas de un segundo a otro habían pasado de simples cuerpos mortales a un titánico gigante y una mujer de fuego puro.

También hubiera deducido por simple lógica que el  gigante de hielo tenía todas las de ganar aquella feroz batalla, mientras que la mujer de fuego con lo pequeña que era su espada y ella también, nunca iba a tener oportunidad de ganar, pero, lo que realmente él humano tenia asegurado y sin temor a equivocarse, es que, apenas estos dos Dioses chocaran sus espadas, el al igual que todo ser mortal en kilómetros a la redonda iban a morir.



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En el texto hay: fantasia, dioses, romance

Editado: 13.02.2020

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