Mamá solía decirme
que debía siempre "vivir más",
con dieciséis no lo entendí
y creí que era típica frase de madres.
La música formó parte
del resto de mi adolescencia,
escondí las letras que jamás compartí
y enterré aquel tonto sueño dentro de mí.
Ahora con veintiseis
todo comienza a ser nítido...
Quedan cartas por escribir,
quedan historias por contar,
no tengas miedo y ve hacia adelante,
o la vida se te va a pasar.
Quedan canciones por escuchar,
y mil poemas por recitar,
no te detengas, ya vendrá algo mejor
y no olvides aquel primer amor.
El día antes de decidirme
si esperaba o dejaba irte,
encontré que la llave del placer
siempre estuvo a mi alcance.
La música fue el interruptor
para vivir con mis sentimientos,
y también fue el trampolín
para lanzarme a ser feliz.
Ahora puedo entender
por qué me siento tan libre...
Quedan cartas por escribir,
quedan historias por contar,
no tengas miedo y ve hacia adelante,
o la vida se te va a pasar.
Quedan canciones por escuchar,
y mil poemas por recitar,
no te detengas, ya vendrá algo mejor
y no olvides aquel primer amor.
No te detengas, ya vendrá algo mejor
y no olvides aquel primer amor...