El ruido en el patio

Un buen café y una buena copa de vino

Me despierto un poco tarde, al fin había podido dormir bastante bien. Prepararé un buen café... Ya había limpiado ayer los pedazos de pollo en el local, ¿qué era esa cosa?

Evidentemente me estaba dando una señal, lo que sea que era, si trataba de atraparla o ver, se agravaba mas su descontento, mejor tendré que olvidarme, "no se escucha nada es la imaginación de uno".

Sandra, no responde los mensajes... se abra quedado sin crédito otra vez, voy a tener que encontrar alguna escusa para no vernos esta semana, tengo que comprobar mi teoría de que si se ignoran los ruidos, la cosa esa también se calma.

 

Pude comunicarme con Sandra, prácticamente no me dejo hablar y me dijo que ya venía.

 

Escucho llegar su auto, ya conocía el ruido de su auto a la perfección, me imagine que iba a venir igual, le había dicho que tenía que fumigar la casa para ver si se iban unos mapaches o algo que había entrado.

-¿Corazón vamos a mi casa esta vez, te venía a buscar?

-Bueno... linda, voy a llamar a los de la fumigación- tenía que tapar todo mi nerviosismo, que seguro ella lo notaba.

Ya que está los llame realmente... No le vendría mal a la casa y si era algún animal, tal vez se iría.

Terminé llamando a Walter, que es el que conoce a los de la fumigación.

-Anda tranquilo a la cuidad Juan, ahora arreglo todo para que vayan a tu casa.

-Gracias Walter.

Walter un amigo de fierro.

 

Otra vez en el departamentito de Sandra... se me dibuja una sonrisa. Es re lindo este lugar, tiene prácticamente todo en un espacio reducido.

 

-¿Te sirvo un poco de vino corazón...?

 

...

 

Me despierto junto a Sandra y la mente se me va despejando, ella es feliz conmigo, noto su esfuerzo en que todo esté bien, nunca saca el tema de los ruidos, y yo estoy muy feliz con ella, no puedo arruinar todo por los ruidos en mi casa, el mapache, el puma, o el cuco, y empiezo a reír

 

-Contadme de que te reis corazón, espero no sean de mis pantuflas de los conejitos- risitas.

-No... Sandra, te quedan bárbaro.

Y nos empezamos a reír juntos, evidentemente nos necesitábamos.

 

Empezamos a jugar a un juego de mesa de palabras, claramente siempre ganaba ella, porque sabía bien como se escribían todas las palabras, le decía que hacía trampa, ya que era maestra de lengua.

 

-Te tenéis que esforzar Juan, mira que si me ganas hay un premio- Me miraba muy contenta. Sin duda no podía perderme del premio.

-Toma un vasito mas de vino corazón, capas te ayuda a concentrarte.

 

A la mañana nos levantamos y tomamos unos cafés de una máquina expreso muy moderna que tenía Sandra, un buen vino a la noche y un buen café a la mañana que mas pedir, la visita a su casa era como un sueño.

 

Decidimos quedarnos casi todo el fin de semana el en departamentito, escuchando la música preferida de ella, contándonos de nuestras vidas, nuestras familias, y amistades con más detalles. Me comento que tenía una amiga en la escuela, otra maestra, que quería conocer a Walter, le empezamos a mandar fotos de su amiga a Walter y se lo notaba con muchas ganas de conocerla, al final, terminamos arreglando una salida improvisada al centro de la cuidad los cuatro.

 

Fuimos a un bar que pasaban música de los 90, era la fiesta de la cerveza, había guitarras eléctricas colgadas en las paredes, fotos de cantantes de rock, banderitas, posa vasos, todo muy bien prolijo. Entre Walter e Inés empezó a ver algo. Los dejamos solos, seguimos tomando tragos, bailamos, y me dijo Sandra que Inés le había mandado un mensaje de que se iba a ir con Walter.

 

-No pierden tiempo- nos reíamos, y nosotros tampoco lo perdimos...

 

Esta semana me quede en la casa de Sandra, la veía preparar las tareas de sus alumnos, yo aprovechaba para actualizar mi blog de restauraciones, a la tarde recorrer la cuidad cuando ella iba a dar clases e investigaba por internet sobre cuadros del renacimiento, me llamaban algunos clientes preocupados de que no estaba abierto, a los que les tenía que comentar que la semana que viene abría. Según Walter estaban fumigando profundamente la casa porque habían encontrado unas madrigueras de mapaches y otros animales, que iba a tomar más días.

 

Posiblemente al fin y al cabo sean solo esos mapaches.

 

Regresamos a mi casa, Sandra decidió quedarse como hacía siempre, esta vez prácticamente descansamos todo el fin de semana, ningún ruido se escucho en el patio ni en la casa. A la noche se dormía bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.