Amanecimos con Sandra, en medio del bosque, nos miramos, la habíamos vencido...no quedaba rastros de esa cosa.
Una extraña sensación son agarró, algo muy intenso, nuestra tensión era fuertísima, algo nos llevaba. Nos sacamos toda la ropa, estábamos solos... desnudos en el claro del bosque nos miramos y empezamos a besar... Esa energía hizo que hagamos el amor de una forma apasionada, muy intensa. Que nunca pudimos olvidar.
-Corazón, ¿qué paso, por qué lo hicimos?
-No se linda, solo miremos el amanecer.
Nos quedamos horas juntos desnudos en el pasto...
Hasta que decidimos volver a la casa. Nos vestimos, fuimos caminando tranquilos, pasamos por el arroyito, esta vez por un puentecito que tenía.
De a poco empezamos a vivir los días como si nunca hubiera pasado nada. Cuando venían de visita Walter e Inés, con Julián y su novia Valentina, les contábamos los sucedido como una anécdota, ellos se reían pero en el fondo lo creían, y sabían que algo había pasado.
Lo que fui haciendo, fueron cuadros de mi autoría, estaba dejando de restaurar, para convertirme en artista, muchos cuadros retrataban lo vivido con Sandra tanto en esos momentos, como en lo cotidiano. Unos poquitísimos coleccionistas se habían fijado en ellos, podría ser un comienzo...
Nos sentábamos en el sillón y veíamos películas a la noche, muchas eran comedias, y Sandra siempre me mandaba sus corazoncitos y caritas graciosas por el celular cuando estaba volviendo de la ciudad a nuestra casa. Yo seguía con las restauraciones, no había rastros de las estampillas, una o dos veces me pareció ver el nenito por la casa, a Sandra también le había parecido.
Fueron pasando los meses, el ruido en el patio no se escuchaba mas.
Sandra siempre me hablaba de sus alumnos, con mucho cariño, para ese entonces algunos niños del pueblo tomaban clases particulares con ella, eso la hacía feliz, los niños le traían mucha felicidad. Mientras yo restauraba y hacía cuadros de mi autoría, los niñitos muy curiosos solían venir después de la clase particular, a ver las antigüedades, y los cuadros que pintaba.
Sandra se miraba al espejo y me preguntaba "me veo bien, ¿no?", "linda estas hermosa", le decía.
Solíamos algunos días a almorzar o desayunar en el patio. Junto con ella, lo habíamos restaurado. Ella había hecho un jardín muy lindo y una huerta, otras partes de la casa la empezamos a restaurar, la radio de Sandra con los "hits" como ella decía sonaba siempre que ella estaba, en algunos momentos se escuchaba música clásica, pero más que nada cuando ella iba a dar clases a la escuela en la cuidad. Hasta yo había arreglado mi auto, eso no lo podía creer.
La casa empezó a tener otro aspecto más luminoso, muchos objetos muy modernos eléctricos estaban en la casa, había una cafetera expreso de última generación, un equipo de música que funcionaba inalámbricamente con la notebook nueva. También empezamos a leer y llenar una biblioteca con libros de muchas clases y novelas modernas, al lado de las mías antiguas. De a poco la casa se modernizaba, junto a los objetos antiguos, era un contraste llamativo, nuestros dos mundos juntos.
-Corazón creo que es hora...
Salimos con mi auto a todo lo que da para la cuidad, Sandra está aguantando todo lo que puede, se había ejercitado y preparado para el momento.
-¡Por favor Juan apúrate!
Llegamos a lo más rápido que se pudo, nos esperaban, e hicieron pasar urgente. A las horas llego Walter e Inés, con otra maestra nueva que se estaban haciendo amigas con Sandra. Horas después llego Julián con su novia Valentina.
Yo estaba junto a Sandra y otros médicos. Los nervios y el miedo me invadían.
Un gran grito de Sandra se escucho, y un llanto sin cesar de un niñito.
¡Es un varón!
Había nacido Juanchi.
Una gran fiesta se hizo, nos felicitaron, muchísimos amigos, maestras y nuestros padres.
El cuarto de Juanchi ya lo habíamos preparado en la casa, junto con Sandra lo habíamos pintado con animalitos, barquitos, casitas, castillitos, y otros motivos.
Después de un tiempo, cuando íbamos al cuartito de Juanchi, yo me di cuenta que los motivos que habíamos pintado en su cuartito eran de muchas de las estampillas, lo note pero lo deje pasar no quería armar alarma por el tema. Sandra ya se había dado cuenta, yo lo sabía.
Cuando Juanchi creció se intereso por las pinturas, un día nos llamo para que vayamos a su cuarto, y vimos pintado un gatito todo blanco con un corazoncito rojo en su pecho.