El frío viento lo obligó a subir su abrigo. Evitando que su cabello le cubriera los ojos, lo afirmó con su mano, y contempló la enorme edificación de varios pisos frente suyo.
Los ventanales reflejan el nublado cielo, tal como espejos, y algunas hojas secas se elevan en el aire. Es aún otoño.
En la entrada unas letras blancas sobre un pequeño jardín indican a quien pertenece aquel edificio "Editoriales C&I".
Revisó su negra cabellera peinada en forma perfecta, acompañado de sus anteojos, le da un aspecto profesional tal como se lo había propuesto. Es eficiente y lo sabe, no solo por la confianza en sí mismo, sino que además viene con muy buenas referencias de sus actuales jefes.
La verdad es que gusta su trabajo en el que lleva más de seis años, en el que lo tienen en una alta estima y reconocimiento de sus esfuerzos, una de las mejores editoras de aquel país, aun así ¿Por qué ha decidido cambiarse de trabajo? Simplemente, porque su actual trabajo se encuentra a más de dos horas de su hogar y el constante viaje de ida y vuelta la tiene agotado.
Entró al edificio indicando en la recepción que tiene una entrevista laboral razón por la cual ha sido citado en el lugar.
—Tome asiento, señor Samuel —le indicó la mujer con una fría amabilidad.
Contempló lo limpio del piso, y los muebles tan ordenados y pulcros. Todo el resto de los trabajadores visten sin un detalle que se les escape, formales y elegantes. Aquello a sus ojos quiere decir que se toman en serio su labor en la empresa. Luego observa con disimulo los marcos con los libros de mayor venta de la editorial, y al ver varios libros reconocidos no puede esconder su emoción.
—¡No! —replicó el joven hombre en voz alta dentro de una de las oficinas — ¡No pienso seguir aguantándolo! ¡Es un tipo insoportable! ¡¿Qué se cree que es?! ¡El mejor novelista de este país!
—Debes tener más paciencia, es nuestro mejor escritor y... —quien intenta calmarlo es un hombre alto, delgado, de expresión cansada, y cabellos castaños.
—¡No! ¡Mi paciencia se acabó! Renuncio —el hombre de cabellos oscuros lo interrumpió saliendo con brusquedad de la reunión.
—¡Paulo! ¡No puedes dejarnos así! Eres el único que ha aceptado hacerse cargo de él. Si te vas, ¿quién será su editor? —salió detrás, sabe que en tan poco tiempo le va a ser imposible conseguir a alguien que se encargue de aquel escritor, ninguno de sus actuales editores querrá tomar ese puesto.
—Conmigo no sigas contando, Manuel, que ya ese tipo acabo con toda la paciencia que tengo ¡Déjame ir! —cruzó los brazos al ver cómo le cerraba el paso.
—Sal, descansa y luego decides —suspiró casi suplicando.
—¡No! No volveré con él —reclamó de inmediato decidido a no cambiar de opinión.
—Pero ¿Que pasara? ¡No puedes dejarnos mientras más te necesitamos! —replicó desesperado.
No le respondió y bajó del ascensor, su ahora ex jefe intentó detener la puerta con las manos, pero el ascensor terminó cerraron en su cara. Apretó desesperado el botón hasta que otro de los ascensores llegó a su llamado, se subió haciendo oídos sordos a los murmullos de sus trabajadores estupefactos por el escándalo.
Paulo bajó y se despidió de la mujer de la recepción con premura.
—¡Detente ahí! —le grita Manuel, apenas sale de su ascensor—. Aún quedas tus cosas en tu escritorio, las secuestraré todas si decides no volver.
—¡Eso es extorsión! Te demandaré en la inspección del trabajo — contradijo el hombre levantando las manos con gesto amenazante.
—¡Necesito que alguien se haga cargo de él! —replica Manuel con expresión preocupada tratando de convencerlo.
Los ojos de Paulo se detienen en el joven hombre de cabello castaño que espera sentado en recepción, Samuel. Aquel los observa confuso y sorprendido, más aún ante su fija mirada. Por error cree que podría tratarse de quien la va a entrevistas y se coloca de pie presentándose.
—Soy Samuel Antul, vengo a la entrevista por un puesto de editor y...
—Bueno, aquí tienes a tu nuevo editor —lo interrumpió, sonriendo aliviado, dirigiéndose a Manuel. — Se ve eficiente y responsable se podrá encargará de él, por mí me despido, me voy de vacaciones al caribe... — se aleja saliendo por la puerta con rapidez con los brazos en alto sintiéndose libre de ese tirano.
—Pero... — Manuel la observo aún anonadado. Suspira porque ya sabe que no hay nada que pueda hacer para detenerlo. ¿Ahora qué hará? Se coloca ambas manos en la cabeza caminando de lado a lado.
—¿Eh, disculpe? ¿De quién hablaba? ¿Hacerme cargo de quién? —preguntó Samuel sin aún comprender lo que acaba de pasar.
Sin embargo, Manuel no responde, sigue moviéndose de lado a lado pensando en su mala suerte, justo cuando más necesita un editor que presione a Luciano, este renuncia ¿Habrá alguien que tenga el temple suficiente para enfrentarse a uno de sus escritores más conflictivos?
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—Es un excelente curriculum —señaló Manuel en su oficina resignado, aunque su rostro desalentado incómoda un poco a Samuel.
—Has sido el editor de H.L. Yeferson, un reconocido escritor de novelas policíacas, y de Madan G la escritora de la serie Los Misterios del Puente, eso es buenísimo, y estás muy bien calificado y tienes notables recomendaciones. No entiendo por qué buscas trabajo si al parecer en tu actual trabajo te consideran un muy buen trabajador.
—Es por la lejanía, Editorial Lapislázuli queda demasiado alejado, a más de dos horas, a diferencia de editorial C&I que solo me quedaría a media hora —respondió con sinceridad.
—Estás dispuesto a trabajar desde mañana mismo —preguntó sin alejar su mirada del curriculum.
—Necesitaría una semana para ordenar mis papeles en mi actual trabajo...
—Yo te necesito ahora, si es mañana sería lo mejor —fijó sus ojos marrones en el serio rostro del hombre más joven.
—Podría venir después de mi otro trabajo durante la semana y a la siguiente ya cumplir con las horas completas —agregó.