Lo que veo me termina por volver loco, al delirio máximo.
Veo mi cuerpo colgado a una soga, sin vida. Mis ojos están mirando a la nada y mi cuerpo ya está completamente tieso.
Cierro mis ojos cayendo lentamente al piso hasta abrazar mis piernas y esconder mi cabeza en estas, llorando y riendo sin parar. Estoy muerto, yo era el ser que me perseguía, yo era el que me decía esas cosas. Yo era ese demonio que me atormentaba.
Me siento desesperado, siento que mi alma también debe morir, así que me levanto buscando cualquier cosa para acabar con la poca alma que me queda. Encuentro un cuchillo filoso y sin pensármelo dos veces corto mi cuello acabando inmediatamente con mi vida.
Veo un túnel negro, el tigre blanco me está esperando y cuando estoy frente a él me sonríe.
– Sabía que lo harías.