El Tiempo Que Sea Necesario

CAPÍTULO VEINTITRÉS.

 

 

‼️ANTES DE LEER‼️

 

 

Les recomiendo poner la canción de: Enamórate de alguien más, de Morat, para que se sientan un poquito más en la escena....

 

 

Disfruten el capítulo... 

 

 

CAPÍTULO VEINTITRÉS

 

 

Alexandra

 

 

Horas después

 

 

Me recosté en mi cama, y un largo suspiro salió de mí, ¿por qué la vida es tan complicada?

 

 

Si fuera fácil, nadie disfrutaría, ni valoraría los mejores momentos que llegamos a pasar

 

 

Hasta que finalmente concordamos en algo, amada conciencia

 

Una llamada apareció en mi teléfono y una pequeña sonrisa invadió mi cara cuando mire quien era

 

 

En la llamada

 

 

Hola Cris

 

— Hola Lexa; ¿cómo estás?

 

— Más o menos

 

— ¿Por qué? ¿Pasó algo con tus hermanos?

 

— No, ellos están bien. Aurora está en el hospital y con todo lo que pasó olvide decirte que ya regresé a Charlotte — digo, y escucho como susurra algo que no logro entender, para después volver a hablar, pero con un tono diferente

 

— Pero ¿tú estás bien?

 

— Si, tranquilo; solo fue el susto

 

— Sabes que te amo muchísimo, ¿verdad?

 

— Si, pero ¿por qué me preguntas eso?

 

— Me tengo que ir Lexa, te amo y no quiero que te pase algo, eres lo más importante y lo mejor que me pudo haber pasado en esta vida; gracias por haber estado a mi lado siempre, te amo mi niña...

 

— Yo también te amo muchísimo, mi amor; pero ¿por qué hablas como si te estuvieras despidiendo?

 

— Tengo que colgar, te amo...

 

 

Fin de la llamada

 

 

Me sentí un poco aturdida después de esa llamada, no sabía porque Cris me había dicho esas cosas, se escuchaba muy raro; me atrevería a decir que incluso se escuchaba como si estuviera llorando

 

 

¿Qué es lo que está pasando?

 

 

Tres días después

 

 

Hace unos minutos, recibí una llamada de Cris, pidiéndome que nos viéramos en el parque de siempre; no me dijo para que, solamente me dijo que en una hora quería que nos viéramos, y se me hace un poco extraño todo, porque en estos días, ha estado actuando un poco raro, cuando me llama de la nada me decía que se tenía que ir; no me contestaba los mensajes y cuando le pedía que nos viéramos me decía que no podía...

 

Comencé a prepararme y después de treinta minutos, me dirigí hacia el parque; estaba haciendo un poco de frío y agradezco haberme traído un pequeño suéter, porque o sí no, seguramente estaría muriendo de frío; parecía como si el cielo estuviera triste, ya que había nubes muy oscuras en el cielo y como lo dije, estaba un poco frío...

 

Llegué al parque y fue ahí donde lo vi, con un suéter y unos jeans desgastados; me acerque a él con una pequeña sonrisa, ni siquiera estoy tan cerca de él y ya siento mi corazón acelerarse como loco...

 

— Hola Cris — digo sonriendo, pero mi sonrisa se borra al ver su rostro; tenía unas grandes ojeras y su rostro se miraba cansado — ¿éstas bien?

 

— Necesito hablar contigo — me dice, evadiendo mi pregunta, y yo asiento

 

— ¿Qué pasa?

 

— Alexandra, creo que... — dice y toma una bocada de aire para después mirarme a los ojos - creo que lo nuestro debería de terminar — susurra y yo lo miro confundida

 

— ¿Qué? — susurro y siento un nudo formarse en mi garganta

 

— Es lo mejor, tú y yo ya no podemos estar juntos; somos mundos totalmente distintos, creo que lo indicado sería terminar esto para que nadie salga dañado... — me dice y siento las lágrimas inundar mis ojos

 

De pronto, todo desapareció, y solamente escuchaba un molesto zumbido; me sentía totalmente aturdida, ¿estaba terminando conmigo? Mi labio inferior comenzó a temblar como cuando sentía la desesperación inundarme completamente; el nudo de mi garganta se iba haciendo cada vez más grande, ocasionando que tuviera mucha dificultad para respirar. Las ganas de gritar me invadieron cuando sus ojos, me gritaban que no estaba bromeando, que todo era verdad... Y entonces, me di cuenta de algo, todo su comportamiento durante estos días había sido causa por que él quería terminar conmigo, pero ¿cómo era capaz de seguir diciéndome que según él me amaba cuando en su cabeza, estaba la maldita idea de dejarme? No lo comprendía, y tal vez, jamás lo haría... 

 

— ¿Para qué nadie salga dañado? — pregunto irónica y limpio algunas lágrimas que se habían escapado de mis ojos — ¡Por favor! ¡¿Ahora me ves sonriendo y brincando de felicidad?; por Dios Cristopher, no me salgas con esa tontería; ¡¿qué fue lo que pasó?! Todo estaba tan bien hasta antes que yo me fuera. O mejor dicho ¿qué fue lo que hice mal? —susurro lo último con un hilo de voz

 

— Tú no eres la culpable de nada. ¡Ya te lo dije Alexandra!, jamás debimos haber comenzado esto, — habla y siento como cada palabra se va grabando en mi corazón —esto fue un error y sí, tal vez ambos fuimos felices con eso, pero algún momento tendría que haber terminado —me dice y yo aprieto fuertemente mi mandíbula




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