CAPÍTULO VEINTICINCO
Alexandra
Una semana después
Hoy era mi último día de clases en esta universidad, finalmente el semestre había terminado. Y, por esa razón, me entregarían mis notas, y finalmente sería completamente libre con estos maestros.
Me daba un poco de melancolía dejar este lugar, después de todo, estuve aquí tres años de mi vida, definitivamente lo extrañaría. Las clases pasaron lentamente, nada nuevo para muchos. Pero para mí, era todo lo contrario, algunos — si no es que la gran mayoría — de mis maestros, estaban enterados de que me iría de la universidad, y me dedicaban una mirada, o sonrisa de despedida. Antes de marcharse y continuar con su jornada laboral — la última de este año escolar —.
Hasta que finalmente, llegó la última clase, la del maestro Bernard. Él llegó con el ceño ligeramente fruncido, y su mirada, se centró en todos los alumnos. Que estaban algo ansiosos por irse de la universidad, algo típico...
— Buenas tardes, alumnos. — susurra, a lo que todos le contestan — Emocionados, ¿no? Finalmente acaban su tercer año de universidad. Dos más, y llega el fin de esta aventura... — habla, con una expresión neutra, que cambia un poco después de unos segundos en silencio — Pero ¿saben algo? No vivan deseando que se termine rápido el día o el momento, porque, si se detienen a pensar, eso puede significar, desear que el tiempo de nuestra vida termine mucho más rápido... — murmura después de recargarse sobre el escritorio
— Pero, después de todo, como quiera algún día moriremos... — opina una de mis compañeras. A lo que el profesor le sonríe de lado
— Usted mismo lo dijo, algún día moriremos. Por eso mismo, debemos de disfrutar cada momento de la vida, después de todo, nunca sabremos cuando termina... — habla, haciendo una pequeña pausa — Yo tengo casi setenta años, y la gran mayoría de ustedes, está por cumplir veintiún años la deferencia es realmente grande; yo ya viví lo suficiente, pero, ustedes apenas lo empiezan a hacer... Sé perfectamente que puede que algún día, la muerte toqué a mí puerta, pero no me voy a preocupar por eso, estoy feliz con todo lo que viví... Pero, recuerden, que ella no respeta edades, y que cuando menos lo esperen, puede entrar a nuestra vida sin siquiera pedir permiso... Vivan y disfruten cada momento, eso es lo único que podemos hacer, muchos lo dicen, la muerte es lo único que tenemos asegurado...
Y después de ese pequeño discurso, comenzó a repartir las notas. Pero cuando me tocó el momento de ir por la mía, él me sonrió con cierta ¿melancolía?
— ¿Así que se iría sin decirme nada, Anderson? — pregunta con una ceja alzada
— Creí que no le interesaría
— Claro que me importaría. Usted era mi alumna favorita para molestar — murmura, y yo rio
— Ningún maestro de México se comparará con usted, tranquilo
— No sé olvide de nunca de esta universidad, Alexandra. Y si un día regresas, no dudes de venir aquí, te aseguro que estaré muy feliz de volverte a irritar
— Claro que lo haré. Y le aseguro que no me olvidaré nunca de mi cabeza de huevo favorita — bromeó
— Te hubiera reprobado — exclama cuando me dirijo hacia mí asiento
— Yo sé que usted me ama
— Fue un gusto haber sido tu profesor. Que tengas buen viaje, Anderson...
Dos semanas después
— Te voy a extrañar muchísimo Alexa - exclama abrazándome. Mientras que yo siento mis ojos llenarse de lágrimas
— Y yo a ti Zaira; te quiero mucho, y te prometo que te vendré a visitar
— Claro que lo harás, boba — murmura, y yo veo a Charlie mirarnos con una sonrisa triste
— Ven aquí, Charlie — digo y él se une a nuestro abrazo — los voy a extrañar mucho
— No hagas ninguna locura sin nosotros, ¿okey? < me dice, haciendo que ría, para después asentir
— ¿Se dan cuenta que después de tantos años juntos, finalmente, nos vamos a separar? — pregunta Zaira, con una sonrisa, que nosotros le devolvemos
— Pero pronto estaremos juntos de nuevo
— Creí que nos graduaríamos todos juntos; porque, literalmente toda nuestra vida nos hemos graduado juntos - habla, y nosotras sonreímos sabiendo que tiene razón
— Ustedes también vengan aquí — digo y Said, Aurora y Ernesto se unen también a nuestro abrazo
— No te vayas a embriagar en la primera noche; a la segunda tal vez sí, pero en la primera no - advierte, y solamente rio
Después de las últimas bromas con mis amigos, me acerque a mis padres
Qué difícil es decirle adiós a la gente que quieres...
— Ale — murmura Zack, y me abraza fuertemente — perdón por todo — me susurra y yo siento una opresión en mi pecho — perdón por cómo te trate, perdóname, Alexandra
— Te quiero muchísimo Zack
— Y yo a ti enana
— Yo también quiero abrazo
— Y yo igual — exclaman los gemelos, para después unirse a nuestro abrazo
— Hija, ya es hora — murmura mi papá, y yo asiento para tomar mi pequeña maleta
— Los voy a extrañar a todos - susurro y ellos me sonríen un poco
Les doy la espalda y comienzo a caminar sintiendo las lágrimas inundar mis ojos, mire hacia atrás una vez más y mire a todas las personas que son lo más importante que tengo, pero una opresión llega a mí pecho, al tan solo recordar a Cristopher