CAPÍTULO VEINTIOCHO
Alexandra
Cinco meses después
Estoy muy feliz, más feliz que cuando encuentras ofertas en calzones de los que te gustan y que son de tu talla
Seguramente se preguntarán el por qué y si no, pues no me importa porque ¡¡como quiera les diré!! Después de cinco largos meses, mi equipo y yo, seleccionamos a veinte libros para ser publicados en físico; fue exhausto estar buscando y leyendo libro tras libro; debo decir, que muchos me hicieron llorar, es que, ¡¿Por qué los autores matan a los protagonistas?! ¿Qué no les pueden dar un final feliz? ¡¡Se supone que nos tienen que alejar de la cruel realidad y me matan a él pobre protagonista!!!
En dos semanas me reuniré con un autor de origen desconocido, si lo digo de esa forma, porque al parecer estaba como anónimo; Abril, la chica que trabaja conmigo fue la que lo descubrió y le encantó el trabajo; me contó la sinopsis del libro y es bastante interesante. Él vive en Charlotte; pero me reuniré con él o ella en su boda, ya que después de eso saldrá de viaje para su luna de miel y no sabe cuánto llegué a tardar, y por mí no había problema; ya que mañana es la boda de mi hermano y obviamente tengo que estar presente
Estos meses se me pasaron demasiado rápido, o tal vez el trabajo me ha estado consumiendo mucho tiempo...
Llegue a la sala de estar y mis hermanos estaban allí sentados, Zack, se estaba quedando aquí por obligación de mi madre, ya saben, por aquella costumbre
— Hola niños — saludo, y me dejó caer en el sofá mientras como un poco de palomitas de las que tenía Jaden
— Me alegra que tu no estés como las demás, todas estresadas por la boda de mañana —exclama Jael, haciendo que ría un poco
— Fue lo bueno de crecer entre puro hombre. Ni siquiera ha llegado mi vestido, y si no llega, a ver que me pongo
— Estoy tan orgulloso de que seas mi hermana — murmura Zack
— Cara de princesa, hígado de albañil — susurra el mayor de los gemelos, Jaden, y yo me vuelvo a reír hasta sentir mi estómago doler
— Mañana voy a beber como no tienen idea
— Yo te acompaño; seremos los mala copas que contaremos cuando se cayó en la escuela
— Vamos a contar cuando se perdió en el centro comercial — exclama Jaden
— ¡¡No!! Cuando se perdió en la casa de Nueva York — digo, y cuando se acuerdan se comienzan a reír fuertemente
— En mi defensa, solo tenía cuatro años y esa casa estaba demasiado grande — aclara un fastidiado Zack, pero nosotros nos seguimos riendo
— ¡¡El imponente hombre de negocios se perdió en su casa!! — exclama riendo, y mi hermano solo rueda los ojos
— Sé la contaré a mis sobrinos cuando crezcan; quedara para la historia de la familia... — digo y por unos minutos nos quedamos en silencio, hasta que Zack vuelve a hablar
— Es asombroso; sé qué es algo normal de la vida, pero eso no quita ver como tus hermanos crecen y hacen su propia vida; ustedes dos con pareja. Alexandra superándose casa vez más; eres la clara idea de que no se necesita tener un hombre a tu lado para triunfas — murmura orgulloso y yo le sonrió
— La verdad, jamás creí que ustedes llegarán a tener pareja; toda mi vida fueron los chicos que jugaban con los sentimientos de las chicas...— confieso
— Éramos muy injustos; porque nosotros podíamos dañar a las otras chicas; pero jamás permitimos que alguien te dañara a ti
— A nadie le gusta ver a los suyos sufrir...
— ¿Se imaginan cuando nuestros hijos crezcan? ¿Creen que sean como nosotros lo fuimos?
— Tal vez... Oigan, yo de verdad, quiero sobrinos — confiesa Zack, provocando que sonría un poco
— Yo igual
— Ya hablamos de eso Olivia y yo; de tener hijos, — aclara Jaden, y todos lo miramos curiosos — y ambos creemos, que tal vez, ya sea hora de cumplir ese sueño — dice y yo sonrió
— Tendremos minis Jadens — digo, y mis hermanos ríen un poco
— ¿Y tú? ¿No quieres hijos?
— No lo sé — susurro y mi mirada va hacia el techo de mi casa — creo que aún me falta mucho para vivir... Tal vez me gustaría tener uno o dos... Pero no por ahora, tal vez en unos años más y antes que todo, tengo que encontrar a alguien con el que quiera pasar el resto de mi vida — murmuro más para mí que para ellos, para después, morder un poco mí labio inferior
— De verdad, sueño con algún día tener a un bebé tuyo entre mis brazos...
Deseo con todo mi corazón, que ese sueño se cumpla hermano...
Al día siguiente
— ¡¡Que insensible eres!! ¡¡No lloraste para nada!! — se queja mi mejor amigo, y yo rio un poco
— Las bodas ya no son lo suficientemente sentimentales para hacerme llorar
— La boda de tu hermano mayor no te hace llorar, pero ¿unos personajes literarios que no existen si lo hacen? — pregunta y yo suspiro
— Es tan difícil de explicar...
Llegamos a la recepción donde seria la fiesta y mis hermanos dieron un pequeño discurso hace unos minutos y solo me queda decir una cosa...
¡¡YO NO QUERÍA!! ¡¡MIS PADRES ME OBLIGARON!!
Les daré un contexto, mis queridos padres, me hicieron subir al escenario para decir unas palabras a los novios y aquí estoy, tratando de hablar, digamos que lo mío no es hablar en público... Es que, cuando me pongo nervioso, ¡digo demasiadas tonterías! Y mis palabras se enredan y ya no sé qué decir... Pero bueno, aquí estamos, intentando sobrevivir a la humillación a la que mis padres me mandaron