El Tiempo Que Sea Necesario

CAPÍTULO TREINTA Y DOS.

 

MARATÓN 2/2

 

 

 

CAPÍTULO TREINTA Y DOS

 

 

Alexandra

 

 

Sus ojos me miraban con enojo y a la misma vez confusión, mire hacia atrás y el padre de Cristopher ya se había ido

 

 

No puede salir de aquí

 

 

Pero en ese momento, Alonso apareció detrás de Cris, me miró un poco confundido hasta que pareció entender la situación

 

— No lo dejen salir, encárgate de eso, por favor, Alonso, y si se escapa, encuéntrenlo — le pido, y él se acerca a mí

 

— ¿Y qué hago si no lo encuentro? 

 

— Llama a Gerardo — digo, provocando que él me mire un poco indeciso

 

— No deberías de tener alguna relación con él, esa gente es demasiado peligrosa

 

— Confía en mí — le susurro, y el asiente después de unos segundos pensándolo e irse de allí

 

— Cada día me sorprendes más, Alexandra. ¡Jamás creí que tuvieras tratos con él! ¡Veo que tú y el están hechos de la misma madera, ambos son una basura de personas! — escupe Cristopher, haciendo que le dé una bofetada

 

— ¡Tú no sabes nada, Cristopher! Ni siquiera sabes porque tengo una relación con él 

 

— Ni siquiera me interesa saberlo... ¡¿Que quería hacer con él?! ¿Vengarte de mí? ¿Hacer qué volviera contigo? ¡¿Cuándo entenderás qué yo ya no siento nada por ti?! Ya no te amo Alexandra — dice enfatizando las últimas palabras. Mientras que yo solamente lo miro de forma neutral —. ¿Después de todo el daño que nos ocasionó, hablas con él? ¿EN serio?

 

 

Este es el momento, no falles hazle sentir lo que tú sentiste con cada una de las palabras que te dijo; por no cumplir ni una sola promesa, por mentirnos, es tú momento Alexandra... 

 

 

— No. Él no me hizo nada. Él solamente me alejó de la persona incorrecta, de la persona que decía amarme cuando no sentía el más mínimo sentimiento hacia mí. — digo fríamente, y noto cómo su expresión cambia completamente —. Tú a comparación de él, ha sido quien más daño me ha causado. A Luis, es al que le agradezco haber hecho de que abriera los ojos

 

— ¿Dónde está la Lexa del pasado? ¿Dónde está mi Lexa? — susurra. Pero yo solo levanto mi mirada sin hacer gesto alguno

 

— Murió esperando una sola verdad de ti — digo, y veo como mis cada una de mis palabras le duelen —. Ya no me importa nada Cristopher. Y en cuanto a mis relaciones personales, solamente me interesan a mí; y si según tú, ya no sientes nada por mí, entonces deja de meterte en lo que no te importa 

 

— Es mi papá, es de mi interés

 

— Entonces, es de tú interés saber, que sí tu papito querido intenta hacer algo, yo me voy a encargar de que le destruyan su miserable vida. Nos vemos después señor Díaz, espero que disfrute su estadía aquí, con permiso

 

Claramente lo que le dije fue mentira, o bueno, al menos la gran mayoría. Obviamente no le agradezco nada a ese animal, es un ser despreciable. Pero en lo que no mentí, fue que si ese hombre se atreve a hacerle algo a mi familia o a mis amigos se va a arrepentir de haber nacido...

 

 

¡¿Cuándo entenderás qué yo ya no siento nada por ti?! Ya no te amo Alexandra

 

 

Me dolió más de lo que yo misma pude imaginar, a pesar de que ya sabía que su amor se había ido, no lo terminaba de aceptar completamente... 

 

 

Cuando el corazón se aferra tanto a alguien, por más que quieres ser razonable y olvidarte de esa persona, él no te ayuda y no deja que nadie más lo haga...

 

 

Hay tantas personas que me intentan ayudar, pero ninguna lo hace, solamente soy yo quien puede sanar la herida que alguien más dejó, pero cada día, esa herida se hace más grande y duele más...

 

A ti te destruyeron Cris, pero lograste salir adelante y estar con alguien más, pero ¿y yo? Han pasado casi seis años y aún sigo sintiendo lo mismo por ti, ¿cómo es posible que no te pueda olvidar?

 

Llegué a mi departamento, y deje salir todo lo que sentía, me dirigí a mi habitación y me deje caer en mi cama

 

— Todo estará bien Alexandra... No somos malas personas, todo lo hacemos para que él esté bien — me susurro, pero solo ocasionó que las lágrimas y sollozos se hagan cada vez más fuertes

 

Tomé mi teléfono y marqué el número de Alonso, quien a los dos tonos respondió

 

 

En la llamada

 

 

— Alexa, estaba por llamarte...

 

— ¿Puedes venir ahora mismo? — le pregunto interrumpiéndolo —. Te necesito aquí, por favor...

 

— Ahora voy. Tranquila, todo estará bien

 

 

Fin de la llamada

 

 

Y no me mintió, en menos de diez minutos estaba a mi lado abrazándome, cómo siempre, él era el que jamás dejaba que cayera en un lugar sin salida

 

— ¿Por qué siempre estás aquí? — susurro contra su pecho mientras el acaricia mi cabeza

 

— Jamás te voy a abandonar Alexa, siempre estaré allí cuando sientas que ya no puedes más. Yo te voy a cuidar para que nunca te pase nada, para que esos hermosos ojos azules, brillen cada día más y que nunca vuelvan a derramar una lágrima que no sea de felicidad — me jura, y yo lo miro

 

— Gracias — susurro. Solamente me sonríe de lado

 

Sin darme cuenta, todo lo que el dolor que sentía desapareció en cuanto una sonrisa se formó en sus labios, sus ojos me miraban con mucha ternura, sentía que todo estaba bien cuando estaba a su lado

 




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