El Tiempo Que Sea Necesario

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO.

 

 

 

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

 

 

Alexandra

 

 

— Y bien, ¿qué fue lo que pasó, Vale? — habló sentándome a un lado de ella mientras acaricio su cabeza

 

— ¿Qué tanto daño te hizo Cristopher? — me pregunta y yo muerdo mi labio inferior

 

— Mucho, me lastimó. Básicamente, me rompió el corazón

 

— ¿Cómo hiciste que dejará de doler?

 

— Valentina, ¿a qué vienen todas estas preguntas? - pregunto confusa, pero mi confusión aumenta al ver cómo sus ojos se llenan de lágrimas

 

— Es que...— dice y un sollozo sale de su parte —. ¿Por qué me traicionó? ¿A caso no fui suficiente? ¿Hice algo mal y por eso hizo eso? — pregunta llorando. 

 

 

Contexto por favor 

 

 

— ¿De quién hablas?

 

— Yo... Estuve saliendo con un chico durante un tiempo, nos hicimos novios, pero yo no se lo dije a Cristopher porque no sabía cómo reaccionaría... Pasó el tiempo y un día solamente me terminó, no me dio explicaciones, pero, antes de irse me dijo tantas cosas - dice y me mira dolida — me dijo que era alguien aburrida, que era patética, dijo que era una basura, que... — dice y su voz se quiebra — mi papá me odiaba desde antes que naciera, que por eso solamente me lastimaba. Que la muerte de mi mamá fue un placer para ella porque ya no tendría que lidiar con mi absurdo comportamiento... — trata de seguir hablando, pero los sollozos impiden que continúe hablando —. Di lo mejor de mí y él solo me lastimó — murmura cubriendo su cara con ambas manos

 

— Valentina — la llamó, quitando las manos de su rostro —, olvídate de eso, nada de lo que te dijo es verdad, tú eres una persona maravillosa. Él es el que no supo apreciar el ser más perfecto de este mundo

 

— ¿Así se siente que te rompan el corazón? — susurra

 

— Sí... Pero te prometo que llegará alguien mejor, alguien que realmente te sepa valorar

 

— Eso no fue todo — continúa después de unos segundos en silencio — hoy, fui a la casa de una amiga y ella, me contó que él, me había sido infiel — susurra llorando —, que había estado con otra chica aun estando conmigo... Y lo peor de todo es que yo lo vi con esa chica, él se veía feliz, más feliz que cuando estaba conmigo...

 

— Vale — susurro abrazándola

 

— ¿Por qué tiene que doler tanto esto?

 

— Yo me pregunté lo mismo, y aún recuerdo aquella respuesta "Porque si no lo fuera; no sentiríamos la plenitud que debemos sentir cuando estamos con la persona indicada"

 

— ¿Me das un abrazo más? — pregunta y yo sonrío de lado para después abrazarla —. Antes los abrazos me hacían sentir bien... Pero ahora siento que me hacen sentir peor — confiesa, provocando que mi corazón se oprima 

 

— Te prometo que dejará de doler, y lo hará cuando menos te lo esperes, porque desde hoy comenzará a sanar, y te aseguro que no te darás cuenta en el momento que deje de doler. A veces el primer amor no es para siempre...

 

— Gracias Alexa — dice abrazándome más fuerte

 

— ¿Sabes? Mi familia hizo una terapia conmigo cuando tu hermano me rompió el corazón... — susurro y una sonrisa aparece en mi rostro al recordarlo —. ¿Has escuchado la frase de "Las penas con pan son buenas"? — preguntó. Ella asiente confundida —. Bueno pues ellos inventaron la terapia "Las penas con helado son buenas" — le explico haciendo que ría 

 

— Las penas con helado son buenas...

 

 

Al día siguiente

 

 

Llegamos al centro comercial y comenzamos a caminar mientras veíamos la ropa que había en los mostradores

 

— Lo que te guste tómalo, yo me encargo de pagar todo. Esta también es una buena terapia... — le informo mientras veo tranquilamente algunos vestidos 

 

— ¿Y esta quien te la enseñó? — me pregunta riendo

 

— Mis mejores amigos. Bancarrota total — digo recordando como Charlie hacia puchero cada vez que le tocaba pagar todo lo que Zai y yo tomábamos (especialmente Zai y eso que ella no era la que necesitaba "terapia"). 

 

Y hablando de ella, vi cómo se acercaba a nosotras como una sonrisa en su rostro. Le había pedido que viniera ya que ella es experta en ayudar con las penas, especialmente cuando ella creó la terapia

 

— Hola, hola. Aquí esta su majestad — exclama llegando a nuestro lado para después centrarse en Valentina — Vale, solo te digo que ese bastardo, era muy poco para una reina — dice y ella le sonríe

 

— Exacto — confirmó, pero después me dirijo con mi mejor amiga —. Y yo solo te digo, que solo pagaré lo de ella y lo mío. Tú pagas lo tuyo — digo y entramos a la primera tienda

 

— No existen amigos, solo conocidos — dice Zaira, exagerando la situación

 

Compramos muchísimas cosas, ropa, zapatos, maquillaje, accesorios, libros, etc. Pero cuando estamos por salir, vi como el rostro de la hermana de Cris se volvía a entristecer, mientras miraba algo fijamente. Seguí con mi mirada hacia donde ella tenía la vista fija, y fue cuando miré a un chico y una chica riéndose y jugando entre ellos

 

— Es el — susurra. Yo arqueo una ceja

 

— Valentina — la llamo, haciendo que ella me vea —. No dejes que alguien te haga dudar, lo mucho que vales... — digo recitando las palabras de Alonso y ella me sonríe

 

— De lo que se está perdiendo ese cucaracho, cambio oro por cobre — habla Zaira, con una mueca en el rostro, provocando que yo ría 




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