"Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección"
-Ernesto Sabato
“Ya no hay trenes, ya no hay ruido. Hoy estoy más solo que nunca y me gustaría dedicar unas últimas palabras a las personas más relevantes que, para bien o para mal, han pasado por mi vida.
“He decidido partir pues, ya no hay trenes para esta alma condenada a la soledad; todo se ha ido, todo está perdido. No dejaré rastros, no dejaré sangre ni permitiré que mi carne en proceso a descomponerse, con su terrible hedor, cause desagrado, incomodidad ni mucho menos traumas en mis amables vecinos que nada me han hecho. Me iré a través del agua, me iré con ella a donde nadie pueda encontrarme pues al agua pertenezco y ella es parte de mí, y lo será por la eternidad entera al igual que mi futuro descanso o castigo, eso, por supuesto, suponiendo que existe realmente un lugar para descansar y otro para ser castigado después de la muerte…”
Esas fueron algunas de las palabras que Juan Miguel Navarro escribió en su carta suicida, allí en aquella ciudad de Italia; muy lejos de su ciudad natal pero muy cerca de la perpetua soledad de la que no podía desprenderse en ningún país, en ningún continente. La soledad era como una enfermedad terminal que tenía a su alma en agonía desde hace mucho tiempo, pero aquel vacío estaba por llegar a su fin.
La razón por la que Miguel había tomado la decisión de quitarse la vida iba más allá de un sueño. Los sueños, que son como cartas con mensajes borrosos del subconsciente en complicidad con el espíritu, le habían hecho entender algo a Miguel. A menudo los sueños llegan pronto a nuestros encuentros con la almohada o a nuestra cercanía con el alba. Sus mensajes, sin embargo, pueden tardar más en llegar a nuestra comprensión; son como el rayo cuya luz se ve clara y veloz desde el cielo un par de segundos antes de que su estruendoso y contundente sonido llegue a los oídos de quienes están cerca.
Pero la vida de Miguel no siempre había sido desgraciada hasta ese punto; antes era menos desgraciada, menos terrible. La idea de vivir y de ser quien era se había tornado oscura e insoportable cuando supo, por fin, el significado del sueño del tren.