El turista (one-shot)

El turista

EL TURISTA

 

Como era de esperarse, todos se pegaron desesperadamente sobre las ventanas del lado izquierdo del colectivo que recorría las rutas de la provincia de Neuquén, Argentina.

¿Cuál era el destino de aquel bus? A nadie le importó en absoluto cuando un majestuoso lago se les apareció, presumiendo engreídamente su belleza ante los ojos de esos turistas.

Con sus sofisticadas cámaras fotográficas, intentaban captar aquel paisaje la mayor cantidad de veces posibles y desde todos los ángulos que uno se podría imaginar. No querían que se les escapara nada, ni siquiera el más mínimo detalle que quizás podría olvidarse si simplemente se detuvieran a observar y contemplar semejante lugar. Casi parecía que tenían la imperiosa necesidad de encarcelar cada centímetro cuadrado de ese lago en millones de fotos; algunas de ellas con ellos mismos en primera plana, logrando una gran similitud con aquellas fotografías donde los cazadores de animales exponen su premio al público.

Era fácil saber por qué actuaban así. Lo que se contemplaba era simple y llanamente una maravilla de la naturaleza: el agua brillaba de tal manera que podían apreciarse diferentes colores en ella, como el azul marino, el verde esmeralda y un chillón color turquesa. Era toda una fiesta de colores producida por el reflejo de la luz solar sobre piedras volcánicas que se encontraban en el fondo del lago.

Pero había un turista que aún se encontraba calmo a la derecha del colectivo. Él miraba hacia el otro lado de la ruta, ignorando con descaro la solemnidad que todos admiraban con locura. Sin ninguna clase de cámara y sólo con sus melancólicos ojos, aquel hombre cansado y avejentado iba capturando en su memoria a los arbustos y pastos que crecían en el árido hábitat de la Patagonia.

Él lo sabía: lo que veía tenía un aspecto insolente y vulgar en relación al perfecto manto vegetal y a los imponentes árboles que rodeaban el lago multicolor. A la izquierda había vida, alegría y fertilidad fácilmente identificable por la abundancia de colores vivos. Pero a la derecha solo había tierra seca y plantas que no alcanzaban siquiera el metro de altura, las cuales se componían de un opaco color verde oscuro.

Sin embargo, a diferencia del resto de los pasajeros que solo se tomaron la molestia de apreciar el paisaje con los ojos, este hombre decidió hacerlo con su alma, que tanto sufrimiento e injusticia había visto en el mundo durante los años.

Aquel turista prefirió dejar de lado un espectáculo solemne para contemplar un escenario más bien pobre, el cual no tenía una vegetación bonita, sino una vegetación fuerte. Esas plantas quizás eran desagradables a la vista, pero eran las únicas capaces de vivir en aquel suelo en el que cualquier otro ser vegetal se hubiese secado por completo.

A pesar de que la vida había dejado a esos arbustos y pastos a merced de la muerte, estos tuvieron la valentía de vivir.

 

Como todas esas personas que tenía en su memoria.

 

Y eso era suficiente para aquel turista. Simplemente, le resultaba maravilloso.

 

 

 

Por: Cojitoification Buni




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.