El último fumador

Capítulo 21

Después del largo viaje, Juan se fue para su casa. Había estado pensando mucho en el viaje de cómo seguiría su vida. Estaba con una herida en el corazón y en el alma. Pero estaba dispuesto a aprovechar ese mal momento para cambiar, para cambiar para mejor. Todavía le quedaban unos días de vacaciones. Necesitaba hablar con alguien sobre lo sucedido. Se dio cuenta de que casi no tenía amigos y por eso, como casi siempre, acudió a Paty.

- ¿Qué hacés loca?
- ¿Cómo andás, Juancito?
- Acá...recién llegado de Europa...
- ¿Me jodés?
- Noooo...es verdad, estuve un día y medio, más volando que otra cosa. Porque no te venís para casa cuando quieras, estoy de vacaciones.
- Vos estás loco, hermanito. Dale. A la noche voy para allá.

Juan descansó toda la tarde. Por un momento al menos paró un poco su cabeza que estaba trabajando demasiado y lo estaba volviendo loco. A la noche llegó Paty. Juan le contó su historia con Josefina. Como se conocieron. De que trabajaba y como se desencantó al ir a Europa a darle una sorpresa y la sorpresa se la terminó llevando él.

- Sos un boludo, Juan. ¿Cómo te vas a enamorar de una trola?
- ¿Qué tiene que ver si era trola o no? Vos nos sos la de la cabeza abierta... ¿Qué te paso?
- La cabeza abierta debe tener límites. Ya se sabía cómo iba a terminar la historia, esas minas no cambian más.
- No estoy de acuerdo...
- No me digas que le vas a dar otra oportunidad...Juancitooooooo
- No, pero eso no tiene nada que ver con lo que te digo. Que sea prostituta no tiene nada que ver con lo que es como persona.
- No coincido, pero bueno...te lo respeto...
- Y te quería decir algo importante...
- ¿Qué'? ¿Vas a ser papá?
- Jajajajajaja...no me cargues...
- Menos mal, así mi sobrino no tiene una mamá trola...
- ¡Sos mala, eh!
- Dale, contame.
- Tengo ganas de ver a la vieja...ya pasó tiempo y la necesito

A Paty se le llenaron los ojos de lágrimas, no podía creer que Juan le hubiera dicho eso. Era una noticia que esperaba hacía años. Por ese motivo nunca lo había presionado a Juan, lo conocía y sabía que hubiera sido peor. Lo abrazo con fuerza mientras le decía que lo amaba.

- ¡Cuánto me alegro, Juan! Que buena noticia.
- En todo este tiempo que hace que no la veo, la extrañé mucho. Yo nunca te dije nada porque soy un boludo. Me quiero hacer el duro pero en el fondo soy más flojo que vos.
- No sos flojo, sos sensible, pero te ponés esa careta con gesto adusto como que nada te importa. Yo te conozco, hermanito y sé que sufriste mucho por eso. Pero todo lleva un proceso. Ya lo procesaste y diste el primer paso al querer verla. Está muy bueno y me hace muy feliz.

Terminaron de cenar y vieron una película. Paty se quedó a dormir como cuando eran chicos. Pero esta vez no hubo ni fantasías ni juegos sexuales, Paty ya había madurado y aunque su Edipo seguía en pie, las chiquilinadas que había hecho de adolescente ya no tenían lugar en la mujer que se había convertido.
A la mañana siguiente, Paty se levantó temprano y después de bañarse hizo el desayuno y se lo llevó a la cama a Juan.

- Buen día, Juancito...a desayunar...

Juan todavía estaba dormido y no podía creer el suculento desayuno que le había servido su hermana.

- Epa, nena. Con todo esto que hiciste no como hasta mañana.
- No seas exagerado, dale, como que estás flaco.
- Parecés la vieja.
- Nooooooooo...jajajajajajajajaja

Paty se fue a su trabajo y Juan se quedó un poco en la cama. Se levantó casi al mediodía y estaba dispuesto a hablar con su madre. Al principio ponía cualquier excusa para patearlo para adelante hasta que se decidió y marco su número telefónico. Atendió Ricky

- Hola...
- Hola, Ricky. Soy Juan ¿Cómo te va?

Del otro lado hubo un silencio que pareció eterno.

- ¿Me escuchás, Ricky?
- Si, Juan. ¿Está todo bien?
- Si, está todo más que bien. Quiero hablar con mi madre... ¿Está mal?
- No, como va a estar mal. Al contrario. Me alegro mucho.
- Yo también. Pasámela, por favor.
- Si...si...ya te paso. Te mando un abrazo.
- Un abrazo, Ricky. Nos vemos.

Ricky le dijo a Juan que esperara un momento. Juan podía escuchar como su madre lloraba de la emoción hasta que tomó el tubo.

- ¡Juancito!
- Mamá...vieja querida...
- ¡Mi amor! Tanto tiempo...no sabés como esperaba este momento.
- Aunque no lo creas, yo también.

Hablaron de todo y Juan le prometió que iría a su casa la semana siguiente. Juan se dio cuenta del tiempo perdido pero no quería pensar en eso. Sabía que su madre era una buena mujer y que hizo lo que pudo para criarlos a él y a Paty. Sus celos no lo habían dejado ver todo lo que había hecho. Por otro lado entendía que ella haya formado pareja, su madre no era una mujer que soportara la soledad y, aparte, Ricky era un buen hombre que la quería mucho y la contenía. Quería verla cuanto antes, quería reconstruir una relación que el mismo había hecho añicos un poco por celos, un poco por egoísmo. Pero esto ya estaba en el pasado, Juan estaba dispuesto a cambiar. En un momento encendió su computadora para revisar su correo y su Facebook. Tenía varios mensajes en Facebook. Comenzó a leerlos. Tenía mensajes de Rona y Erna. Seguían en Madrid y le prometieron a Juan que a mitad del próximo año volverían a Buenos Aires. Rona le mandó un te amo...Justo cuando estaba por cerrar la sesión le ingresó un nuevo mensaje: era de Josefina. Juan pensó en borrarlo sin leerlo, pero su curiosidad pudo más.



#48653 en Novela romántica
#13594 en Thriller
#5558 en Suspenso

En el texto hay: asesinatos

Editado: 11.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.