Suspiro. —Bien... aquí voy—me veo al espejo con nerviosismo.
Tomo mi mochila y mi iPhone. Salgo con paso acelerado hacia las escaleras... en mi primer día a bachillerato, solo que esta vez; como una chica.
Andrea me observa y sonríe. —Me encanta que estemos de nuevo juntas—salta de la emoción y corre para abrazarme.
Yo sonrío, tratando de sentir confianza. —Es bueno estar de nuevo en casa, ya me siento en mi rutina—le digo mientras mi madre nos toma una fotografía al estar abrazadas.
—Otro inicio de clases juntas...—agrega mientras caminamos a la puerta.
Con mi mochila, mi iPhone y mi actitud, me encaminó a esta nueva aventura... que parece eterna...
—Chicas, suban al auto. Enseguida voy...—agrega mi madre al mismo tiempo que Andrea y yo abordamos.
Andrea coloca su cinturón. —De algún modo siento que este año es diferente. ¿Tú no?—me pregunta.
Yo volteo y asiento. —Sí... este año se siente tan diferente. Pero aún así me emociona asistir de nuevo... —respondo mientras mi madre sube al auto y arranca.
Durante el camino Andrea y mi madre hablan sobre el viaje que hicimos, esa travesía que cambió mi vida... aunque solo por un tiempo, las cosas pueden cambiar a mi favor.
Yo observo por la ventana la ciudad, muchas personas camino a sus trabajos, desayunando... iniciando su rutina. Mientras tanto, yo inicio mi rutina y espero con ansias que sea 19 de septiembre. En la vida común, un mes es cuestión de horas, se pasan volando los días... pero supongo que es como dicen, cuando sufres; el tiempo es eterno.
Me siento cómoda con ropa, aunque de algún modo extraña, pero me estoy acostumbrando... y lograré salir de esta. Estoy solo observando por el exterior de la ventana... pensando y meditando, imaginando e intentando buscar el lado bueno a todo esto. ¿Qué sentido tendría vivir esta experiencia?...
—Alice...—mi madre me llama y yo volteo a verle. Salgo de los laberintos que hay en mi mente y vuelvo a esta realidad... —Llegamos, nena—añade mientras detiene el vehículo.
Andrea y yo nos despedimos y caminamos para incorporarnos con el resto de alumnos, hay muchos...
La mayoría charlando entre amigos, algunos van en soledad, solo pensando, quizás con nervios porque es su primer día y no conocen a nadie. He vivido eso... es una sensación que todos pasamos en la vida, pero que se le va a hacer.
Andrea me toma de la mano y avanzamos con rapidez. —Allá está...—me dice mientras evadimos al resto de compañeros, para mí es nuevo todo esto, pues el año pasado no estuve aquí obviamente. Hay algunas chicas lindas, eso es bueno. Dudo que mis preferencias cambien estando un mes en este cuerpo, eso espero.
—¿Quién?—le pregunto.
—Diana, le dije que aquí nos veríamos—contesta mientras sonríe al ver a una chica delgada, piel pálida, cabello corto y pintado de color rosa, está de nuestra estatura, le devuelve al gesto en cuanto ve a mi mejor amiga...
Ambas se abrazan, Andrea en especial se ve feliz. —Que gusto verte, aunque nos miramos la semana pasada—ríe y después voltea conmigo. —Ella es mi mejor amiga de la que te hablé, esa chica hermosa es como mi hermana, gemela de otra madre—añade mientras me halaga.
—Hola, mucho gusto—saludó, indecisa me acercó y le abrazó.
—Mucho gusto, Alice. Yo soy Diana...—se aparta de mi y caminamos las 3 al interior de la escuela.
Volteó a todos lados, pues algunas veces miré fotografías que subía mi prima y en estos momentos es la poca información que tengo para andar por aquí, desplazarme en los pasillos, realizar alguna actividad que ella solía hacer... aunque para ser sincera, solo me concentro en no llamar la atención y guardar la calma... esos datos no puedo recordarlos a la perfección.
Voy caminando, en el momento que percibo dos leves impulsos debajo de mis costillas. Me hace gritar y volteo de inmediato hacia mis espaldas. Veo a un chico de complexión llenita, cabello un poco lacio, que cubre con algo de cera. Es un poco más bajito que yo y su piel es blanca. Está sonriendo mientras me observa.
—¿Qué demonios te pasa?—mi semblante de molestia se hace evidente mientras le observo. Llevo mis manos a mi abdomen. —Casi me entierras tus dedos...—añado.
Su sonrisa se borra. —Veo que te fuiste de viaje y ya cambiaste. ¿Ya no quieres a tus viejos amigos? Te olvidaste de tu mejor amigo Angel...—se aparta, pero se le ve extrañado por mi comportamiento.
Andrea se acerca. —¿Alice, estás bien?—coloca su mano en mi hombro y me lanza una cálida sonrisa.
De inmediato captó el momento. Sonrió...—bromeaba... cómo podría enojarme por eso...—no recuerdo el nombre del chico. —Jamás te cambiaría, sabes que eres mi amigo—me acercó y le abrazó fuertemente. —Te extrañé mucho...
Él me corresponde al abrazo y sonríe aliviado. —No lo creo, pues no contestabas mis mensajes... y además, que es eso de "amigo", "mejor amigo" por favor—guiña el ojo y después caminamos al salón.
Andrea se aparta y va al salón de Diana. Me quedo a solas con mi mejor amigo, al cual había olvidado... ¿pero vamos?... soy nueva en esto...
Tomamos asientos. Algunos compañeros me saludan, yo sonrío ante sus gestos. —Juzgando por las fotografías de tu Instagram, la pasaste bien...—comenta mientras se sienta frente a mí.
Yo asiento. —Fue un viaje impresionante... me gusta mucho Canadá, me da unas vibras... extrañas. Me conecta con el universo, disfrute de ver las estrellas durante la noche, ese cielo estrellado es tan especial... familia, viajes o expediciones... hubo una expedición extraña, pero tuvo sus buenos momentos—respondo mientras me recargo sobre mi silla.
Me escucha con atención. —Fue un lindo viaje, tomaste fotos épicas, subiste muchas cosas a Instagram... Y... ¿Por qué dices que hubo una expedición extraña? Miraste algo extraño o algo por el estilo...—inquiere y centra su mirada en mí. Esperando con ansias que le cuente alguna historia de terror.