App mensajes
Mami ♥️
Mami♥️: Alice... cuando vengas debemos hablar de algo. No puedo creer que me hayas ocultado algo tan complejo...
Me quedo helada al leer los mensajes, ellas de inmediato lo notan.
—¿Pasa algo?—pregunta Andrea mientras lentamente borra su sonrisa.
Pienso mil y un cosas. Mi corazón se acelera y siento miedo... no sé qué pasará. Levanto mi mirada y sonrío. —No, es solo que me confundí con unos mensajes...—contestó mientras me levanto. —Voy al baño—agregó y me retiro.
De inmediato camino al WC, empujó la puerta e ingresó. Me recargo con mis manos sobre el lavado mientras inclino mi cabeza, cierro mis ojos y después levanto lentamente mi vista. —¿Ahora qué?...—murmuró mientras me preguntó a mí misma. En mi mente divaga múltiples escenarios sobre lo que quiere hablar.
¿Será que me descubrió y sabe toda la verdad? Me encerraran en un centro psiquiátrico o algo así.
Muero por ir a casa y hablar con mamá, saber que me preguntará o de qué hablara.
Suspiro y salgo de los cubículos y me dirijo de nuevo con mis amigas. Poco a poco dibujo una sonrisa en mi rostro. Demostrando que nada sucede ni sucederá.
Tomo asiento junto a ellas y continuamos charlando y pasándola bien, un rato entre amigas. Conocidas que intercambian anécdotas y charlan de cualquier tema en el vida, solo porque sí.
3 horas después
Bajo de mi Uber, estoy de nuevo frente a mi casa. La luz de la puerta principal está encendida, también la de la sala. Pero todas las demás están apagadas, supongo que porque son las 11:30 de la noche. Para mi suerte, quizás mi madre esté durmiendo y me salve por hoy, no lo sé. El ambiente es un poco tétrico.
Avanzo y llevo mi mano a la perilla de la puerta para poder abrir, lentamente lo hago. Paso y me doy la vuelta para cerrar la puerta con suma delicadeza. Volteó a la sala y no hay nadie, camino a la cocina y comedor, tampoco hay nadie. Qué extraño...
Encojo mis hombros y sonrío mientras volteo a las escaleras, avanzo y subo cada escalón hasta llegar al pasillo. Solo está encendida la luz del baño, pero no las luces del pasillo. La puerta del cuarto de mamá y papá está cerrada, supongo que están durmiendo, eso quizás ayude a que el enojo de mi mamá desaparezca.
Ingreso a mi habitación, camino directo a mi buró donde tengo la lámpara y enciendo la luz en una tonalidad baja. Suspiro mientras doy la vuelta, solo para percatarme que mi madre está allí. Logra hacer que grite, aunque no muy alto. Me llevo mi mano a mi boca y sonrío tontamente. —Mami... no te miré—sonrío nerviosamente.
Ella está cruzada de piernas y de brazos, recargada casi al final de mi cama, solo observándome. —Volviste muy tarde, Alice...—exclama con una voz muy seria.
—Estaba con las chicas y la pasamos muy bien. Me divertí mucho...—continuó estática.
Ella asiente. —Eso veo. Entré a tu habitación para buscar algo, sé que no debo husmear entre tus cosas, pero miré esto; y captó mi atención—lentamente muestra la caja de las pastillas. —Me imagino que sabes lo que es...
Suspiro. Arrugó mi frente. —Si, se lo que es... Uhm, pero no es mío. Es de Andrea—sonrió. —Pero por accidente me traje la caja y pues olvidé dársela—me excuso mientras intento mantener la calma.
Mi madre se pone de pie y camina hacia mí. —Alice, no inventes mentiras. Es tuya...—niega con la cabeza. —Definitivamente es mi culpa, te doy demasiada libertad y te dejo ir con tu novio cada que quieres. Él es un buen chico... pero veo que cada que te escapas solo es para ir con él y ya sabemos lo que sucede—está sumamente molesta.
Ruedo los ojos. —Uhm, no es siempre... solo que esta vez ocurrió un incidente... se rompió, y... pues tuvimos que buscar una alternativa. Creo que deberías felicitarme, pues estoy siendo cuidadosa... y creo que a veces es obvio lo que iré a hacer, creí que al menos lo imaginabas—contestó mientras ella está frente a mí. Su expresión no se parece a nada que haya visto en días anteriores, su actitud me está matando.
Ella levanta sus cejas. —Te doy tanta libertad para que no te sientas encerrada aquí. Tú lo eres todo para mí, Alice. Y te quiero proteger, pero tiene que haber confianza... y aunque eres consciente, aún tienes 17 años... y se ve raro que a la mínima oportunidad te escapes con tu novio. Lo sé, no me lo dirás; nadie nunca dice cuando a hacerlo. Pero no tomes todo a la ligera, ¿qué tal sí la pastilla no funciona?—me regaña mientras yo retrocedo un poco para tomar asiento frente a mi buró donde suelo maquillarme.
—Lo se, mamá... pero me cuide. Y funcionará, es mi preocupación también, pero confía en mí... no pasará nada—sacudo dudas de mi cabeza.
Ella me continúa mirando mientras continúa con sus brazos cruzados. —Creí que teníamos confianza para contarnos cosas, ser unidas. Pero me ocultas algo como esto... y siendo tú aún menor de edad, no tienes más de 21... a tu papá no le gustara esto, pero yo sabré si le cuento—me observa sentada mientras está hablando y aún con firmeza.
—Me parece que tú misma sabías... pues que esperabas que hacía cuando me voy... además... no te molestes, pero creo que soy lo suficientemente madura para comenzar a tomar mis propias decisiones, créeme que he pasado por muchas cosas... no te preocupes—declaró con molestia, pero intentando no parecerlo.
Mamá solo ríe. —No, cariño. Aquí no haces lo que te plazca. Para ti todo es fácil... y sí las pastillas no funcionan, quien cargará y te tendrá que ayudar con todo, seré yo... —apunta con su dedo mientras me observa con molestia.
Niego con la cabeza. —No puedo creer...
Se adelanta. —Nada de salidas con tu novio, si quiere verte; vendrá aquí—informa mientras da unos pasos al frente y me encara. —¿Tienes alguna duda?—