El gran día había llegado según San, era el día que finalmente le hablaría a Lucas.
Todos estaba perfectamente planeado luego que terminaran las clases él llegaría ahí y hablarían, hablarían tanto que el mundo a su alrededor no existiría, hablaría tanto que las horas se convertiría en segundo, tanto que se daría cuenta cuando oscurecería, y tal vez si todos saldría bien lo besaría como tantas veces lo hizo en sus fantasía.
Finalmente la última campana sonó anunciando el fin de la clases y el principio de algo o bueno eso esperaba que fuese San, un principio que se convirtiera en infinito. Las persona fueron saliendo de diverso salones amontonados en el patio de la escuela y entre ellos una melena ligeramente oscura se hizo presente con sus fieles audífonos.
Vanessa a su lado comenzó a motivarlo como por lo general siempre suele hacerlo él con uno de sus tantos Cruches que llegaba a tener la muchacha.
—Vamos Julián se te va el Romeo —exclamo la muchacha dándole un leve empujón a Samuel para que se animara a caminar hacia él.
San asintió soltando una leve carcajada llena de nervios, pero que finalmente lo animo a caminar hacia su dirección ignorando todas la persona que pasaban por su lado, tomó uno de sus mechones oscuro de cabello acomodándolo a un lado de su cara, justo en el momento que llegó junto a él.
Lucas no lo noto debido a que estaba concentrado en su teléfono.
San voceo como un pez fuera del agua tratando de buscar algo que decirle sin embargo su cerebro le jugo una muy mala pasada, puesto que no tenía nada que decir. El gran Samuel que hablaba con todos de lo que sea, el que ganaba cada debate estaba mudo frente al Chico que le quita el sueño, y él habla al parecer. Finalmente carraspeo llamando la atención del muchacho.
—¿San? —inquirió de inmediato Lucas sin poder cree que él estuviera frente a sus ojos, ligeramente sonrojado y un claro nerviosismo reflejado en sus facciones.
—¿Hola? —dijo este apenas en un hilo de voz audible robándole una sonrisa a Lucas.
San logró lo que nadie en mucho tiempo había hecho que el sintiera, porque Lucas siempre fue un amargado que sentía un gran vacío en su existencia y San con una sola palabra logró llenar ese vacío y además plantar una sonrisa en sus labios y si que era hermosa, porque no importa que Lucas tuviera uno que otro diente chueco para San, para alguien enamorado esa sonrisa era la más brillante y perfecta de todas.