¿Él y yo? imposible

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Las semanas pasaban y las hojas que caía al suelo de una tonalidad naranja anunciaba la llegada de noviembre. El frío se colaba hasta en los huesos de la personas. Noviembre y diciembre sin duda era los mejores meses para tener alguien a tu lado que te abrace en cada momento que tu alma se sienta fría y ellos se tenía, aunque no lo sabía; aunque no lo admitían. 

Un mes exacto había estado saliendo o como lo llamaba Lucas; formando momentos extraordinarios. En ese tiempo ninguno de los dos le había puesto algún tipo de nombre a la relación o siquiera se había atrevido a ir más allá de las salidas y la platica. 

San tenía miedo de hacer algo mal y Lucas estaba aterrado de no  hacer las cosas a la perfección, sin embargo eso nunca llegaría nunca habría un momento ideal o un momento perfecto, ellos era los que tenía el poder de convertirlo en perfecto. 

Juntos se sentaron en una banca viendo el crepúsculo invadía el cielo volviendo en un paisaje maravilloso, con audacia y sin despegar sus ojos  de aquel fantástico paisaje Lucas hizo lo que hacía varias semanas atrás quería hacer, junto sus manos con la de San fundiéndose en una y fue ahí donde lo entendió, donde comprendió que lo que él le hacía sentir no tenía palabra correcta, porque las mejores sensaciones son las que no sabes describir. 

Samuel giro lentamente su cabeza hasta concentrando su atención en sus manos entrelazadas, sintiendo de inmediato  su descabellado corazón latir sin precedente alguno. Subió su vista lentamente hasta centrarla en la de  Lucas el cual parecía tranquilo sin ningún indicio de nerviosismo como las otras ocasiones, él simplemente estaba ahí sujetando su manos con las sonrisa más hermosa de todas y un brillo inigualable en sus ojos cafés, provocándole paz y al mismo tiempo descontrol a su cerebro y corazón. 

Mientras la noche caía y el paisaje se iba dándole paso al anochecer. Justo en el momento en  la cual luna invadía  el cielo, fue que decidieron dar el paso, juntos al mismo tiempo en un ataque  impulsivo sin verificar si sería perfecto o no; unieron sus labios con un beso, un beso único, un beso cargado del más puro amor justo el que ellos sentía. 

Ese fue su primer beso; fue ahí donde todo comenzó porque después de ese vinieron muchos más, unos más significativos que otros, unos más apasionados, más cortos y otros más profundos, ninguno de sus besos fue igual al otro, pero si había algo que tenía en común  todos y cada unos de ellos era que estaban cargados de amor y el amor nunca acabó, ni siquiera con el pasar de los años, porque su amor nunca término, nunca se detuvo o retrocedió él sólo creció hasta convertirse en infinito. 

Porque si hay algo que deja huellas es el amor y ellos dejaron una huella enorme, que por más que a pesar de los años la íntentaron borrar no pudieron, su amor siempre será infinito y ellos lo supieron desde el primer momento en el que sus labios se fundieron en el otro, convirtiéndose en las dos mitades de uno solo. 

 

Fin

 

Bueno hasta aquí esta pequeña historia, espero les haya gustado tanto como a mi, si les gustos no se olviden dejar su estrellitas y sus comentarios su apoyo es importante. 

 

Los quiero!!!! 



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En el texto hay: lgbt, amorgay, latino

Editado: 20.12.2018

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