Hace medio milenio la suerte de la humanidad se debatió en una lucha de mil noches, entre el ser maligno que dominaba aquellas tierras y cuatro hechiceras cuya esencia fueron dadas por los dioses para acabar con ese ser. Habían logrado inmovilizarlo cada una lo sostenía con el lazo de sus esencias para por fin acabarlo pero antes de conjurar su fuerte carcajada se escuchó, antes de verlo observándolas a cada una
—¿Creen que este es mi fin? —las miro a todas —, yo volveré a reencarnar y acabaré con cada una de ustedes. Y tomaré sus esencias pero antes acabaré con cada ser que sea apreciado, amado o querido por cada una para escucharlas gritar
Termino diciendo con unas fuertes carcajadas antes de abrir los ojos ante el dolor que le provocaban los lazos
—Me ti dýnami ton theón, stélnoume tin kakí ousía sas floges tis kólasis (Por el poder de los dioses, enviamos tu esencia maligna al averno)
Dijeron todas al mismo tiempo mientras cada lazo empezó a brillar con sus respectivas esencias y hacían que aquel hombre se hiciera cenizas. En eso apareció el rey de los cielos justo enfrente de ellas
—Bien hecho —sonrío —, conserven sus poderes como regalo en agradecimiento por lo que han hecho
—Gracias —dijeron al mismo tiempo que hacían una leve inclinación
En eso la reina de los cielos apareció con una gran sonrisa y ellas hicieron una inclinación
—Por ser tan valientes les otorgare un regalo especial
Se acercó a cada una de ellas tomando su muñeca haciendo que marcas especiales aparecieran mientras le susurraba algunas palabras para cada una.
‘’A veces necesitas iluminar la vida de alguien para que esa persona te de un poco de sombra que necitas para descansar’’
Escucho Elaine antes verlos desaparecer con una sonrisa mientras ellas se quedaban en el bosque observando sus marcas
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Ya han pasado los años y ellas continuaron sus vidas por separadas, pero a pesar de los muchos años que han transcurrido siguen teniendo su mismo aspecto físico como si aún tuvieran veintiocho años, ese era parte de su regalo jamás envejecer. Pero para Elaine era más una maldición que un regalo y más aun cuando la vida seguía para todos menos para ella. Todos estos años había visto envejecer y morir a las personas que quería estaba harta muchas veces intento usar su magia para morir pero no podía.
Y ahora estaba hay parada frente de aquel banco observándolo mientras todos paseaban por aquel parque
—¿No te vas a sentar?
Preguntaron y ella volteó observando a un humano que señalaba con un movimiento de cabeza el banco
—No, puedes sentarte
Se dio la media vuelta para irse cuando él habló
—Te he estado observando por mucho tiempo —ella lo miro sobre el hombro —, sabes me intriga mucho saber ¿Por qué? Siempre vienes a este parque a la misma hora y te quedas observan este banco
Aquel hombre pasó la mano por el banco antes de inclinarse apoyando sus brazos en sus rodillas
—Enserio estoy súper intrigado
—Métete en tus asuntos
Aquel hombre se levanto acercándose a ella
—Bien, me meteré en mis asuntos —se acercó hasta que sus labios rozaron su oreja — pero te voy a dar un consejo. No vengas más a este lugar
Se alejó y ella lo volteó a ver
—¿Por qué he de hacerlo? —dijo con voz burlesca
—Si no quieres que tu alma termine encerrada en el mismo averno
Con esas palabras se fue dejándola parada hay. Era él, tenía que serlo sino como conocería sobre la entrada del averno se repetía constantemente mientras seguía hay parada. Aquel hombre caminaba por las calles con la vista fija en su camino hasta que entró en aquel antro, le hizo una inclinación de cabeza al guardia antes de sentarse en la barra
—¿Qué te voy a servir hoy bombón? —dijo aquella mujer que se inclinaba en la barra para darle una vista sugerente de sus senos
—Un whisky —dijo con una sonrisa mientras ella le sonreía
—¿Es todo? —pregunto mientras acariciaba con su dedo índice el brazo de él
—Por hoy si hermosa —le regalo un guiño y ella se fue con una sonrisa
Una vez que le trago el trago tomo un sorbo para luego ver a los que estaban bailando, miro alrededor cuando la vio para entre la multitud observándolo
—¿Ya estas aquí? —pregunto una voz a su lado
Aquel hombre observo a la persona que tenía al lado para luego volver a ver donde había estado aquella mujer pero ya no estaba la busco con la mirada pero no había rastro
—¿Buscas alguien? —pregunto al ver que observas el lugar con esmero
—No —volteó a verlo —, ¿Cómo estuvo el trabajo?
—Hemos tenidos buenos resultados —pido un trago —, pero…
Detuvo su relato para darle un trago a su bebida
—¿Qué ha pasado Henry? —preguntó molesto
—No es nada grave, pero…
—¡Habla de una maldita vez! —grito
—Puede que hayamos dejado algo que nos delata —él vio como su socio llevaba sus manos a su cabeza mientras negaba —, no creo que sea tan grave
—Me has dicho que hay pruebas ¿Y me dices que no es tan grave? —lo miro incrédulo —, ¡A caso eres idiota?
—No es para tanto
Solo sintió como era levantado antes de sentir la pared golpear su espalda
—Sabes que pueden involucrarnos —lo soltó bruscamente —, y todo se irá a la mierda si eso pasa. Ruega para que todo salga bien sino te meteré una bala entre ceja y ceja
Salió de ese lugar con la sangre hirviendo de coraje, aquel idiota había cometido la estupidez de cometer un error que podía complicar las cosas. El frescor de la noche golpeó su rostro pero eso no fue lo que le hizo desviar la vista si no más bien por la imagen que pudo deslumbrar a unos metros de él, pero así como la vio desapareció
—Te estas volviendo loco —susurró negando
Claro que estaba alucinando por que no había otra explicación para que estuviera viendo a aquella mujer a cada lado que voltea, volvió a negar para seguir sus pasos hacia su carro una vez que subió arrancó a toda velocidad sin observara a la mujer que aprecia justo donde estaba estacionado su auto. Elaine lo vio alejarse y aunque algo dentro de ella dudaba que fuera aquel ser maligno, durante todos los año que habían transcurrido, le habían enseñado a no confiar del todo
La mañana llego más rápido de lo que a ella le hubiera gustado pero al no poder hacer nada, no le quedo más remedio que levantarse después de darse un largo y relajante baño, salió alistando su ropa estaba tan estresada que lo único que podía calmarla era su trabajo. Por eso cuando llegó a su oficina notó que su asistente ya estaba esperándola con su café