Elaine se detuvo en semáforo mientras tardaba de controlar su respiración que cada vez se le hacía más pesada. Algo desconocido le pasaba con ese hombre, no era normal que cada vez que lo viera sintiera mil cosas; desde una rabia descomunal hasta la absoluta paz y tranquilidad. Era algo totalmente ilógico ¿Cómo un completo extraño podría hacerla sentirse así?. Una vez que llego a su edificio y estacionar su carro entró para dirigirse hasta su departamento, no sin antes de ir hacia el buzón y tomar su correspondencia. Cuando subió al elevador, justo cuando presionó el botón de su piso la marca que tenía en su muñeca se iluminó, pero aquel destello fue efímero no tuvo tiempo para prestarle atención cuando alguien detenía las puertas del elevador. ¿Sorpresa? Más bien confusión, fue lo que sintió Elaine al verlo hay parado frente de ella
—¿Usted que hace aquí? —preguntó molesta —, ¿A caso me esta siguiendo? Por qué si es así lo voy a demandar por…
—Tranquilícese, yo vivo en este edificio —dijo mientras se recarga en la pared del elevador
—¿Entonces que esperas? —hizo un movimiento con la cabeza señalando los botones
El solo la observo con una de sus gruesas cejas alzada
—¿Por qué no ha apretado el número de piso?
—Si usted ya lo presionó
Ante aquellas palabras Elaine alzo una de sus bien definidas cejas para luego echarse a reír
—Eso es imposible en mi piso solo hay dos departamentos; el que ocupó yo y uno que…
Detuvo sus palabras al recordar algo y luego lo miró encontrándose con una sonrisa burlesca
—Así es preciosa —contestó el tras su mudes —, soy quien acaba de comprar ese departamento. Parece que seremos vecinos
Soltó justo cuando llegaban a su piso y el extendía la mano en señal de que ella saliese primero para después hacerlo él. Cuando los dos llegaron a sus respectivas puertas y después de poner los patrones se miraron antes de cerrar las puertas. Una vez dentro de su departamento Elaine puso soltar un maldición ante que ser despreciable, dejo su bolso en la mesita de estar junto aquellas cartas antes se dejarse caer en el sillón. Soltó un suspiro antes de quitarse los tacones, dejo caer su cabeza en el respaldo del sillón
—Bendito día —murmuró
Alzó su cabeza mirando aquellas cartas; las tomo empezando a revisarlas pero casi todas eran cuentas de banco a excepción de una que venía de Nueva York, una sonrisa se le instaló en el rostro borrando cualquier otro sentimiento. Si sea de Nueva York sólo podría ser una persona. Abrió la carta y pudo ver la aquella caligrafía
Querida Elaine
Te escribí esta carta para informarte que he llegado bien a Nueva York, me he instalado en el departamento que elegimos y mañana me presentare en Joffrey Ballet para mi primera clase. Estoy muy emocionada, estoy por lograr mi sueño y todo se lo debo a ustedes gracias por todo. Espero que pronto puedan venir a verme, te mando un abrazo y un beso
Con cariño: Castalia
Elaine dejó aquella carta con un gran sonrisa de la cuatro, Castalia era la más chica de todas y por ende la más consentida. Ella es una persona con grandes sentimientos y para ella todo el mundo es bueno, es de la idea de que si alguien cometía error alguno merecía la oportunidad de redimirse en sus acciones. Elaine se levanto para tomar el teléfono y marcar a Castalia cuando sonó. Un nombre sonaba en el registro de llamada, solo soltó un suspiro y se preparó mentalmente
—Dime Leila
—Vaya, haya que te dignas en contestar. He dejado muchos recados con tu asistente…
Elaine soltó un suspiro para luego cambiar el teléfono se oído
—Le había dicho que era urgente
—Leila contigo todo es urgente, dime ¿A que galán te encontraste esta vez?
—Elaine no te imagina el problema en el que estoy metida
Elaine se puso en alerta cuando la escucho halar tan nerviosa
—¿Qué ocurre Leila? Me estás preocupando
— Ya sabes que siempre he sido de espíritu libre, pues bien un noche que salí con la chicas entramos a un bar, nos encontramos a un grupo de guapos y sexys hombres que nos invitaron a bailar. Pues aceptamos entre baile y tragos termine en el departamento de aquel castaño de ojos preciosos…
—Leila ve al grano, no me interesan tus aventuras
—En eso estoy. Como te decía amanecí con esa hombre ahora lo tengo pegado a mi y eso no es lo malo, lo malo es que… es un vampiro y dice que yo soy su compañera destinada
—A ver ¿Me estas diciendo que te metiste con un vampiro? Si que está loca Leila, sabes que los vampiros no son de confiar
—¡Elaine, te estoy diciendo que soy su compañera! Y tu solo me dices que no don de confiar
—¿Qué quieres que te diga? Nunca me he relacionado con vampiros no puedo ayudarte
—Tu sabes más de magia. Dime uno para deshacerme de él
Iba a responder cuando su timbre sonó, camino hasta la puerta para abrirla sin mirar quién era. Y enseguida se arrepintió
—Créeme si existiera también quisiera hacerlo
Le dijo justo al ver aquel hombre frente de ella con aquella petulante sonrisa
—Te marcó después
Colgó para luego ver a la persona enfrente de ella
—¿Qué se te ofrece?
Aquel hombre sonrió y luego mostro una toalla
—¿Me prestas tu baño para bañarme?
—¿Qué? —grito —, ¿Te has vuelto loco? Por supuesto que no
—Solo será por esta vez, no tengo agua en mi departamento y necesito ducharme
—¿Y eso que tienes que ver conmigo?
—Eres mi único vecino, solo a ti puedo recurrir
No espero a que ella le contestara entro dejándola sorprendidas
—¡Oye!
—Tienes un bonito departamento, supongo que el baño está la habitación
Camino hasta la habitación observando que todo el decorado era color rojo con destellos en negro