Elaine

6. Condiciones

En una habitación decorada de color negro y muebles de caoba un hombre se mantenía acostado en aquella cama boca abajo con la sábana cubriendo su cadera mientras su pierna izquierda y su espalda estaba descubierta dejando ver su piel, movió su cabeza la cual estaba apoyada en sus brazos hacia la ventana donde se filtraban algunos rayos del sol, con fastidio colocó la almohada sobre sus rostro justo en el momento que su celular empezó a sonar, lo tomó con un gruñido para contestar  

Diga, ¿qué demonios quiere?  

—Veo que no has cambiado mucho Alexander 

Él rápidamente se incorporó para apartar su teléfono y observar el número  

¿Cómo conseguiste mi número? —dijo bruscamente  

Veo que aún no nos has perdonado… necesito que vengas a mi oficina  

—Lo siento, pero no sé me da la gana. Adiós 

—Alexander es sobre tu madre  

Tras aquellas palabras se queso con el teléfono suspendido en su oreja  

Te espero en una hora  

Con aquellas palabras colgó dejándolo a él con un gran sin fin de emociones. Maldijo mil veces aquel hombre por dejarlo así, tantos años tratando de esconder su identidad, tratando de olvidar aquel pasado y él venía a recordárselo. Dejo que el agua recorriera su piel como en esos momentos sus recuerdos lo hacían, colocó las manos en el mármol mientras agachaba la cabeza  

Flashback  

Aquel niño corría por aquel parque con una sonrisa mientras agarraba con su mano el globo, volteó hacia atrás para ver la sonrisa de su madre mientras lo saludaba, vio como su madre extendía sus brazos y él corría hacia ella, se acurrucado aún más en el pecho de su madre; le gustaba escuchar el latido de su corazón y la calidez que ella le trasmitía. Era una tranquilidad que lograba tranquilizarlo, que podía jurar que ella tenía un don para que todo fuera perfecto, a su lado nada podría salir mal 

—Te amo tanto hijo mío —escuchó que le dijo mientras le daba un cálido beso en su cabeza 

Fin del flashback  

Cerro la llave para luego envolver su cadera con una toalla, se colocó frente del espejo y pasando la mano para limpiarlo, apoyo sus dos manos en el lavabo antes de soltar una pequeña risa  

—Pronto  

Se susurró antes de alejarse para ir hacia el vestidor, tomó un traje color azul marino y una camisa azul marino. Una vez vestido tomó las llaves de su auto y se metió en las calles hasta llegar al sur de Chicago. Cuando se estacionó pudo ver el imponente edificio, con paso decidió de adentro a las instalaciones de Boutique Stefan, con una sonrisa se detuvo en recepción donde una linda morena estaba  

—Buenos días, ¿En qué le puedo ayudar?  

—Buenos días hermosa, vengo a ver al presidente  

—Claro, ¿Tiene alguna cita?  

—No te preocupes Blanca, yo acompaño al señor  

Escucharon una tercera voz y Alexander volteó para poder ver de quién se trataba  

—Buenos días Alexander  

—Buenos días Antonio, cuanto tiempo sin verte  

—¿Por qué no viniste ayer? —preguntó mientras caminan hacia el elevador  

—Tuve un día muy ocupado, una disculpa  

Él sólo lo observo y negó con una sonrisa  

—Se te olvida que puedo oler tu mentira —las puertas del elevador —, ella te extraña Alexander. Tu hermana te aprecia mucho, no la alejes más. La oficina de Samuel es esta 

Él sólo pudo asentir y antes de que se acercara a la secretaria Antonio lo detuvo  

—Alexander, hoy es nuestra boda… por favor no faltes —suspiró —, seria el mejor regalo para tu hermana  

Con esas palabras se dio la media vuelta para irse, Alexander se obligó a tragarse el nudo en su garganta antes de dirigirse hasta la puerta de la oficina. La secretaria amablemente le dio paso diciendo que Samuel lo esperaba. Cuando entro se encontró con la imponente figura de aquél hombre que miraba por la ventana  

—Por favor entra y toma asiento —lo miro a los ojos — hermano  

Alexander hace muchos años no escuchaba de los labios de él la palabra hermano. Y más de él que siempre fue de los tres el más reservado con sus emociones y sentimientos 

—¿Qué es lo que tenías que decirme de mi madre? —miró su reloj —. No tengo mucho tiempo Samuel, tengo una junta en unos minutos  

Él camino hasta su silla, después sentarse saco de un cajón una carpeta  

—Este es el testamento de nuestro padre… 

—Tu padre —corrigió —, él no era nada mío  

—Es tu padre Alexander, al menos ante la ley —le hizo saber —, y como tal estas incluido en este testamento. Donde dice que eres dueño del 34% de la fortuna y de esta empresa. Pero tiene una condición, tienes que trabajar en la empresa por lo menos 6 meses para heredarla  

Alexander lo observo con una ceja alzada antes de negar  

—No lo acepto —se levantó acomodando su traje —, mis acciones y mi parte de la herencia te la puedes quedar. Has lo que quieras con ellas  

—Yo no puedo hacer nada, por que están a tu nombre —imitó su acción y se levantó hasta pararse frente de él —, si tu no aceptas esa herencia y las acciones se congelaron hasta pasárselo a tus hijos  

—Entonces se quedarán congelados para siempre —se alejó —, si es todo me voy  

—Mamá quería que te sintieras parte de la familia al igual que mi padre, Marian... al igual que yo —vio como su hermano detenía su paso —, por eso divido todo entre los tres. Por eso yo quiero que la tengas al igual que quiero que no te alejes más de nosotros 

Él evito mirarlo solo tomo el picaporte antes de decir  

—Adiós, Samuel  

Salió de las instalaciones para subir a su auto, y antes de arrancar miro aquella empresa. Manejo sin saber nada, y mucho menos sabia como llegó hasta la Boutique RL, solo unos golpes en el cristal hicieron que saliera de sus pensamientos  

—¿Qué tanto piensas hermanito?  

—¿Que haces aquí Marian? —le preguntó ignorando su pregunta  




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