—¿Qué? —solo pudo decir eso por la impresión
—Quiero que estés cerca de Alexander, temo que este metido en cosas malas
—Soy niñera ¿Cuándo paso que no me di cuenta? —se mofa —, es ridículo que me pides Samuel, él no tiene cinco años para que yo lo esté cuidando
—Elaine, te lo pido por la amistad que tenemos desde hace años —tomo sus manos para luego besarlas —, te lo suplico, ¿Si?
—¿Qué hare yo para vigilarlo? Es ridículo Samuel, crees que por el hecho de trabajar con él va estar pegado a mí las veinticuatro horas del día
—Por una extraña razón sé que él va a estar aquí sin despegarse de ti —sonrió —, así que tienes la oportunidad de hacerlo. Vigílalo y avísame cualquier anomalía
—Eres insoportable Samuel, desde ahora la compadezco
—Pudiste ser tu —le giño un ojo
—Gran elección hice en ese momento —sonrío —, anda vete yo haré lo que me pides
—Te lo agradezco —beso su mejilla —, eres lo mejor del mundo
—Anda vete ya. De seguro que tienes muchas cosas que hacer en la empresa
Él solo sonrío antes de darle un beso en la mejilla de despedida que fue interrumpido por un carraspeo. Samuel volteo a ver a su hermano que se mantenía con el rostro molesto, él no pudo evitar sonreír
—Nos vemos en un rato en la comida —le giño un ojo a Elaine antes de voltear a ver a su hermano —. Buenos días hermano, me alegro que estés bien espero que cuides a esta hermosa dama en mi ausencia
—Por supuesto —acepto mirando a Elaine —, pero no prometo que quiera volver contigo después de pasar un rato conmigo
—Eso está por verse —le aseguro antes de tomar nuevamente la mano de Elaine y besarla —, hasta esta tarde… hermosa
Alexander miro aquella escena con enojo, la estaba tocando. Tenía que poner todo su auto control, era su hermano, medio pero al final hermano llevaba su sangre en sus venas. Pero el coraje que le causaba el ver como la tocaba. Por eso no se despidió de él cuando lo vio marcharse
—¿Qué se te ofrece? —le pregunto mientras se sentaba en su silla
—¿Qué hacia él contigo?
—No tengo por qué darte explicaciones —lo miro —, soy libre de estar con quien a mí se me pegue la gana
—¿Y yo que? —le reclamo
—¿Tu qué?... No sé de qué hablas
—Me gustas Elaine —la miro a los ojos —, me gustas mucho y quiero que me des una oportunidad
—¿Te has vuelto loco? Apenas me conoces no sabes nada de mí
—Entonces déjame conocerte —rodeo el escritorio para tomar sus manos —. Dame la oportunidad de amarte como te mereces, permíteme ser con quien compartes tus momentos felices y también los tristes. Acepta que sea parte de tu vida
Ella lo miro a los ojos algo dentro de ella le decía que lo hiciera que dejara que él entrara a su vida, pero en el fondo de su ser había algo que se negaba a hacerlo. Porque si lo dejaba entrar era aceptar nuevamente la posibilidad de sufrir y eso era algo que se negaba a pasar
—No, lo siento —se zafo de su agarre —, no puedo
Con esas palabras se levantó para salir de aquella oficina caminando sin importarle nada, camino sin rumbo hasta llegar a la azotea donde el aire se colaba por sus huesos asiendo que se abrazara a sí misma. Justo en el momento que alguien ponía algo sobre sus hombros
—Leila —susurro al verla
—Hace frio aquí arriba —suspiro —. ¿Quieres contarme?
Pero ella solo miro hacia el frente mientras se colocaba el suéter antes de meter sus manos en los bolsillos y tardo un rato en silencio observando a su alrededor
—Desde que Joaquín murió decidid que no dejaría que nadie más entrara a mi vida —hablo sin hablo sin apartar la vista del paisaje —. Sufrir mucho con su partida al igual que antes me dolió la muerte de Diego, pero ciento que esta vez… si dejo entrar alguien más en mi vida. El daño será irreversible y me condenare a un sufrimiento
—¿Pero ese no es el riesgo de amar?
—¿Estarías tu dispuesta aceptarlo? —pregunto Elaine con suspicacia —. Si supieras que en cualquier momento podrías perder a quien más amas, ¿Aun así lo aceptarías?
A Leila se le vino a la mente aquellos ojos azules y el corazón se le encogió por un momento. Pero por un momento se imaginó no haberlo conocido y la vida misma se le hizo triste
—A veces es mejor que vivir con ese miedo a que vivir sin amor —la abrazo sacándole una sonrisa a Elaine
—Nunca te creí una persona romántica —sonrió más animada
—Ni me lo digas —se separó de ella —. Sin duda ha venido a desordenarme la vida
—¿Ha venido?
—No cambiemos de tema Elaine, concentrémonos en ti
—Es un milagro que Leila no quiera ser el centro de atención —bromeo —, sin duda te vino a cambiar
Las dos rieron ante de que Leila la mirara
—¿Mejor?
Ella solo sonrió antes de volver a voltear hacia los edificios
—No lo pienses tanto Elaine, y disfruta lo que tengas que disfrutar no pienses en lo que puede pasar. A veces la vida se trata de lanzarse sin paracaídas así te sorprenderá el resultado
—Vaya, que dramática eres amiga —sonrió —, espero que así seas con él
—A él le toca la mejor parte
Elaine bajo después de su charla con Leila, había tomado una decisión con respecto a su situación con Alexander. Pero como si el destino le estuviera dando la razón no lo encontró y tampoco lo logro localizar por teléfono, por eso espero hasta terminar su trabajo lo iría a buscar a su departamento. Al llegar alzo la mano hecha puño iba a tocar pero las dudas se hacían cada vez más grandes
¿Qué estás haciendo Elaine? Se reprendió al ver su duda, por eso rápidamente golpeo la puerta antes de arrepentirse nuevamente. Iba acabar con todo de una vez, si acababa de raíz todo sería más fácil. Pero toda convicción se desmorono al verlo abrir la puerta sin camisa relajado con una marca de labial en su pecho. Alexander se le borro la sonrisa al verla hay parada frente a él
—Elaine…
Logro susurrar antes de que la viera entrar hecha una furia, Elaine no lo pensó dos veces y presa por una fuerza descomunal entro encontrándose a aquella mujerzuela colocándose la blusa. No lo pensó mucho, vamos ni pudo pensarlo cuando ya tenía agarrada del brazo y la sacaba del departamento