— Descansa cariño. — Margaret deposito un beso en mi coronilla una vez la deje en su cama.
Le di una leve sonrisa y apagué la luz yendo a mi habitación. Apenas toque el primer peldaño de la escalera y su llamado me hizo regresar. Sus ojos eran tormentas y con sus manos temblorosas incitaban a acercarme. Lo hice muy despacio y me senté a su lado.
Tomó mi barbilla admirando mi rostro con una mirada brillante.
— Perdoname por todo, por haberlo ocultado. — Una lágrima se deslizó por mi mejilla.
Me sentía realmente fatigada. Cansada y agotada por todas las cosas, el ver a mamá derrumbada me destruía. No era el hecho de no conocerlo, era ella, yo nunca derrame una lágrima por él, ni un pensamiento. Nada. El nunca existió en mi vida, solo ella. Ella siendo mi mundo, me fragmentaba eso, no la imagen de él.
Pero noto el dolor puro en su mirada. Detallando mi iris que es igual a la de él, siendo mirada como supongo ella lo miraba a él.
Me dejó de lado para enfocarse en la caja que reposaba dentro de su buro. Mi casa ya no era un desastre gracias a Hellen que conjunto con Harry y las chicas ordenaron todo el desastre.
Vacía la caja apilando las fotografías que me muestra con delicadeza.
— Esta fue la primera vez que te vi. — me muestra una ecografía — No sabes cuan feliz me puse al escuchar tu pequeño corazón. Quería saltar por toda la habitación.
Sonríe con nostalgia.
— Aquí fue cuando le dije a Hellen y terminó en sorpresa doble cuando me mostró que también estaba embarazada de Harry.
Ambas están sentadas en un café sosteniendo las ecografías.
— Ya no me sentía tan sola, supe de ti a los cuatro meses. El doctor estaba sorprendido de que apenas se me notara. A la semana renuncié al modelaje para concentrarme en ti, me preocupaba en nuestro futuro pero tenía la certeza en entregarte una vida digna.
Me recosté a su lado impregnandome de su olor y calor.
— ¿No te dolió dejarlo?
— Si, en los meses siguientes con las hormonas y sentimientos sufrí, pero no me estanque, busque una forma en donde pudiera estar cerca de eso así sea solo mirando de lejos y ahí fue cuando forme la academia y supe cual sería tu nombre.
— Ellison — dije y ella asintió — Pero entonces ya sabías que era niña.
— Para nada…
— ¡¿Entonces si hubiera sido niño me habrías puesto igual?! — pregunte infartada — ¿Pero qué clase de nombre es ese?
— Uno muy lindo que creó mi mente así que no me juzgues.
— Continúa — hable “ofendida”.
— Tu… — Se queda a la deriva buscando un no se que en mi mirada. Para ambas es incomodo, y claramente no sabemos como actuar ya que es algo que no tuvo pie en esta casa ni en nuestra vida.
— Continua, no importa. — respire hondo — Solo que si lo haces debes prometerme que me dirás la verdad, no quiero otra cosa más que eso. Ni que lo justifiques, ni me ocultes cosas.
Respira hondo asintiendo y quitando las lágrimas con el dorso de la mano. — Tu padre supo de ti a los siete meses.
— ¿Por qué?
— Porque él vivía en otro país. No me atreví a llamarlo ya que sabía en lo que me metia al estar con él.
— ¿Y qué era?
— Su fama, de andar con la una y con la otra. Es hijo de alguien muy importante en América y por eso él es así, cuando lo conocí él fijó los ojos en mí y… no me soltaba. Todos me decían que me alejara pero yo ya me estaba encaprichando poco a poco. Un hombre muy apuesto sin duda que lleva tus mismos ojos.
— La historia del chico malo y la chica buena, ¿eh? — solté con una sonrisa.
Se rió con mi comentario y siguió.
— Teníamos algo así como una relación, pasaron los meses y todo iba creciendo hasta que quedé completamente enamorada, sabía que él se iría, habíamos pactado que eso era algo temporal hasta que terminara su estadia aqui, pero eso no fue impedimento para que lo quisiera, él me hacía sentir tan afortunada de tener un hijo del hombre que amaba… — su rostro. Dios. Describe una felicidad al hablar que me aterra — Vivimos juntos en un apartamento en Covent Garden, íbamos al teatro, viajabamos, me acompañaba en mis pasarelas y todo parecía de película. Pero como todo, el principio tiene un fin. Él se fue y cuando por fin le hable para contarle que venias en camino colgó, pero a la mañana siguiente ya estaba en la puerta esperando a ir con el médico.
Su rostro se transforma mirando sus manos mientras yo sigo atenta.
— El médico informó todo hasta ese momento, él no me pidió prueba de nada pero ya había cambiado, no era el mismo que yo conocí. Pensé que me dejaría pero no, a pesar de su actitud distante me llevó de vuelta a casa, no podía quedarse las semanas faltantes pero estaba al pendiente dando lo necesario, yendo y viniendo al menos una vez a la semana. Yo no sabia ni como sentirme pero al menos estaba contenta en que estaría para ti como el primer día, así ya nosotros no fuéramos nada.Te adelantaste dos semanas, justo cuando él se había ido. Yo no tenía a nadie a mi lado, tus abuelos ya no estaban, Hellen estaba igual a mi. Como pude llame una ambulancia estaba tan aterrada de que algo malo te pasara y de no tener a nadie a mi lado quien pudiera aunque sea sostener mi mano.
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Editado: 23.08.2024