Embarazada de mi enemigo

Capítulo 12

Me limpié como pude la boca arriba del automóvil de Thiago, mientras Sarah y yo nos hacíamos compañía en el asiento trasero. Éramos una combinación demasiado cómica como para pasar desapercibidos: una borracha, una chica embarazada que fingía tener problemas estomacales, y el sexy jefe enojado que nos llevaba a ambas en su carro, alegando que si nos pasaba algo en medio de la calle le daría una muy mala reputación a él y a su empresa.

Ahora que el calor del momento pasó y que Sarah venía dormida a un lado mío, no sabía cómo afrontar a Thiago después de gritarle de esa forma tan altanera y despectiva, pues ahora era simplemente mi jefe y mi actitud fue inaceptable. Nadie en su sano juicio toleraría que un mero empleado le hablara de esa forma, y tampoco me creía demasiado importante para él, ya que solo había servido una vez como suplente de emergencia a su secretaria y desde ese momento, no nos volvimos a ver en la empresa.

Suspiré, golpeándome levemente contra el frío vidrio del auto y comencé a rezar. Realmente esperaba que pensara que estaba muy borracha como para actuar de la manera correcta y se apiadara de mí. No podía despedirme por nada del mundo, o no sabría cómo demonios pagaría el alquiler de mi nuevo departamento.

—Sí estás preocupada por todo lo de ahorita—dijo como si leyera mis pensamientos, Thiago parecía poseer una especie de sexto sentido—, debo aclarar que haremos como si esto nunca pasó.

Sentí como si los Dioses, el karma o lo que fuera finalmente se compadeció de mi pobre situación y casi lloré del alivio. Me toqué nuevamente el estómago y le prometí a mi pequeño o pequeña en el vientre que todavía teníamos esperanza, que no nos habíamos quedado completamente quebrados.

—Muchísimas gracias —solté al borde del llanto. En verdad el estrés que me estaba consumiendo de solo pensar en que podría quedarme sin ingresos, fue demasiado duro durante todo ese rato que metimos a rastras a Sarah en el auto y comenzamos a manejar rumbo a mi departamento.

Si Sarah algo me había contado alguna vez, era que ella vivía por y para su abuela. Ella fue la persona que la crío y por eso la cuidaba con todo su corazón, así que estaba segura que lo que menos quisiera sería causarle algún percance o mal rato cuando la mirara llegar en ese estado. Por lo que como pude hice que me desbloqueara su celular, llamé a su abuela, asegurándole que Sarah se quedaría a dormir conmigo y que yo le hablaba porque ella estaba ocupada bañándose y aunque no muy convencida de la situación, terminó accediendo y diciendo que finalmente se acostaría en paz.

Le limpié la frente como pude a mi amiga y suspiré.

—No sabía que ahora Sarah se llevaba tan bien con sus compañeros.

Por el tono sarcástico de su voz, sabía que no se refería exactamente a mí y a Elena, sino a todos esos idiotas que buscaban burlarse de ella sin piedad.

—Y en verdad… —comenzó a decir con una pesadez tremenda, se notaba que le costaba tocar el tema—. Nunca pensé que por mi culpa la estuviera pasando así de mal.

Recordé aquella tarde, poco después de que Thiago entrara al equipo de fútbol americano y comenzara a salir cada vez más seguido con la amiga de mi hermanastra. Estábamos compartiendo uno de los escasos momentos que todavía teníamos para conversar en la mesa donde siempre nos sentábamos, cuando esa insufrible chica y sus amigos llegaron con nosotros.

Pensé que intentarían golpearme o derramar su bebida encima de mí como en otras ocasiones, pero para mi sorpresa, se mostraron bastante amistosos y agradables. Por supuesto que la ilusa Destiny creyó que finalmente se habían dado cuenta de sus errores, y que podrían convivir tranquilos hasta la graduación, pero lo que no sabía era que simplemente estaban aparentando frente a Thiago, ya que ella no quería darle nuevamente una mala impresión. Sin embargo, aprovechaban cada maldita oportunidad que tenían cuando me encontraba sola, para hacerme la existencia miserable.

Nunca le había contado a Thiago la manera tan cruel en que ellos me trataban a sus espaldas, pero no era por miedo o por sentir que me rechazaría si lo hiciera; simplemente estaba avergonzada de seguir siendo un estorbo para él. Siempre mi papel a su lado era el de la piedra en el camino que no lo dejaba avanzar, y yo lo que menos buscaba era alejarlo por mi culpa de ellos, pues ahora parecía más alegre de ir a la preparatoria.

Supuse que para Sarah era algo similar, pues no creía que le contara demasiado a Thiago de la verdadera situación que vivía en la oficina.

—Nunca es fácil hablar de esas cosas —contesté—, supongo que Sarah no quería que te sintieras mal después de todo lo que la has ayudado, debe apreciarle muchísimo.

Thiago apretó con fuerza el volante y maldijo en voz queda.

—Al parecer, por más que intente hacer las cosas diferente, no tengo remedio.

Ladeé la cabeza, preguntándome si se refería a lo que sucedió con mi antiguo yo, y me mordí el labio.

Para no tener que hablar del tema, le volví a dar mi dirección y cuando llegamos, solo dejé que me ayudara a subir a Sarah hasta mi habitación.

Mi modesto departamento solo tenía dos habitaciones bastante justas, una sala, comedor y cocina compartiendo una misma área y un baño. Se encontraba en un área decente, ni muy pobre y peligrosa, ni tampoco muy lujosa, así que con orgullo lo pasé hasta mi casa.



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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