Embarazada de mi enemigo

Capítulo 17

Después de la visita al doctor, recapitulé mi encuentro con Ivy, esa persona que más me dañó en mi infancia y adolescencia, pero por alguna razón, ya no la miré tan intimidante como lo hacía en el pasado.

Ella era una pesadilla, una persona fría, calculadora y amenazante. Hacía todo lo posible por destruirme a mí y todo lo que quería. Era malintencionada, egoísta y caprichosa, la persona más grosera que alguna vez conocí.

Pero a pesar de que siempre imaginé que si algún día me encontraba con alguien de mi pasado, me echaría a temblar y llorar del miedo, fue una experiencia totalmente diferente.

Todo lo que cruzó por mi mente fue una extraña lástima. Ya no era la villana más grande de mi cuento, no era un ser omnipotente que podía hacer que me hiciera pis en los pantalones, ya no era nadie como eso.

—¿Estás preocupada por algo de lo que dijo el doctor?

—No, para nada.

El doctor había sido demasiado amable y atento desde que entramos al consultorio. Me explicó con lujo de detalles todo lo que tenía que saber, cómo debía cuidarme y exactamente qué tipo de cosas debería de evitar para que el hijo que esperaba naciera sano y salvo.

Había sido una experiencia mucho más amena y tranquilizadora de lo que jamás imaginé, por lo que siquiera estaba pensando en esa cita como algo mortificante.

En realidad, lo único de lo que tuve un poco preocupación dentro de mi corazón unas semanas atrás, había sido de aquella prueba de paternidad que realizó Thiago. Sin embargo, luego de que entendiera completamente que la tecnología avanzó, y que con una simple prueba de sangre y una muestra oral del padre, ahora era posible conseguir un resultado certero de paternidad, tampoco estuve con la incertidumbre de que mi hijo pudiera estar en riesgo por el procedimiento.

Suponía que con dinero, conocimiento y contactos todo era posible.

—¿El sitio no es de agrado para ti?

Estábamos en uno de los restaurantes más famosos y concurridos de la ciudad, uno donde tenías que pasar meses intentando hacer una reservación, pero Thiago como por arte de magia, había sido capaz de conseguirnos una entrada solo haciendo una simple llamada telefónica. El sitio estaba compuesto de hermosos ventanales, que dejaban ver de una manera majestuosa todos los edificios altos que rodeaban la zona donde nos encontrábamos. Era como estar atrapada en una especie de película romántica, donde yo era la protagonista que pasaba de pobre a rica en menos de un parpadeo.

Thiago había insistido en traerme a comer después del chequeo y aunque quise negarme y regresar a mi departamento para pensar a profundidad en lo sucedido, fue demasiado insistente como para continuar negándome.

—Por supuesto que no —dije dándole un sorbo al vaso de agua que el mesero nos sirvió en cuanto nos sentamos.

—¿Entonces? ¿te has sentido incómoda por lo que sucedió hace un rato?

Sabía que Thiago hablaba del encuentro con Ivy y su amiga, aquella mujer que ni siquiera intentó presentar, pero aunque había dado en el clavo, negué con la cabeza.

Él pareció no creerme y exhaló con cansancio.

—Espero que no te moleste mucho su actitud, siempre ha sido así desde que éramos jóvenes.

—Parece que la conoces bastante bien.

Él esbozó una mueca.

Ivy es la hermanastra de mi única amiga, y era un terrible dolor de cabeza. Hubo una época en la adolescencia donde pensé que podríamos ser amigos y eso, pero no sé qué demonios me pasaba por la cabeza en ese momento.

—¿Las cosas terminaron mal?

—De la peor manera posible —la amargura en su tono de voz me inquietaba.

¿Qué había sido exactamente de la vida de Thiago después de que me hice pasar por muerta?

Observé atentamente su costoso traje, sin saber qué pensar al respecto. ¿Debía imaginar que sufrió demasiado por mi pérdida, o que simplemente pasó por un momento duro por otras cuestiones? Era difícil descifrarlo al cien por ciento, ya que para el momento cuando decidí dejar todo atrás, ya no éramos exactamente tan cercanos.

—Disculpa que te hable de estas cosas tan abiertamente, no sé porque me pasa cada que estoy contigo.

Levanté una ceja inquisitiva y nuevamente lo miré. Thiago era justo como lo recordaba, un chico despistado y determinado, el cual era honesto y algo torpe, más que misterioso y frío. Al parecer, solo tenía esa imagen cuando se trataba de trabajo.

—No te preocupes, aunque solo puedo escucharte, no soy buena dando consejos en áreas donde no tengo mucha experiencia.

Thiago ladeó la cabeza y se cruzó de brazos.

—¿Entonces una chica como tú nunca ha tenido muchos amigos?

—¿Una chica como yo? —pregunté encrespada.

En primer lugar, pensé que me estaba insultando, pero cuando se echó a reír y me sonrió, me dejó aturdida.

—No lo quise decir de manera grosera; es solo que me resulta un poco difícil de creer que una chica tan atractiva como tú no tuviera muchas personas a su alrededor.



#457 en Novela romántica
#185 en Chick lit
#117 en Otros
#56 en Humor

En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.