Embarazada de mi enemigo

Capítulo 25

—¡Ya basta! Por favor dejen de preocuparse por este viejo y llévenme a casa.

Soltó refunfuñando el padre de Clarisse, algo que nos hizo sonreír a ambas.

—¿Acaso me pusieron una cara de payaso mientras me operaban o porque ahora parecen estar contentas con cada cosa que les digo? Creo que quienes necesitan atención médica son ustedes dos.

—Oh, papá —soltó mi amiga en medio de un ataque de sentimentalismo y lo abrazó—, no sabes lo asustada que estaba.

—Si ya conoces que hierba mala nunca muere, solo mira a esta jovencita, hizo de todo para ya no estar acá y sigue vivita y coleando.

—¡Papá! —lo reprendió Clarisse con el ceño fruncido.

 Me reí ante el comentario de Frederick, quien solía tener ese tipo de personalidad desde el inicio y aunque lo que dijo pudo sonar bastante crudo para cualquier otra persona, yo sabía que no lo decía con la intención de dañarme, sino recordarme que era tan fuerte y resistente como él y aquellas hierbas que por más que intentaran exterminarlas volvían a nacer.

“Nosotros no nos dejamos derrumbar por cualquier cosa, nunca le daremos la satisfacción a nadie de saber que por ellos estamos mal.” Fue una de las primeras lecciones que me enseñó cuando llegó a mi vida y algo que apliqué el día que me encontré nuevamente con Ivy. Ya que me mantuve tranquila, como si no la conociera y como si su intensa mirada no implicara nada para alguien como yo.

—Me pone muy contenta que estés bien —dije sonriendo todavía más amplio y él miró hacia mi estómago con una ligera mueca sobresaliendo de su rostro.

—Pero a mí no me tiene contento mirarte acá cada día después del trabajo, tienes que cuidar mejor de tu salud ahora que estás embarazada, vete a descansar.

Alzó su mano y la sacudió, como si le restara importancia a su situación y verdaderamente me estaba echando. Había transcurrido casi una semana desde el incidente y todavía faltaban algunos días para que pudieran trasladarlo con seguridad a su casa. El accidente que tuvo en la obra fue bastante grande y duro para su cuerpo, por lo que Matthew y Clarisse tendrían que estar con él durante un tiempo antes de que pudiera valerse por sí mismo. Y aunque siempre pretendía ser un hombre duro, una piedra que no podía ser rota por nada, su rostro delgado y pálido, dejaban ver que aún no se encontraba bien.

—Regresaré tan pronto como se acabe el horario de las visitas.

Bufó.

—Solamente llámale a ese chico que siempre viene hacia acá y pídele que te lleve a tu departamento.

Clarisse volteó a verme con incomodidad y suspiré. Todavía no encontrábamos el momento adecuado para decirle que él era el padre de mi hijo, y mucho menos encontrábamos la manera para confesarle que era ese chico del que alguna vez les hablé cuando era más joven. Seguramente Frederick terminaría por morirse definitivamente una vez que entendiera que este Thiago era el mismo Thiago por el que solía sollozar en ocasiones.

—Está algo ocupado esta semana —le excusé pensando en todo el trabajo que habíamos tenido en la oficina con los clientes nuevos—, así que no podrá aparecerse dentro de un tiempo.

—Patrañas —espetó con seriedad—. Cuando a un hombre le interesa una mujer, este se encargará de hacer un tiempo para ella aunque no lo tenga.

Lo observé cruzarse de brazos y juzgarlo por no “cortejarme” de la forma apropiada que me merecía y simplemente volví a agradecerle al mundo que no supiera todavía su identidad. Seguramente intentaría ponerse de pie y asesinarle. Después de todo, Frederick era el tipo de persona que podría hacer algo como eso.

—Ya, ya padre, Dee ya te dijo que fue por una causa mayor, además, él se ha portado muy bien con nosotros desde el primer día, es atento y la procura siempre que puede, no tienes derecho a quejarte de nada.

Agradecí la intervención de Clarisse, que era la única que podía tranquilizar a su padre cuando se ponía en ese plan y suspiré recordando lo mucho que verdaderamente Thiago se estaba esforzando por mí. Me había recogido cada noche sin falta del hospital y me llevaba a mi departamento, pero no sin antes asegurarse de que había comido y que no me faltaba nada. Si tenía que describirlo con tan solo una palabra, podía decir que era un caballero hecho y derecho, me compraba cualquier cosa que creía conveniente para una embarazada, me recordaba dormir temprano y me recogía en las mañanas para llegar a la oficina.

 Cuando me retrasaba por las náuseas matutinas o porque me quedaba pensando en cómo arreglaría la situación mía como Destiny Baker, simplemente me esperaba pacientemente en su auto sin reprocharme nada y me deseaba una buena jornada laboral.

Thiago resultó ser un hombre comprensivo y paciente, recordándome ahora más a aquel chico que conocí durante mi infancia y adolescencia. Cada vez me trataba más como si fuéramos cercanos y luego de tanto tiempo alejados, se sentía bien volver a estar cerca el uno del otro.

“Pero no te olvides que él no sabe quién eres en realidad y que todo puede cambiar una vez que sepa tu identidad.” Me recordó de manera cruel mi subconsciente pero no pude contradecirle, tenía razón.

A pesar de lo mucho que anhelaba que nuestra buena relación perdurara durante toda la vida, pues tendríamos un hijo, no sabía cómo iba a cambiar todo cuando él se enterara que en realidad soy Destiny. ¿Me trataría mal por ser una mentirosa que lo ha engañado desde el día que lo conoció? ¿se compadecería de mí y me vería con lástima? ¿o me trataría como una amiga cercana que se fue durante mucho tiempo?



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En el texto hay: reencuentro, perdon, embarazada

Editado: 22.01.2022

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